Nunca discutas con un tonto

- ¿Por qué tienes toda la cara cortada?
- Me había cansado de este mundo y traté de atravesar el espejo…

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- ¿Nunca has pensado en escribir sobre tu vida?

- Una vez intenté empezar… pero mientras avanzaba, me quedaba más y más la sensación de que soy un actor secundario de mi propia vida…

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- ¿Cómo, ya no fumas?

- No, ya lo dejé…

- ¿Y cómo le hiciste para dejarlo?

- En realidad no hice nada, fueron mis amigos los que dejaron de invitarme cigarrillos…

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- ... ya lo dice el refrán, que es la sabiduría popular...
- Oye, los refranes no son sabiduría popular, y no se puede obedecer a todos...
- ¿Cómo así?
- Pues, un refrán me decía que "Al que madruga, Dios le ayuda", así empecé a madrugar, hasta que me dijeron que "No por mucho madrugar, amanece más temprano", y dejé de madrugar, hasta que me dijeron que "Por uno que madruga, hay otro que no se acuesta", y ahora me la paso trasnochando...

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- ¿Qué, le tienes miedo a tu propia sombra?
- Es que es más grande que yo...