viernes, 19 de abril de 2013

Antiarjonismo

No me gusta Arjona. Así de simple. Las razones son  las que cualquier persona que sabe algo de música y a la que tampoco le gusta Arjona podría dar. La verdad es que tampoco hace falta un análisis muy profundo para darse cuenta de que no necesito una mala copia de un cantautor pudiendo escuchar a otros que sí valen la pena. Cada vez que escucho una canción de él (a veces es inevitable, nunca falta una oveja descarriada que la pone en su oficina) me imagino a Arjona cuando era niño, sentándose al lado del alumno más aprovechado de la clase y copiando todo lo que hace, cambiando solo algunos detalles. Lo imagino como un adolescente que lee libros de autoayuda y revistas del corazón, hasta que descubre en la calle una colección de resúmenes de libros famosos y frases célebres, y ¡pum! de un momento a otro ya se cree poeta.

Lo que no puedo imaginar, por más que me esfuerzo, es la forma y circunstancias en que descubrió a Silvio Rodriguez ¿Habrá sido al subir a un transporte público o a un taxi donde lo escuchó reproducido en un cassette? ¿Se habrá enamorado alguna vez de una activista política y ella le contagió la música de protesta como si fuera un acné juvenil? ¿Venía acaso alguna de sus canciones con uno de esos folletos de “Aprenda guitarra fácil”? Si alguna vez logro terminar mi máquina del tiempo haré lo posible por determinar ese momento y evitarlo, por el bien de la música y la poesía.

En esos momentos me pongo a pensar también que la gente a la que le gusta este tipo de gente es la misma que lee revistas de chismes, mira reality shows y cree en las promesas de los políticos. Y quedo con la decepción de descubrir la razón por la que el mundo está como está ahora, y que el mundo no se ha acabado porque Dios ha decidido que así sufrimos más.

El problema no es que esta música guste a las adolescentes, que al fin y al cabo tienen aún mucho por aprender y que cuando descubran la verdadera música lo abandonarán. El problema es que a mucha gente con edad de razonar todavía le gusta.  Y ese sí que es un problema (A propósito, este párrafo, que algunos dirían que trata de parecerse a una canción de Arjona, en realidad trata de parecerse a una canción de Silvio Rodriguez, que dejo a continuación).




Como decía, el problema es que uno puede conocer a gente normal, sin ningún rasgo de cursilería demasiado notable, y de pronto, sin que uno vea venir el golpe, te asestan una canción de Arjona tomándote por sorpresa. Hace poco conocí a una chica no mal parecida, simpática y conversadora a la que me dio por visitar. En un momento de distracción, la sorprendí cometiendo ese harakiri musical que es escuchar a Arjona. Peor aún, no se contentaba con escuchar, que eso hubiera sido lo menos. Se atrevía a cantar la canción con un entusiasmo para mí incomprensible. Demás está decir que desde esa ocasión, no he vuelto a ver a esa persona de la misma manera. Algo se ha roto irremediablemente entre los dos. Desde entonces cada vez que me encuentro con ella, la miro con una mezcla de vergüenza ajena y de pena por lo que en algún momento pudo ser y que ahora definitivamente ya no será.

Ahora, como miembro activo de la AAA (Alianza Anti Arjona) me dedico a curar a la gente de esta enfermedad. He tenido éxito en varios casos. Basta colocar en el reproductor un par de canciones de Luis Eduardo Aute, Silvio o Sabina, para curar definitivamente este mal. En realidad, un par de buenos temas de Roberto Carlos bastan para iniciar el proceso de curación, por lo que me sorprende la cantidad de gente que aún sufre y hace sufrir a los demás con esta música. Pero la tarea que aún queda por delante es tremenda. Arjona sigue perpetrando música y mucha gente aún no conoce la luz. Una señora, al enterarse de mi terapia de curación a base de Joan Manuel Serrat, y comentarle los buenos resultados que he obtenido en otros pacientes, me dijo ¡Ay, mejor no me enseñes eso, déjame así nomás! No, Arjona no me la iba a dejar tan fácil.


3 comentarios:

  1. jajajaja vamos, no eres el unico que odia a Arjona pero no seamos exagerados jajaja

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  2. La anécdota de la muchacha simpática del harakiri musical realmente me hizo recordar una época atrás en la que tuve un pretendiente que no se me hacía tan mal partido hasta que me obsequió un disco de canciones de Arjona... "para tí". Citándote, "algo se ha roto irremediablemente entre los dos". Saludos.

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