sábado, 12 de septiembre de 2009

Historias de Bus



Los tontos viajan en bus. Tal vez porque no tienen dinero suficiente para pagar un taxi, porque creen que es menor la posibilidad de que la combi se choque a que los asalten en el taxi, o por simple afán ahorrativo. Y se sabe que cuando yo estoy cerca, suceden cosas. Anécdotas que solo parecen estar esperando que llegue para ocurrir. He aquí algunas de las historias que me pasan al viajar en bus o en combi por las ajetreadas calles de Lima.

La Comitiva
Viajando en el bus por el centro de Lima, entre baches y vendedores ambulantes, me toca sentarme frente a una madre y su pequeño hijo. El niño, como es natural, miraba constantemente a la calle, mientras el bus avanzaba penosamente por las calles congestionadas. Como para empeorar la cosa, a nuestro costado pasa una caravana de autos oficiales, motos y patrulleros ululando sus sirenas para ordenar a los vehículos de los simples mortales que debían pegarse a la derecha para dejar paso a la comitiva oficial.
El niño, que sin duda ha visto mucha televisión, se impresiona más por los patrulleros que por el resto de carros blindados último modelo, y exclama:
- Mira, mamá, ¡Los policías están siguiendo a un ratero!
El señor de a mi costado tiene la mala idea de tratar de corregir al niño (me ganó por puesta de mano, en realidad):
- No, niño, ¡Es el Presidente!
La madre interviene, molesta.
- Oiga ¿Usted qué se tiene que meter? – No le hagas caso hijito, sí es un ratero…

La Moneda
En otra oportunidad, durante un viaje largo, me dejaba llevar por ese letargo que antecede al sueño descarado y que es tan útil cuando sube alguno de los vendedores de caramelos y payasos diversos pidiendo plata para regresar a su tierra, para los remedios del pariente o para la excusa de moda. En ese momento, como decía, y en pleno cabeceo contra la barra de fierro del asiento de adelante, dejé caer la moneda de a sol que tenía en la mano lista para cuando el cobrador me pidiera el pasaje.
Eso me despertó inmediatamente, no es cosa de dejar las monedas tiradas impunemente en el piso del microbús. El problema es que los asientos en esta unidad estaban tan pegados que apenas dejaban sitio para sentarse, y mucho menos para inclinarse y ver el piso. Como pude, estiré la mano hasta el piso para buscar mi moneda a tientas, sin éxito alguno.
En ese momento, mi alma de ingeniero me llevó a analizar la posible trayectoria de la moneda, basado en la posición de mi mano al momento de soltar la moneda, la distancia al piso, la velocidad del micro, y las condiciones gravitacionales del planeta en esa época del año. La única opción, pensé, es que la moneda se ha ido hacia adelante. Le pasé la voz a la señorita que ocupaba el asiento adelante mío.
- Señorita, se me ha caído mi pasaje al piso... ¿Puede ver si está debajo de su asiento?
- A ver... ¡Sí, aquí está! Era un sol con diez ¿Verdad?
- No, era sólo un sol...
- Es que he encontrado dos monedas... Una de a sol y otra de diez centavos... Quédesela, pues - Me dijo con una gran sonrisa.
Me sentí afortunado. Por una vez en la vida, lo que he perdido regresa a mí con intereses.

El vendedor despistado
Algo que siempre he criticado en los vendedores es que deben conocer el producto que venden. Y los vendedores ambulantes que suben a los micros son los que se llevan la palma en cuanto a la ignorancia. Allí está el vendedor que vendía cadenitas y pulseras con piedras de cuarzo diciendo que el cuarzo era energético y por eso se usaba en las pilas de los relojes.
El mayor ejemplo de ignorancia, sin embargo, es el de un vendedor que vendía, paradójicamente, folletos de "cultura general". Su presentación iba más o menos así:

Señoras, señores, jóvenes estudiantes, estamos en una campaña de cultura popular en los micros de Lima, y por eso estamos pasando por aquí ofreciendo los folletos de cultura general 2009... muchas veces tenemos necesidad de conocer los datos de actualidad para las reuniones o para las tareas de nuestros hijos. A veces le preguntan al niño en la escuela quién es el Presidente del Consejo de Ministros, o el Ministro de Salud... a ver señor... ¿Sabe usted quién es el Ministro de Salud? Pues es el señor XXX (Aquí me dí cuenta del calibre del vendedor, pues al Señor Ministro de Salud lo habían cambiado hacía una semana, junto a todo el gabinete) ¿Y sabe usted quien es el presidente de Ecuador? Pues el presidente de Ecuador es el Señor YYY (Y al señor YYY ya lo habían botado de la presidencia hacía meses). También le preguntan a los chicos en la escuela o en el examen de ingreso a la Universidad cuál es la moneda de Francia ¿Sabe cuál es la moneda de Francia, señor? ¡Pues la moneda de Francia es el franco! (Al señor, definitivamente no le avisaron la existencia del euro, pero esto no es lo peor, a continuación la cosa se puso definitivamente surrealista), también tenemos aquí la historia de la conquista del espacio... Aquí veremos todos los viajes de los rusos y americanos que han ido a la luna y a las galaxias... ¿Y saben ustedes para qué llegaron los rusos y americanos a la luna? ¡Para poner satélites artificiales!

El vendedor dijo todas estas cosas sin sonrojarse siquiera, lo que me hizo dudar seriamente de que supiera leer siquiera. Creo que hizo un par de ventas, y hasta yo quedé tentado de comprar uno de sus folletitos a ver si era verdad que allí decía todo lo que había dicho el vendedor. Aunque esto pasó ya hace tiempo, no he vuelto a ver a ese vendedor en los micros. Afortunadamente, supongo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...