lunes, 14 de diciembre de 2020

El perdido arte de dedicar una canción



“Ahora, quiero dedicar esta canción a xxx que me está escuchando…”

Hace tiempo, escuchar esta frase era común en cualquier reunión, o en algún restaurante con música en vivo, antes de empezar una canción que todo el mundo conocía y que posiblemente no tenía nada en común con el destinatario más allá del título o algún detalle secundario. En ese momento, y hasta ahora, el dedicar una canción es el mínimo y más fácil sustituto a una serenata o a escribir una canción. 

El dedicar canciones, como casi todo, ha cambiado con el tiempo y el avance de la tecnología. Antes, para hacerlo, uno tenía que llevar los músicos hasta el balcón de la destinataria, y gastarse la garganta para hacerse escuchar entre el ladrido de los perros, las quejas de los vecinos y los gritos del padre amenazando con traer a la policía. Una vez conocí en un congreso a una persona que me contó que su padre le llevaba serenata a su futura esposa para enamorarla, con ayuda de unos amigos de la universidad. El asunto resultó tan bien que terminaron casándose y convirtiéndose en sus padres, y en cuanto a los amigos, se dedicaron a la música de manera profesional, con el nombre de Los Kjarkas, así que esta persona podía decir con orgullo que su padre le llevaba a su madre a Los Kjarkas para darle serenata. ¡A ver quién supera eso! 

El problema con dedicar canciones es que se debe escoger muy lo que se va a dedicar, y no caer en las canciones que todo el mundo dedica, y que por lo mismo, ya no significan nada especial. Hace tiempo, con ocasión del día de la madre, asistimos a un almuerzo en un conocido local. Como suele suceder en estos acontecimientos, el local estaba lleno a reventar, con mesas animadas donde se juntan las generaciones celebrando el día el que nuestras respectivas progenitoras no tienen que lavar platos ni recoger la mesa. En el local en cuestión tenían a un conjuntito musical compuesto por un organista y dos cantantes, que hacían su trabajo a pesar de que cada mesa parecía estar mas ocupada en sus propias conversaciones que en la música que tocaban. Bueno, por lo menos había un tonto que escuchaba de vez en cuando. Ya saben, el tonto era yo. El conjunto en cuestión interpretaba el clásico repertorio "dedicado a mamá" que escuchamos todos los años, a saber: "Corazón de Dios" (Madrecita linda, corazón de Dios...), "Amor Eterno" y dos o tres canciones más. Como las canciones para la madre son en realidad pocas, estas canciones eran intercaladas con otras que eran precedidas invariablemente con la frase "Esta canción va dedicada a todas las madres". El problema era que atendiendo a las letras de las canciones, las mismas no eran muy dedicables que digamos. Canciones como "Mamarracho", u "Odiame" como que no cuadran del todo en la ocasión. Incluso el tema de Juan Gabriel "Amor Eterno" no me parece como para cantárselo a mi madre en un almuerzo, pues se trata de una canción para una madre que ha fallecido. Si fuéramos consecuentes resultaría algo así: - Escucha, Madre, esta canción tan bonita, no puedo esperar a que te mueras para poder dedicártela... 
 Mi padre, con más sentido en estas cosas, por ejemplo, se molestaba cuando le cantaban "Mi Viejo": - No me cantes esa canción, que es para viejos!!! 

No, pues, para dedicar una canción hay que saber, para no meter las cuatro. Mi padre me contaba en alguna ocasión de una radio en la selva que hacía dedicatorias tales como esta: - Esta canción va con mucho cariño de parte de su esposa para Don XXX, que está en el monte: "Que te coma el tigre" 
 Las serenatas hoy son una actividad casi extinta, que no ha podido revivir ni siquiera en esta época de pandemia, en donde se han visto tantas comunicaciones inter balcones. Lo que se había utilizado en su lugar son las sesiones de karaoke, en que uno escoge una canción y se la dedica a alguien como muestra de amor desafinado. A mí no me pregunten si funciona, porque nunca lo he hecho, aunque varios me han visto cantar con tanto sentimiento que aseguran que alguien de la concurrencia tenía que darse por aludida.  

Otra forma musical de demostración de amor era dedicar una canción por la radio, o mejor aún, por televisión, a la persona amada, al padre o a la amistad con quien se quería “algo más”. El problema era que la persona tenía que saberlo por anticipado y estar pendiente de la mención, pues en un momento de distracción el momento podía perderse irremediablemente. Hasta hace poco había programas de videos musicales que aceptaban dedicatoria, y en donde podían verse patinadas épicas como Shakira cantando "Bruta, Ciega, Sordomuda" y abajo una cinta que decía "De Paquito para Yessy" o algo por el estilo.
 Ahora es muy fácil usar el internet para dedicar una canción o todo un playlist de Spotify, con lo que se ha perdido mucho del significado de dedicar una canción, al punto de que mucha gente considera esto como algo obsoleto y anacrónico. Esta facilidad hace también mucho más fácil meter la pata, dedicando un reggaetón de esos que dicen cosas como “Agresiva me choca, grita como loca, mientras la devoro ella se toca”. ¿De verdad habrá gente que le dedica a alguien un reggaetón?
 Se pueden encontrar en internet listas de canciones que NO se deben dedicar a nadie, debido al contenido de sus letras, y que incluyen canciones muy conocidas como “Roxanne” (canción de amor a una prostituta), “Every Breathe you Take” (acoso, relación tóxica) o “You’re Beautiful” (acoso callejero). 

La gente que dedica canciones en estos tiempos la suele pasar por whatsapp u otra red que permita mensajes privados, aunque si son como yo, deben rescatarla de entre la marea de videos dizque graciosos, fotos de gatitos y fake news que llenan mi celular a diario. 

Y al final, o lo más importante: ¿Qué piensa la persona a la que le dedican la canción? ¿Se sentirá identificada? Si es que no le da importancia al gesto y sólo tienen un desganado “Ah, qué bien” al escucharla, no me lo digan. Si alguien pasa horas buscando la canción perfecta para dedicar y dedica una joya poco conocida para que la aludida no se fije en la letra ni en la hermosa armonía, no quiero saberlo. En serio, déjenme con mi ilusión.

3 comentarios:

  1. Es mejor buscar una canción que signifique algo para ambos. Un beso

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  2. Dedicar una canción jodedora está bien.

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    Respuestas
    1. En este post no he considerado a aquellos que dedican canciones desde la perfidia, de los que también hay muchos, sino de los que inocentemente creen que están haciendo algo bueno, que estos son los más peligrosos. Y es cierto, he visto batallas de karaoke en donde la dedicatoria en negativo es demoledora y divertida.

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