Desde entonces trato de inferir cuáles eran las preguntas que corresponden a cada respuesta. Algunas parecen engañosamente simples, como la que decía “fue un jueves”, pero al verlas con mayor atención me hacían dudar de haber entendido la pregunta. Otra de las respuestas: “Es como el amanecer en el mar”, me hacía casi adivinar una pregunta que sin embargo se negaba a salir de mis labios.
También estaba allí la respuesta más esperanzadora, esa que estuve esperando tanto tiempo: “Sí”. Esta fue la respuesta que me convenció de que todo lo que estaba en aquel papel era cierto, y no la invención de alguien con demasiado tiempo libre.
Las respuestas me han servido desde entonces para muchas decisiones en mi vida. Tal vez no son todas, pero son las que he necesitado hasta ahora. Cada vez que releo esa página que llegó a mí, descubro una nueva pregunta a la cual ya tengo la respuesta. Por eso dejo algunas de esas respuestas a las cuales todavía tengo que encontrar la pregunta, con el fin de que a mis lectores también les sirva. Después de todo, son las respuestas a las preguntas más importantes de la vida, como dice el título.
- Si, pero debes estar preparado.
- Solo uno.
- Sí se dan cuenta, pero no les importa.
- A veces solo necesitas creerlo.
- Con mucho cuidado.
- Eso ya lo sabías, pero lo negaste.
- Siempre.
- El que todos lo hagan no significa que esté bien.
- Es azul.
- Hay un poco por aquí.
- No si sigues ahí sentado.
- Era gol.
- ¡Piensa!
- Al final es lo mismo.
- Tienen que aprender.
- También en este país.
- En las noches, pero no los lunes.
- Hazlo de todas maneras.
- No, no es así
A buscar las preguntas, que aquí están las respuestas.
Qué original. Te deja pensando. Un beso
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