miércoles, 9 de diciembre de 2020

El columpio



De todos los juguetes, el columpio es el que más daño hace a las esperanzas de los niños. Comienza primero sentándose cómodamente y alguien que te da un pequeño empujón. Si así quedara la cosa, no habría daño, pero no es así. Uno quiere más. Quiere llegar más alto, balancearse más rápido. Por un momento, menos de un segundo, crees que estás volando a gran velocidad, pero en realidad no te estás moviendo de tu lugar, es todo una ilusión. No estás volando, no estás cayendo, no estás avanzando, cuando retrocedes tampoco te mueves de tu sitio en realidad. Cuando el niño baja, cree que ha volado y que ha hecho un viaje a gran velocidad, cuando en verdad todo aquello ha sido solo una ilusión. ¿Quién podrá después evitar decepcionarse? Claro, cuando uno es muy pequeño no se da cuenta de esas cosas y piensa que en la vida real podrá volar, y avanzar velozmente, porque ya olvidó que la mitad del tiempo estuvo bajando y regresando a su mismo sitio. Cuando uno se hace mayor recién se da cuenta de lo tonto que era todo esto, y se pone triste, pensando en lo que será el resto de su vida en un mundo que es como ese columpio que lo ilusiona por un momento, pero que al final le devuelve los pies a la tierra.

2 comentarios:

  1. Mientras dura vale la pena. Un beso

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  2. He leído el cuento que has dejado en el blog de Susana Moreno y me ha encantado. Leo esto y también me gusta y entronca con la entrada de hoy en mi blog, es curioso pero la vida tiene mucho de apariencia.

    Saludos.

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