Ahora que los partidos del mundial han
terminado por un día y respiramos algo más calmados, puedo sentarme a escribir
algunos pensamientos, la mayoría inconexos, sobre el mundial:
Ya lo dije antes en un post anterior: Los
pronósticos de las grandes mentes no sirven de nada una vez iniciado el
mundial. Hemos visto a grandes favoritos, imanes de taquilla, equipos de
ensueño irse temprana y vergonzosamente del mundial. Las quinelas armadas en
todas las oficinas quedaron en su mayoría sin ganadores. Solamente una clase de
gente pudo revertir todos los pronósticos y ganar todo el dinero apostado en
los centros de trabajo: Los tontos que le apostaron a la derrota de España,
Portugal, Inglaterra, a pesar de la burla y el menos precio de los sabios que
les repetían que esos resultados eran imposibles. Nuevamente los tontos se han
alzado con la victoria y el pozo armado en la empresa, ante la envidia de los
demás. Lo peor de todo es que ellos no aprenderán. Seguirán confiando en sus estadísticas,
los resultados históricos, los sentimentalismos nacionalistas y en el frío análisis,
ignorando lo más importante: El fútbol no tiene lógica, y por eso solo puede
tener éxito en sus predicciones los tontos, que también apartan su pensamiento
de la lógica y por eso pueden acertar.
¿Qué habrá sido de la película que estaba
filmando Cristiano Ronaldo? Esa película que pensaba lanzar a lo grande después
del mundial y que esperaba reflejar los máximos logros de su carrera en este
mundial. Me pregunto si saldrá a la luz algún día, o solo nos conformaremos con
algunas escenas, como aquella celebrando su gol intrascendente de penal en la
final de la Champions League. Claro que un director inspirado podría aún sacar
provecho de las escenas mundialistas, convirtiendo la película en la historia
de un fracaso, de la decepción de ver a quien quería ser el mejor del mundo y
no pudo dar una actuación decorosa en este mundial. Hay muchos ejemplos de
películas que narran historias de fracaso, pero no sé si Cristiano aceptaría
algo así a estas alturas de su carrera.
Viendo el mundial desde lejos, aquí en mi país
no podemos dejar de pensar qué hubiera pasado si es que Perú hubiera
clasificado, en vista de las buenas actuaciones de los equipos de toda América.
Y es que en el Perú hemos tenido como entrenadores a Jorge Luis Pinto y a Jorge
Sampaoli, quienes pasaron con mayor o menor suerte por acá antes de ser entrenadores
de las selecciones de Costa Rica y Chile, respectivamente. Y ambos fueron
retirados sin pena ni gloria de los clubes que entrenaban en el Perú. Y si a
esto sumamos que José Pekerman rechazó entrenar a nuestra selección, y
anteriormente pasaron por aquí otros entrenadores que más tarde ganaron la Copa
Intercontinental o pasaron a octavos en un mundial, nos lleva a la conclusión
de que el problema aquí no pasa por los entrenadores, aunque estos sean los que
carguen con toda la culpa cada vez que nuestra selección fracasa en alguna
clasificación o campeonato.
Hablando de esto, algo en lo que hemos progresado es justamente esto: Los entrenadores ya no son los villanos de la película cuando un equipo se va temprano del mundial. A diferencia de los mundiales anteriores hasta Sudáfrica 2010, el entrenador de un equipo derrotado no tiene que regresar a su país con protección policial ni enfrentar el escarnio público. Por el contrario, se reconoce el esfuerzo. Esto se debe a la forma en que los equipos perdieron: Con garra, luchando hasta el último momento. Hay formas de perder con dignidad, pues. Para los que buscan culpables, todavía quedan los otros chivos expiatorios: los árbitros, la FIFA, los locales. Y como siempre, hay excepciones a la regla. España perdió a la antigua, jugando mal.
En fin, al que no le gusta el fútbol, aún puede divertirse viendo cómo cambia el logo de Google tpodos los días.
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