viernes, 4 de diciembre de 2015

En un lugar de la blogosfera

En un lugar de la blogósfera, de cuya dirección IP no quiero acordarme, vivía no ha mucho tiempo, un hidalgo de los de lanza en astillero. Los ratos que estaba ocioso, se daba a leer blogs con tanta afición y gusto, que en ello se le pasaban las noches de claro en claro. Y así, del mucho leer y poco dormir, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. Y vino a dar en la más original locura que jamás dio loco alguno en el mundo, y fue que le pareció conveniente y necesario hacerse bloguero al uso de los grandes caballeros de la antigüedad, y salir a la blogósfera a consolar viudas y deshacer entuertos.

Luchó contra gigantes que resultaron ser odres de vino o molinos de viento, liberó prisioneros que resultaron ser criminales, fue engañado por poderosos que le hicieron creer que era bien tratado, igual que en los grandes blogs que leía, pero que en realidad se estaban riendo de él. En varias ocasiones terminó apaleado, manteado, o simplemente convertido en objeto de burla, pero nunca cejó en su empeño de llevar la fantasía a un mundo cada vez más prosaico, lleno de twitters y copypastes.

Y fue tanta su locura, que cuando regresó a su vida normal, vencido y obligado a quedarse, enfermó de tal guisa que el mal lo llevó a la muerte al poco tiempo. Fue llorado entonces por su familia y sus amigos, que reconocieron que a pesar de su locura, nunca había hecho mal a sabiendas, y que era inteligente y discreto en todas sus demás cosas.

Ese pobre hidalgo, afortunadamente, no soy yo. Y con el fin de evitar que esta historia se convierta en la mía, he decidido darle un descanso a este blog por un tiempo, que se convertirá en mis merecidas vacaciones.


La razón, en verdad, es que desde hace ya tiempo me ha estado costando cada vez más trabajo inspirarme para hacer uno de los posts que han estado leyendo, lo que noto releyendo mis antiguas publicaciones, que encuentro ya sin el brillo que tuvieron historias anteriores. Ya he liberado todas las historias que pude, y solo me han quedado algunas ideas que no pasaron del título. 

Por eso tomaré un poco de distancia antes de convertirme en un pobre remedo de lo que fui hace tiempo. Para aquellos que no quieran extrañarme, estoy reciclando viejas historias en mi página de Facebook, junto con tonterías gráficas que pide este nuevo medio. Mi página en Twitter se actualiza también de vez en cuando, a ellas acuda el lector curioso. 

No quisiera que este fuera un punto final, sino unos puntos suspensivos. Tal vez vuelva, con otras ideas, tonterías y alusiones a los Beatles. 

Hasta quién sabe cuándo.

El Tonto de la colina.

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