¿Cómo nos ven desde el exterior? Muchos europeos y norteamericanos creen que los peruanos todavía vivimos en el imperio incaico, y que desde el aeropuerto los van a llevar a la ciudad en burro o algo así. A lo largo de mi vida me he encontrado con extranjeros que han quedado sorprendidos al ver que el Perú no es para nada lo que ellos pensaban. Alguno me comentaba creía que el Perú estaba poblado por negros. La explicación a mi extrañeza era que en la televisión veía los partidos de la selección de fútbol peruana, y que allí veía jugadores mayoritariamente negros. Otro, que vino al Perú casarse con una peruana que había conocido en Internet, se mostró sorprendido al ver que en Lima había edificios y urbanizaciones modernas. Recientemente recibí una muestra de lo que piensas los extranjeros que van a encontrar por nuestro querido y tercermundista país:
Durante uno de los proyectos que tengo que ver en mi trabajo, me convertí en el representante en el Perú de una empresa transnacional que necesitaba hacer algunas fabricaciones, y necesitaba subcontratar a una fábrica en mi país. Después de algunas conversaciones telefónicas, todas en inglés, quedó definido que yo haría una auditoría de calificación, basado en un cuestionario que ellos me enviarían previamente por correo. Dicho cuestionario, según me explicaron, reflejaba la política de seguridad del trabajador y protección del medio ambiente que tenía la compañía transnacional. Para que no haya lugar a problemas, le reenvié a dicha fábrica el cuestionario (que estaba, lógicamente, en inglés) tan pronto lo recibí, para que sepan a qué atenerse. Al cabo de dos días, me avisaron que tenían problemas con la traducción del cuestionario. Me extrañó, pues yo había revisado el cuestionario y no parecía estar en un lenguaje particularmente difícil (en realidad, confiado en mis conocimientos de inglés, no le había prestado mayor atención y solamente había buscado si había palabras difíciles). Como la auditoría era al día siguiente, quedamos en que las dudas las despejaría yo durante la visita.
Recién cuando estaba en la fábrica para hacer la auditoría, leí con atención el cuestionario, y tanto yo como el representante de la fábrica quedamos sorprendidos, no por lo difícil de la traducción de las preguntas, sino por el sentido de las preguntas, que reflejaban lo que la transnacional pensaba que serían las condiciones de trabajo en el Perú. Algunos ejemplos de las preguntas que a pesar mío, tuve que hacer, y verificar:
¿Los trabajadores parecen estar en la planta por su propia voluntad? Es decir, ¿No hay un número inusual guardias de seguridad que eviten que los obreros dejen la planta?
¿Los trabajadores parecen tener la edad mínima legal para trabajar?
¿Los trabajadores tienen zapatos?
¿El agua que se toma en la fábrica es transparente?
¿Se les paga a los obreros sobre el salario mínimo legal?
¿Se les retiene los documentos a los trabajadores durante el tiempo en que están trabajando?
Todas estas preguntas se las tuve que hacer al representante de una de las fábricas más grandes del Perú, que factura unos cuantos millones de dólares al año, y lo hice sentir como al dueño de un tallercito que tiene obreros encadenados al puesto de trabajo, que contrata niños y que paga centavos al personal.
Reconozco que algunas de las preguntas eran relevantes, como las referidas al pago de sobretiempo o al pago puntual, pero en las demás, lo único que se me ocurrió fue decir que el cuestionario estaba pensado para los países asiáticos o africanos, donde la transnacional en cuestión ha recibido denuncias de maltrato al trabajador.
Esa noche traté de explicar a mi interlocutor en Norteamérica que aquí, mal que bien, tenemos sindicatos, representantes del ministerio que visitan a las fábricas grandes, y por último, los trabajadores calificados actualmente si no les gusta un sitio se van a otro donde les pagan mejor y la fábrica tiene que engreirlos para que no se vayan.
Esto me lleva nuevamente a la pregunta ¿Realmente nos ven así a los peruanos en otros países?
Durante uno de los proyectos que tengo que ver en mi trabajo, me convertí en el representante en el Perú de una empresa transnacional que necesitaba hacer algunas fabricaciones, y necesitaba subcontratar a una fábrica en mi país. Después de algunas conversaciones telefónicas, todas en inglés, quedó definido que yo haría una auditoría de calificación, basado en un cuestionario que ellos me enviarían previamente por correo. Dicho cuestionario, según me explicaron, reflejaba la política de seguridad del trabajador y protección del medio ambiente que tenía la compañía transnacional. Para que no haya lugar a problemas, le reenvié a dicha fábrica el cuestionario (que estaba, lógicamente, en inglés) tan pronto lo recibí, para que sepan a qué atenerse. Al cabo de dos días, me avisaron que tenían problemas con la traducción del cuestionario. Me extrañó, pues yo había revisado el cuestionario y no parecía estar en un lenguaje particularmente difícil (en realidad, confiado en mis conocimientos de inglés, no le había prestado mayor atención y solamente había buscado si había palabras difíciles). Como la auditoría era al día siguiente, quedamos en que las dudas las despejaría yo durante la visita.
Recién cuando estaba en la fábrica para hacer la auditoría, leí con atención el cuestionario, y tanto yo como el representante de la fábrica quedamos sorprendidos, no por lo difícil de la traducción de las preguntas, sino por el sentido de las preguntas, que reflejaban lo que la transnacional pensaba que serían las condiciones de trabajo en el Perú. Algunos ejemplos de las preguntas que a pesar mío, tuve que hacer, y verificar:
¿Los trabajadores parecen estar en la planta por su propia voluntad? Es decir, ¿No hay un número inusual guardias de seguridad que eviten que los obreros dejen la planta?
¿Los trabajadores parecen tener la edad mínima legal para trabajar?
¿Los trabajadores tienen zapatos?
¿El agua que se toma en la fábrica es transparente?
¿Se les paga a los obreros sobre el salario mínimo legal?
¿Se les retiene los documentos a los trabajadores durante el tiempo en que están trabajando?
Todas estas preguntas se las tuve que hacer al representante de una de las fábricas más grandes del Perú, que factura unos cuantos millones de dólares al año, y lo hice sentir como al dueño de un tallercito que tiene obreros encadenados al puesto de trabajo, que contrata niños y que paga centavos al personal.
Reconozco que algunas de las preguntas eran relevantes, como las referidas al pago de sobretiempo o al pago puntual, pero en las demás, lo único que se me ocurrió fue decir que el cuestionario estaba pensado para los países asiáticos o africanos, donde la transnacional en cuestión ha recibido denuncias de maltrato al trabajador.
Esa noche traté de explicar a mi interlocutor en Norteamérica que aquí, mal que bien, tenemos sindicatos, representantes del ministerio que visitan a las fábricas grandes, y por último, los trabajadores calificados actualmente si no les gusta un sitio se van a otro donde les pagan mejor y la fábrica tiene que engreirlos para que no se vayan.
Esto me lleva nuevamente a la pregunta ¿Realmente nos ven así a los peruanos en otros países?
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