miércoles, 18 de julio de 2018

La leyenda del Tonto de la Colina


En ese reino insondable que es internet, existen frases, memes, imágenes y muchos cuentos que circulan y pasan de mano en mano y de página en página tantas veces que es difícil, si no imposible, rastrear su procedencia. Opiniones gratuitas, oraciones, recetas para ser feliz atribuidas a personajes famosos, teorías conspirativas, y por último, textos inclasificables. Entre estos alguien encontró alguna vez un “algo” que no se parecía a los chistes gruesos ni a los textos de autoayuda tan comunes. Eran frases, párrafos o incluso relatos completos que a primera vista parecieran estar hechos solo para reír. Muchos no pasaban de esta primera mirada, y lo olvidaban rápidamente, pero algunos lectores curiosos notaban algo en esas líneas que no solo no encajaban en el molde clásico del chiste, sino que además parecían esconder algo inquietante. Había un algo casi inasible entre líneas que parecía esconder una enseñanza arcana, una sabiduría antigua que hacía reconocibles los textos como escritos por una mano única y misteriosa.

Se sabe de algunos que siguieron la pista de estas aparentes tonterías, tarea nada fácil cuando los redactores y cazadores de clics sólo mostraban como procedencia (en los raros casos en que admitían no haberlo escrito ellos mismos) el ambiguo “encontrado en internet”. Los resultados de estas búsquedas no fueron nunca concluyentes. Pero así como internet puede difundir estos textos y llevarlos a los lugares más inesperados, también puede emprender la tarea de juntarlos nuevamente y llevarlos hacia su origen.

Una página en Facebook pudo reunir varios de estos textos, reconocibles por su humor suave y una corrección política nada forzada, para buscar al misterioso autor. La búsqueda trajo como resultado multitud de otros textos extraídos de fuentes tanto digitales como impresas, donde reconocer los escritos por el autor misterioso y descartar los falsos fue objeto de varios debates.
La búsqueda estuvo a punto de degenerar en un mero debate estilístico cuando apareció la primera pista que parecía real: Una miembro del grupo publicó lo que afirmaba era la historia real del autor esquivo.

Según la autora, los relatos escondían una historia trágica. El autor era un asesor de un importante miembro del gobierno regional en Ibiza, a quien se le descubrió un tumor canceroso. De pocos amigos y sin lazos afectivos, sólo era cuidado por su hermana en la clínica. En ese tiempo escribió en una tablet todos los cuentos y frases que circulan, y muchos más. La idea era vender los relatos a una editorial con la que ya había contactado, y ayudar a pagar los gastos de la enfermedad. Cuando este esfuerzo fracasó, el autor cayó en una depresión que agravó aún más su salud. A instancias de su hermana, inició de mala gana un blog con algunos relatos. No se interesó en promocionarlo, así que tenía pocas visitas. Para cuando el cancer avanzó hasta impedirle escribir, tenía ya cientos de relatos y millares de frases, que entregó a su hermana en la tablet. El autor murió sin haber dejado instrucciones específicas sobre el destino de todos los relatos. La hermana sobreviviente no sólo continúa hasta hoy con el blog, sino que fue ella la que abrió en su nombre la cuenta de Twitter con las frases que había dejado. Es por esa razón que ninguno de los relatos trata sobre temas de actualidad. Esta declaración, decía, hacía la búsqueda ya inútil, pues el autor había muerto hace meses.

 Varios miembros del grupo negaron la veracidad de la historia. Es cierto que varias frases en los relatos tienen usos gramaticales propios de España, y aunque hay referencias al mar en ellos, no parecen tener el tono con el que escribiría alguien que ve cercana a la muerte. Ante la cantidad de críticas y pedidos de aclaración, la miembro que publicó la historia dijo haberla obtenido de una amiga doctora en el hospital, quien llegó a conocer al autor y a su hermana, quien le refirió todo. Las críticas siguieron y causaron el retiro del grupo de la autora de la historia, con lo que el misterio de la identidad persistió.

Poco tiempo después, con las opiniones aún divididas, un miembro desde Perú colaboró con más relatos del autor misterioso, incluyendo uno en donde se refería a sí mismo como “El Tonto en la Colina”. No pasó mucho tiempo antes de que alguien declarara haber encontrado el blog mencionado en la historia de Ibiza, pero era este un blog abandonado, de origen chileno, con pocas entradas, y ninguna de ellas era alguno de los relatos. El estilo del autor tampoco coincidía con los relatos hallados. otro miembro del foro dijo haber hecho una búsqueda exhaustiva del autor en Google, wikipedia y otros. Solo encontró un blog abandonado y sin entradas en Wordpress, de donde se decía que las entradas habían sido borradas, un blog de frases sacadas de libros en Wattpad por una autora colombiana, y un blog fotográfico de un autor de Costa Rica, cuyas fotos de paisajes parecían coincidir con la sensibilidad del autor misterioso.

Otros miembros de la comunidad también hicieron búsquedas, y encontraron otros blogs del mismo nombre en Perú, México y Colombia. Al revisarlos, todos eran fanpages de los Beatles o reseñas de un libro de autoayuda con el mismo nombre, excepto uno, que mencionaba a su vez ser espejo de otro blog llamado “El Cocodrilo Sentimental”.
Fue aquí donde se encontraron varios de los relatos publicados en el grupo de Facebook. Se había encontrado al autor buscado. Sin embargo, algunas cosas aún no encajaban. El autor no respondió nunca a los mensajes enviados por los miembros del grupo, negando siempre ser el autor o incluso la existencia del blog. Alguien había invadido su cuenta y había creado el blog sin su consentimiento, según dijo. Su perfil en Facebook (encontrado por otros miembros) era consistente con lo que decía. Nada en su pasado, ni sus entradas en Facebook coincidían con el estilo de los relatos del Tonto de la Colina.

El grupo de Facebook ya para entonces había cambiado su nombre al del “Tonto de la Colina”, aunque la identidad del autor seguía en discusión. Un día, un miembro del grupo, con el alias de VMK, prometió soltar la noticia bomba: ¡Había conocido al Tonto de la Colina! La entrada se llenó de comentarios a favor y en contra durante la semana que siguió hasta que la historia fue publicada:

En Bogotá, durante uno de los trancones que sufre diariamente la ciudad, le tocó compartir el Uber con un señor de traje hacia uno de los barrios de la ciudad. Sentados ambos en la parte posterior del auto, no lograron entablar una conversación de más de una frase, y con el taxi detenido a la mitad de la avenida, el desconocido sacó de su maletín un IPad, y se puso a revisar su correo. VMK, algo incómodo, sacó a su vez su celular y revisó su Facebook. Aburrido, quiso iniciar otra vez la conversación mencionando las noticias que había recibido en Facebook, y cuando volteó no pudo creer lo que veía. El desconocido había dejado de ver su correo y estaba escribiendo una entrada de blog donde se veía claramente el título “El Tonto de la Colina”. ¡Había encontrado al autor! VMK le enseñó la página del grupo de Facebook y le expresó el honor que significaba para el conocerlo al fin. El desconocido trató de negarlo, pero la evidencia era incontrovertible. Reconoció al fin que el era el autor del blog. No conocía la existencia del grupo de Facebook, pero reconoció varios de los relatos como suyos. De otros, en cambio, rechazó la paternidad. La gente quiere creer que algunos cuentos los ha escrito quien ellos quieren, le ha pasado a Borges y a Garcia Marquez, dijo.

Al preguntarle la razón de ocultar su identidad, explicó que ocupaba un puesto de confianza importante y si se sabía que escribía ese tipo de cosas su credibilidad en el trabajo se vería afectada. – Pero una persona con su cargo no debería estar en un Uber, debería estar en su propio auto o con un chófer propio – le dijo VMK. Allí ocurrió el segundo milagro. El autor le narró la historia de cómo había acabado pidiendo un Uber, una historia surrealista, que parecía decir algo entre líneas, con un suave humor que hacía sonreír y pensar. Era el autor creando uno de sus relatos.
El taxi había ya pasado el trancón, pero el desconocido prefirió bajar antes de llegar a su destino, advirtiendo a VMK de que no divulgue el encuentro con detalles que permitan identificarlo, y que deje pasar un determinado tiempo antes de hacerlo.

El grupo estalló con esta nueva historia, encontrando confirmaciones y contradicciones, pros y contras. Quien aceptaba el nuevo origen y quien prefería el anterior o que negaba ambas. Parecía entonces casi lógico que apareciera una tercera versión, que decía haber conocido a un ingeniero en un lugar remoto del Perú, que había afirmado ser el verdadero Tonto de la Colina, enseñando para demostrarlo un relato que aún no había sido publicado, y que apareció en el blog en la fecha predicha.

Otros más tarde afirmaron haberlo visto en una librería de antigüedades en el CDMX, conversando con un editor sobre la posibilidad de publicar los relatos, o en el metro de Santiago de Chile, comentando a una mujer sobre los relatos que aún tenía en mente. Para algunos esto agregaba un nuevo ingrediente maravilloso, el que El Tonto de la Colina podría ser cualquiera en cualquier país, ser el vecino, el compañero de trabajo que de vez en cuando hace una observación aguda sobre el mundo, y que al ser consultado negará ser el autor, con una sonrisa ambigua y misteriosa.

El grupo de Facebook sigue discutiendo sobre el origen de los relatos, aún hay quienes niegan que sea El Tonto de la Colina un único autor, otros dicen que solo escribió unos cuantos de los relatos. La verdad sólo la conozco yo, y como no pienso revelarla, seguirá siendo una leyenda.

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