-¿Le compraste el remedio a la pobre vieja? –preguntó Sergio.
-Uy, se me pasó... en quince años es la primera vez que me olvido –dijo Silvina.
-Ni de tu propia madre te acordás.
-¿Mi madre? ¿Cómo? ¿No era la tuya?
-No. Yo la vi por primera vez el día que nos casamos; pensé que era tu madre. Estaba sentada al lado tuyo. Vos y yo nos conocíamos hacía dos meses…
-Yo pensé que era tu mamá, Sergio. Cuando nos fuimos de la fiesta la metí en el taxi porque vos le dijiste: "Vamos". ¿Te acordás que mi amigo Pablo nos ayudó a sentarla en el asiento?
-Si, el que se fue a vivir a París al día siguiente.
Un timbre interrumpió la conversación. Era el cartero. Llegó una postal.
-Es de mi amigo Pablo, desde Paris -murmuró Silvina-. Dice:"Gracias por cuidar a mi madre estos quince años"...
Cortipegado descaradamente desde http://quimicamenteimpuro.blogspot.com/2011/07/pobre-vieja-carla-dulfano.html
Cortipegado descaradamente desde http://quimicamenteimpuro.blogspot.com/2011/07/pobre-vieja-carla-dulfano.html
Me sonó a algo que me hubiera platicado mi mamá. Quizás Yo se lo platique a ella. Divertido.
ResponderBorrarMe has hecho sonreir...
ResponderBorrarEsa estrategia sale más barata que cualquier residencia geriátrica.
Saludos