jueves, 17 de mayo de 2018

Mi Actualización de términos


Últimamente varios de los servicios que uso en mi computadora han decidido hacer una actualización de los términos y condiciones de uso, lo que significa, en la práctica, que debo cambiar nuevamente mis contraseñas dos veces seguidas por cada programa que utilizo.
Y digo dos veces porque siempre que cambio una contraseña la olvido al día siguiente y debo cambiarla por una que termino apuntando en un papel para no olvidarla.

La tal actualización de términos me llega en un enlace al iniciar o un en correo que nunca leo, porque sé que me dirán que ahora sí se van a portar bien, ahora sí van a proteger mis datos y otras promesas que se parecen mucho a las que da cualquier ex cuando quiere regresar a donde ya no lo quieren.

Tal vez es por esto que al ver el último aviso me vino a la memoria cuando una dama a la que yo frecuentaba me hizo llegar una actualización de términos de uso que me quitaba los derechos de reproducción, exhibición pública, difusión y hasta el derecho a silbar o tararear su nombre, bajo amenaza de hacerme caer todo el peso de la ley, detallando los miles de dólares de multa o pena de prisión, más o menos como los términos de uso de Microsoft cuando quieres escuchar música.
Con tales restricciones, no me quedó otra que hacer lo que tanta gente hace en una situación similar: buscar una versión pirata y hacerme el loco si alguien pregunta.

Por eso, y para no ser menos que las grandes compañías de programas y redes sociales, decido hacer mi propia actualización de términos y condiciones de uso de este humilde blog, la cual se hace efectiva desde el día de hoy.

1. El usuario de este blog, aquel que pase o haya caído de casualidad buscando otra cosa (a quien desde ahora será llamado “El lector”, aunque bien podría llamársele “El tonto en ciernes”) tiene derecho a leer los relatos aquí consignados, que después de todo, para eso están aquí, y no estoy yo para negar placeres culpables, ni puedo lanzar la primera piedra.

2. El lector, por el hecho de quedarse leyendo, se compromete a leer todo hasta el final, a ser comprensivo con el autor y a no buscar críticas, ni renegar, ni a amargarme la vida, que ya tengo un trabajo donde hacen eso mismo, pero al menos me pagan.

3. El lector tiene derecho a comentar el contenido de este blog en las conversaciones que tiene durante el almuerzo, en su muro de Facebook, o como manera de romper silencios incómodos, siempre y cuando me cite como el autor de estas tonterías, y cuando corresponda, agregue un enlace a mi página, que no me vendrían mal unos cuantos lectores más.

4. El lector está prohibido de usar el contenido de este blog como chistes de cantina, como recurso literario o para ligar a una chica. Esta prohibición no es para proteger mis derechos de autor, sino para proteger la integridad del lector, que se expone a vergüenza pública, pérdida del buen nombre y a una fama de tonto difícil de quitar. Se recomienda especialmente evitar hacerlo dentro de un ascensor, donde el espacio es muy reducido y se hace difícil esquivar los golpes.

5. Los datos recopilados de los usuarios en los buscadores, perfiles y comentarios que dejan aquí no serán utilizados con propósitos malignos. Pero eso sí, corren el riesgo de convertirse tarde o temprano en una más de las historias que aparecen en este blog.

6. El lector debe estar consciente de que la lectura prolongada de este blog puede causar tontera. Se sabe que algunos han empezado a ver la vida con otros ojos y han perdido por ello amistades, amores y el respeto de quienes los rodean. Y no es para tanto, porque todo lo que encontrará aquí no son más que, al fin y al cabo, tonterías.

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