sábado, 3 de abril de 2021

De plantas y macetas



En estas épocas de pandemia y encierro, mucha gente se ha dedicado al cuidado de las plantas. Algunos que ni siquiera sabían que se puede poner plantas dentro de una casa, se han visto con la ilusión de criar un ser vivo. El cuidado de las plantas dan para mucho comentario y mucha metáfora. Alguna vez alguien me dijo que para el que no puede cuidar una mascota, las plantas son el último refugio, pues es las plantas no se quejan si las tienes desatendidas mas de tres días. 
Otra opinión que guardo en mi archivo es la de una señora que comentaba que era lo mismo que con su hija: Le hablaba y hablaba y no sabía si le haría caso o si siquiera la escuchaba. Ahora que lo pienso, llego a la conclusión de que en el cuidado de las plantas, como en el amor, el secreto es ni mucho ni poco, sino lo que necesita. Hay épocas para sacarlo al sol, otras para cuidarlas dentro de la casa. Y claro, siempre cuidar que no las contaminen los bichos del exterior. Y si no lo cuidas, cuando te das cuenta ya está muerta y no hay más que hacer. 

Supongo que en algún lugar hay un test que descubre tu personalidad de acuerdo al tipo de plantas que cuidas. Muchos empiezan con flores grandes y vistosas, rosas, claveles y orquídeas, que equivalen a esa selfie en el gimnasio que todos nos hemos sacado alguna vez para anunciar al mundo que hemos empezado. Otros miran atentamente tutoriales en YouTube sobre el arte del bonsai, para reproducirlos en su mini departamento. El problema es que este arte requiere de una paciencia oriental para obtener resultados, y la mayoría abandona después de un tiempo. Uno de tales aficionados me mostraba en una foto cómo había quedado su intento tras meses de abandono y vuelta a empezar. Yo sólo vi un enorme arbusto sin forma, así que le dije compasivamente que podría clasificarlo como un bonsai abstracto, o un bonsai gigante. 

Alguien que creyó también tener un sentido más práctico, se propuso cultivar frutas y verduras en la ventana de su departamento. Durante un tiempo le fue bien, pero luego sus plantas decayeron y se marchitaron. Probó con más fertilizantes, lámparas de luz, y otras cosas hasta que su madre le dio un mazazo de sentido común: “¿Cómo quieres que tus frutales crezcan si los tienes en una maceta del tamaño de una taza?”. 

El jardín es lógicamente el mejor lugar para las ansias jardineras nacidas en la pandemia. Y aquí es donde se presentan las peleas contra las aves que se comen las semillas, los gusanos que aparecen comiendo las hojas, y la hierba mala que se empeña en crecer junto a las flores. Y aquí viene nuevamente la comparación con la crianza de los propios hijos. Parece que a las flores les gusta crecer junto a la malahierba, uno se la pasa cuidando las plantas para que el primer pájaro que pasa se lleve la fruta, este arbolito se empeña en crecer torcido, no importa lo que haga. Y después preguntan por qué los hijos le salieron así.

Si el dicho dice que hay que plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, entonces cuidar una planta será el equivalente a escribir un párrafo o cuidar al sobrino un fin de semana. Por algo se empieza.

2 comentarios:

  1. Para cuidar las plantas hay que dejarlas un poco a su aire. Un beso

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  2. Yo he plantado sandías y ya le han crecido florecitas amarillas. Concuerdo con Susana y creo q comentan mucho sobre fragilidad y sobre resiliencia a la vez.

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