Escucha, peruano,
Tu, que hoy como siempre, te levantaste tarde para ir a trabajar, pensando qué disculpa ofrecer para excusar tu tardanza, que desayunas un emoliente de carretilla y pan con camote mientras haces tiempo para sacar el último segundo de los 15 minutos de tolerancia que te permiten en tu centro de labores, que cuando llegaste ignoraste olímpicamente las tareas que aún están a tiempo, pues no te ofrecen la emoción de la urgencia de los trabajos retrasados, que planificas meticulosamente cómo hacer que los demás hagan la mayor parte del esfuerzo, que a la hora del almuerzo no concibes la existencia de comidas sin arroz ni ají, que en la tarde bajas el ritmo de trabajo mientras escuchas a "Los Chistosos" por la radio, que a la hora del regreso a casa reniegas por las calles bloqueadas o en reparación, reniegas por la falta de oportunidades y por los políticos que nos tienen así, pero que en tu interior quisieras ser uno de ellos, no para mejorar nuestra situación, sino para aprovechar los beneficios, que en la noche vuelves a renegar de la basura de televisión que tenemos mientras ves atentamente el programa de Magaly, y que te echas a dormir pensando en lo mucho que hay que cambiar en este país para levantarte al día siguiente sin hacer nada al respecto. A ti, peruano, me dirijo.
Este 28 es tu día. Descansa de ser peruano.
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