domingo, 13 de abril de 2008

Cuestión de prioridades



Si esta situación sigue así, voy a cambiar el nombre del blog por “El Tonto de la Oficina”, pues ya van varios posts sobre desventuras oficinescas. Aquí la última:

En vista de los varios proyectos que manejamos, el trabajo en la oficina se acumula y avanzo en lo que puedo, descuidando los que no parecen tan importantes, hasta que de pronto me llama mi jefe:

- ¿Qué pasó con el trabajo que te encargué el martes? Debía estar listo para hoy…
- Es que he estado ocupado con el trabajo que me encargó el lunes, y debía estar listo para ayer…
- ¡Pero el del martes era urgente!
- El trabajo que me encargó el viernes también era urgente… y era para anteayer… A propósito, estará listo para mañana…
- ¿En cuánto tendrás listo el trabajo que era para hoy?
- En cuanto termine el que me encargó ayer, y que también era para hoy…
- ¡Así no podemos seguir! ¡Hay que planificar mejor el trabajo!

A los pocos minutos, toda la oficina está reunida, para planificar nuestro trabajo.

- Caballeros, por iniciativa del ingeniero aquí presente – señalándome a mí – se ha decidido establecer una prioridad a todos nuestros trabajos. Por favor explíqueles a todos “su” idea…
- Bueno, yo había pensado en que nuestros proyectos deben tener asignada una prioridad para optimizar nuestros esfuerzos: Habrán proyectos “Prioridad 1”, o “Urgentes”, que tendrán preferencia absoluta, se harán dejando de lado otros proyectos. Los proyectos “Prioridad 2” o “ Cusi Cusá” permitirán a los involucrados respirar de vez en cuando o trabajar en los proyectos que sí sean “Prioridad 1”. Por último, los proyectos “Prioridad 3”, o “Patito Feo”, podrá ser dejados de lado hasta que se reclasifiquen como cualquiera de las otras prioridades ¿Entendido?

Una de las ventajas de estar junto al jefe es que nadie se atreve a confesar que no ha entendido.

Así pues, teníamos un sistema perfecto en teoría, pero una realidad que no creía para nada en teorías. Por alguna razón, nunca apareció un trabajo de “Prioridad 2” o de “Prioridad 3”. Y volvimos a tener los mismos problemas.

- ¿Donde está el trabajo que debía estar listo para hoy?
- Estuve haciendo el que es para ayer, que también era urgente…
- ¡Pero si no presentamos el de hoy vamos a tener problemas! ¡Este era urgente!
- …Y por eso tenía “Prioridad 1”, igual que el que estoy haciendo ahora, que es para mañana…
- ¡No! ¡Vamos a tener que unificar criterios sobre las prioridades!

Ahora tenemos una nueva reunión:


- La idea de aquí el ingeniero – me señala a mí – era buena, pero hay que afinarla un poco… A ver ingeniero, explique…
- Bueno, en vista de los resultados de esta semana, hemos decidido mejorar la clasificación de los trabajos: Los trabajos de “Prioridad 1” se subdividirán en tres categorías: “Prioridad 1-1”, o “Urgentes-Urgentes” que son a los que debemos dedicarnos a toda costa, dejando los que no son tan urgentes; los trabajos “Prioridad 1-2” o “Urgentes nomás” también son urgentes, pero menos urgentes que los “Urgentes-Urgentes”. Por último, los trabajos “Prioridad 1-3” o “No-Tan-Urgentes”, son urgentes que podemos dejar de hacer en caso de aparecer un trabajo de cualquiera de las otras dos categorías ¿Fácil, verdad?

La implementación de las nuevas categorías dejó a mi jefe satisfecho por exactamente una hora, hasta que se dio cuenta de que no existía ningún trabajo que no tuviera la “Prioridad 1-1”. Estoy seguro que mañana tendré que hacer otra clasificación de prioridades o convencer a la gente de que… ¿Cuál es la urgencia?

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