miércoles, 7 de agosto de 2019

Mis playlists


Desde la aparición de Spotify y los otros servicios similares, se ha vuelto común escuchar la música desde el celular. Yo mismo, caigo en esa tentación de la música a la carta, que supera por mucho a la colección de canciones que mantenía y que ya ha logrado que abandone definitivamente la radio.

Dejando de lado las discusiones sobre la calidad del sonido, es una buena alternativa para viajes cortos en el transporte público (para viajes largos, aún es mejor mi reproductor portátil) y para esos momentos al final de la tarde en que el cansancio exige algo de ruido que distraiga y mantenga la productividad.
Es en este momento cuando tengo que escoger una lista de canciones o playlist que cumpla con la función y que sea alusiva al momento. Tomando en cuenta cómo está el trabajo en estos días, hacer una playlist es necesario, antes de poner “Under Pressure” en loop infinito, porque es la única canción que se me ocurre como banda sonora de esos momentos.

Aquí es donde he descubierto el sutil arte de crear una playlist, que no es lo mismo que poner una hilera de canciones revueltas una tras otra, como ciertos playlist que he visto, que bajo nombres tipo “lo mejor de lo 90” o “las canciones del verano” ponen literalmente cualquier cosa. No, las canciones de la lista deben tener algún punto en común, que puede ser una base de guitarra o piano, un estado de ánimo o un tema en la letra.

Buscando las playlist disponibles en Spotify, encuentro algunas que desde el nombre me hacen pensar que no soy el único tonto en esta labor. A los nombres comunes como “las bailaditas del verano” o “las clásicas del reggaetón”, siguen nombres muy descriptivos como “chanchitos enamorados” o “música para escuchar mientras haces el planchado”, pero que por lo mismo, no me dan ganas de escuchar. Así que primero encontré algunos playlists y les cambié de nombre por unos más apropiados, más o menos así:
  • “Lista de Aerys Targarien”: Es decir, quémenlos a todos. 
  • “Si te han mandado a la mierda, escucha esto durante el viaje” 
  • “¿Quieres poner a tu vecino como un energúmeno? esta es tu playlist” 

La tarea, aunque entretenida, no llena el alma, así que es necesario crear mis propias listas, pensé.  Tras un exhaustivo análisis de mi vida y sus momentos, estoy ahora en el afán de crear mis playlists, que estoy seguro que serán un éxito, y son más o menos así:
  • “Soy un macho sensible” 
  • “Los retardados mentales también tienen derecho a escuchar música” 
  • “Música para alguien que no voy a decir quién es, pero lo estoy mirando” 
  • “Música que no sé cómo llegó aquí” 
  • “Dedicadas a ese que no voy a decir quién es, pero que lo estoy mirando”. 
  • “Te apuesto a que esta canción no te la esperabas” 

¿Y qué contiene cada una de las listas? Eso lo dejo a la discreción de cada uno, que cuando sepa de esta lista me diga la canción que cree que debe estar allí, y así yo la agregaré.

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