sábado, 5 de julio de 2014

Mundializando


Ahora que los partidos del mundial han terminado por un día y respiramos algo más calmados, puedo sentarme a escribir algunos pensamientos, la mayoría inconexos, sobre el mundial:

Ya lo dije antes en un post anterior: Los pronósticos de las grandes mentes no sirven de nada una vez iniciado el mundial. Hemos visto a grandes favoritos, imanes de taquilla, equipos de ensueño irse temprana y vergonzosamente del mundial. Las quinelas armadas en todas las oficinas quedaron en su mayoría sin ganadores. Solamente una clase de gente pudo revertir todos los pronósticos y ganar todo el dinero apostado en los centros de trabajo: Los tontos que le apostaron a la derrota de España, Portugal, Inglaterra, a pesar de la burla y el menos precio de los sabios que les repetían que esos resultados eran imposibles. Nuevamente los tontos se han alzado con la victoria y el pozo armado en la empresa, ante la envidia de los demás. Lo peor de todo es que ellos no aprenderán. Seguirán confiando en sus estadísticas, los resultados históricos, los sentimentalismos nacionalistas y en el frío análisis, ignorando lo más importante: El fútbol no tiene lógica, y por eso solo puede tener éxito en sus predicciones los tontos, que también apartan su pensamiento de la lógica y por eso pueden acertar.

¿Qué habrá sido de la película que estaba filmando Cristiano Ronaldo? Esa película que pensaba lanzar a lo grande después del mundial y que esperaba reflejar los máximos logros de su carrera en este mundial. Me pregunto si saldrá a la luz algún día, o solo nos conformaremos con algunas escenas, como aquella celebrando su gol intrascendente de penal en la final de la Champions League. Claro que un director inspirado podría aún sacar provecho de las escenas mundialistas, convirtiendo la película en la historia de un fracaso, de la decepción de ver a quien quería ser el mejor del mundo y no pudo dar una actuación decorosa en este mundial. Hay muchos ejemplos de películas que narran historias de fracaso, pero no sé si Cristiano aceptaría algo así a estas alturas de su carrera.

Viendo el mundial desde lejos, aquí en mi país no podemos dejar de pensar qué hubiera pasado si es que Perú hubiera clasificado, en vista de las buenas actuaciones de los equipos de toda América. Y es que en el Perú hemos tenido como entrenadores a Jorge Luis Pinto y a Jorge Sampaoli, quienes pasaron con mayor o menor suerte por acá antes de ser entrenadores de las selecciones de Costa Rica y Chile, respectivamente. Y ambos fueron retirados sin pena ni gloria de los clubes que entrenaban en el Perú. Y si a esto sumamos que José Pekerman rechazó entrenar a nuestra selección, y anteriormente pasaron por aquí otros entrenadores que más tarde ganaron la Copa Intercontinental o pasaron a octavos en un mundial, nos lleva a la conclusión de que el problema aquí no pasa por los entrenadores, aunque estos sean los que carguen con toda la culpa cada vez que nuestra selección fracasa en alguna clasificación o campeonato.

Hablando de esto, algo en lo que hemos progresado es justamente esto: Los entrenadores ya no son los villanos de la película cuando un equipo se va temprano del mundial. A diferencia de los mundiales anteriores hasta Sudáfrica 2010, el entrenador de un equipo derrotado no tiene que regresar a su país con protección policial ni enfrentar el escarnio público. Por el contrario, se reconoce el esfuerzo. Esto se debe a la forma en que los equipos perdieron: Con garra, luchando hasta el último momento. Hay formas de perder con dignidad, pues. Para los que buscan culpables, todavía quedan los otros chivos expiatorios: los árbitros, la FIFA, los locales. Y como siempre, hay excepciones a la regla. España perdió a la antigua, jugando mal.

Vivir en un país que no ha clasificado al mundial me da la oportunidad de ver los partidos (los pocos que en realidad he visto, pues también tengo que trabajar) con mayor objetividad. Puedo ver desde lejos las exageraciones de los locutores y comentaristas de la televisión, y los patéticos esfuerzos de los publicistas para relacionar sus productos con el fútbol. También he visto cómo gente que conozco, gente en otros momentos normal y corriente, sacar a relucir sus ascendencias y preferencias extranjeras, o sus simpatías o antipatías por tal o cual país para darse el gusto de hinchar por alguien en este mundial. Aunque sobre este tema tal vez debiera quedarme callado, ya que no me faltaron ganas de ir a ver algún partido en el Club Alemán.

En fin, al que no le gusta el fútbol, aún puede divertirse viendo cómo cambia el logo de Google tpodos los días.

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