sábado, 15 de agosto de 2020

Malas técnicas de venta



I
Alguna gente, con la seguridad del que tiene un diploma colgado en su pared que acredita su sabiduría teórica en las últimas técnicas de venta, ha pensado que llamando a mi teléfono todos los días lograrán convencerme de comprar un producto. Tal vez entra en sus cálculos que yo, cansado de ese bombardeo telefónico, accederé a comprar con la esperanza de que cese el asedio. Pero eso no ocurrirá, ni yo les compraré su producto ni ellos dejarán de llamar aunque les compre, porque pensarán entonces que soy una presa fácil e insistirán con otro producto que mejora al anterior. 

II
Vi en un anuncio que me llegó por correo la publicidad para una seminario de empleabilidad, lo cual no estaría mal si no fuera porque al final, y en grandes letras decía: “¡Asegura los últimos lugares!”. Ahí fue cuando pensé que si para buscar trabajo ocupo uno de los últimos lugares no obtendré el puesto. 

III
En otra ocasión, paseando por la calle un joven se me acercó usando un chaleco de una institución benéfica, para ofrecerme tarjetas de navidad. “Por favor, colabore y ayudará a los desgraciados”, me decía. Ese si fue el peor argumento para venderme algo, Ganas me dieron de aclararle que los desgraciados se defienden muy bien solos y no necesitan de mi ayuda, pero en aras de la corrección política me quedé callado y seguí mi camino.

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