viernes, 15 de junio de 2007

Tonto buscando trabajo



[Música de fondo: Working in a Coalmine - Devo]

A veces, los tontos debemos disfrazarnos de inteligentes para poder encajar en la sociedad. El mejor ejemplo es cuando un tonto busca trabajo. Por un prejuicio muy extendido, las compañias no parecen querer tener a un tonto trabajando para ellos (Las razones para contratar a un tonto son tantas que las dejaré para otro post), con la consecuencia de que debemos adoptar una falsa personalidad para poder obtener un trabajo que no nos hará ricos ni a ellos pobres, como dicen los vendedores de caramelos. Repasaré a modo de ejemplo una de las muchas veces que me he presentado a un trabajo:

Escena 1: Estoy sentado en una sala de espera con un terno que huele a guardado, con el aviso de "Importante Empresa Solicita Ingeniero", en compañía de otros dos tontos que deben estar postulando al mismo puesto que yo. Reconozco al primer tonto por la corbata del Pato Lucas en su terno azul. El segundo tonto se me revela al entablar una conversación conmigo:

- Hola, ¿Vienes por la chamba de ingeniero?
- Si, por el aviso en el periódico... A propósito, ¿A qué crees que se refieran con de "personal de ambos sexos"?
- Pucha, creo no cumplo, yo sólo tengo uno...
- Bueno, no creo que nadie se dé cuenta... Ojalá que tengamos suerte...

Me pongo a pensar que es imposible que ambos tengamos suerte, ya que solamente hay un puesto vacante, pero tengo tiempo de decir nada, ya que llega una señorita, quien pregunta por mi nombre y me pide que la siga.

Escena 2: Estoy ahora en una salita más pequeña sentado ante una mesa, esperando que llegue la encargada de recursos humanos. Sobre la mesa hay algunas revistas sobre gestión de recursos humanos que trato de leer rápidamente. Tal vez me ayude a la entrevista que vendrá, además, también me puede ayudar a conocer al enemigo.
La jefa de RR.HH. aparece con mi curriculum en la mano y me mira con atención. De repente tengo la impresión de que se me pasó la mano usando el Photoshop para la foto del curriculum. La entrevista discurre, al parecer con la señora RR.HH. tratando de ver si soy un mentiroso o de verdad soy tan bueno como dice mi curriculum, pues sólo me pregunta cosas que ya están allí.
Por último, la pregunta que más temía y de la cual, seguramente depende mi aceptación:

- ¿Cuales son sus pretensiones económicas?

Los libros y páginas web indican que antes de responder debo tener en cuenta el tipo de trabajo que voy a realizar, el tipo de empresa, y la situación del mercado laboral para ese puesto específico, pero esta señora no me ha dicho absolutamente nada sobre estos temas. Así que escribo una cifra al final de mi curriculum. Doña RR.HH. trata de permanecer impasible, pero yo noto un leve gesto de contrariedad.

- Muy bien, señor. Pase por favor para la prueba de aptitud.

Escena 3: Estoy en un aula con los dos tontos anteriores mas otros dos que deben haber llegado mientras estaba conversando con la RR.HH. La secretaria que me recibió nos reparte ahora un cuadernillo y unos papeles para resolver la prueba. La primera parte son preguntas psicotécnicas sacadas de un libro norteamericano, lo noto porque una de las preguntas dice si es que preferiria ver un partido de beisbol, o ver una película sobre los dificiles tiempos de la colonizacion.
La segunda parte es para completar series de figuritas. En estas dos partes, lo que más me demora es tratar de adivinar qué es lo que respondería una persona normal. Mirar a los otros no sirve de mucho, pues se ven tan tontos como yo. La última parte se trata de dibujar una persona. Recuerdo que siempre me recomiendan que le ponga piso al dibujo, así que trazo una raya horizontal y le pongo una flecha que dice "piso", como para que no hayan dudas. Luego, como me piden que sea una persona "completa" y que le escriba una historia, dibujo a un hombre gordo en una mesa y pongo algo así: "Este hombre se acaba de comer dos platos de cebiche, uno de jalea y la acaba de bajar con un rico sudado, así que ya está COMPLETO".
Al recoger nuestras hojas, nos ordenan esperar en la silla en que estamos.

Escena 4: Me hacen pasar a una oficina donde por primera vez en la tarde, veo a alguien que parece tener relación directa con el puesto al que postulo. En efecto, se presenta como el jefe del área que solicita el puesto, y me hace la recomendación de que no tenga miedo de decir la verdad. Decido hacerle caso, aunque sé en mi interior que es lo peor que debiera hacer. Revisa mi curriculum, que ya está lleno de anotaciones. La conversación va mas o menos así:

- Aquí veo que no tienes demasiada experiencia... ¿Te consideras adecuado para el puesto?
- A decir verdad, no sé de qué trata el puesto... (Quería sinceridad ¿no?)
- Cómo, ¿no sabes?
(enseñandole el aviso) - Pues aquí no dice nada... Y tampoco me lo han dicho desde que llegué...
- Bueno... (no parece contrariado, más bien divertido, debe ser una buena señal) ¿Crees que cumples con lo que se pide aquí?
- Cuando llegué, parecía que sí, pero ya llevo aquí 4 horas y creo que ya se me quitó lo de "dinámico y proactivo" (Esto ya no era sincero, era tonto)

- ¿Qué haces en tu tiempo libre?
- ¿Significa que en este trabajo me van a dejar tiempo libre? (otra metida de pata)
- ¿Cómo te ves de aquí a diez años?
- En el puesto de usted... No parece muy difícil... (ya dejé de actuar como inteligente)

Escena 5: La secretaria que me recibió me informa que en una semana se tomará una decisión y que me avisarán por teléfono. Al salir, ya ha oscurecido, pero no me siento frustrado ni molesto por haber perdido toda una tarde. Por el contrario, me siento feliz por no haber conseguido ese puesto. Aunque "falte una semana", sé que no me lo darán. La sonrisa de mi rostro no se me quitará hasta el día siguiente.

- Y, ¿Cómo te fué?...
- De maravilla! respondo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...