sábado, 15 de diciembre de 2007

Carta a la Cenicienta

Estimada Ceni,

Estoy escribiendo esta carta para pasarla por debajo de tu puerta con la esperanza de que pases por ahí y la recojas. Tú no me conoces, pero los hechos de estas últimas semanas me han hecho armarme de valor para escribirte.

Todo empezó el mes pasado, en la fiesta que hubo en el palacio. Todos sabemos que estas fiestas son una excusa para que el príncipe encuentre alguien que le haga sentar cabeza y le dé un heredero al viejo de su padre. Y el príncipe aprovecha para probar la mercadería antes de comprarla, como quien dice. Así las cosas, al príncipe no le interesa sentar cabeza y todas las cazafortunas y bataclanas del medio hacen cola para ver si se les hace el milagro, misma Letizia.

Yo estaba invitado a la fiesta también, pero la chamba en estos días está pesada y tenía que entregar con urgencia uno de esos trabajos "para ayer". Uno de mis compañeros, cachaciento él, me mandó un video tomado con su celular para que vea el ambiente de lo que me estaba perdiendo. Y así te ví por primera vez.

Sin pensarlo dos veces, mandé al diablo toda la chamba, me vestí lo mejor que pude y enrumbé a la fiesta. Imagina mi estupor cuando llegué, y me dijeron que ya te habías ido. ¿Qué clase de persona se va de una fiesta jet set antes de las doce, cuando la cosa todavía no se anima? Pensé por un momento que te habrías ido con alguien a una excursión nocturna por la playa o alguno de esos hoteles con jacuzzi y TV con cable, pero los del valet parking me confirmaron que te habías ido sola.

Peor aún, de regreso en la fiesta, me dijeron que el mismo príncipe te había echado el ojo y por tí dejó tirando cintura a una vedette argentina. lo que ya es bastante decir.

Mis indagaciones no dieron resultado, nadie me supo dar tu nombre ni ningún otro dato útil. Lo único que me quedaba era esperar a la próxima fiesta y ver si aparecías de nuevo podíamos al fin conocernos.

La ocasión llegó con ocasión del aniversario de no sé que cosa. Esta vez llegué más temprano que la vez anterior, y pude al fin verte en persona. Disculpa que te lo diga, pero algo sé de estas cosas y puedo afirmar que aquí no hay trucos: nada de lipo, ni cirugías ni implantes. Eres perfecta.

Pero la noticia de tu belleza ya se había extendido y el príncipe te había acaparado. La nube de paparazzis y los figurettis de siempre me impidieron el paso hacia tí, y no pude hacer que me conozcas. Al igual que la vez anterior, te fuiste sin explicación a las doce, dejando material suficiente para dos o tres números de todas las revistas del corazón.

Nuevamente, mi búsqueda fué infructuosa y no pude ubicar ni tu nombre ni tu paradero. Sé que el príncipe también trataba de ubicarte, picado en su amor propio al alternar contigo dos veces sin cobrar primicias.

La tercera será la vencida, pensaba yo. En la fiesta por la despedida al embajador volviste a aparecer. Esta vez soborné a los del valet parking para que te me dijeran en qué carro habías venido. Cuando a las doce hiciste nuevamente tu acto de desaparición, seguí a tu limosina hasta que te perdí por las calles de una exclusiva zona residencial. Tras una paciente labor de seguimiento y vigilancia de la zona, descubrí tu secreto. Eres la hija del famoso Dr. Xxx, patricio de nuestra intelectualidad, fallecido hace tiempo, pero la bruja de su viuda te tiene como empleada de cama adentro para evitar darte tu herencia para favorecer a sus hijas de su primer matrimonio.

El príncipe también te está buscando. Al parecer, en tu última huida, dejaste un zapato de cristal sobre las escaleras. Y los oficiales están probándole el zapato a todas las mujeres que encuentran. Será cuestión de tiempo antes de que den con tu paradero. Por eso tenía que escribirte esta carta. No aceptes probarte el zapato, no arruines tu vida con el príncipe, que solo quiere divertirse contigo por un tiempo. Sé por fuentes fidedignas de que esos rumores sobre las verdaderas preferencias del príncipe son ciertos, y a tí solo te va a usar para guardar las apariencias.

Además, yo puedo ayudarte a salir de esa casa donde estás. Puedo hacer que unos abogados con muchas influencias arreglen el asunto de tu herencia. Solo tienes que aceptar a alguien que está en verdad enamorado de tí.

Espero tu respuesta. El que vende verduras en el mercado al que vas es uno de mis agentes y podrá recibir un correo y hacérmelo llegar.


Te quiere.

El Tonto de la Colina.

1 comentario:

  1. Oye como tonta te digo que, me alegra que alguien diga lo que hay que decir sobre el príncipe y sus raras costumbres, no por malas , solo que eso de jorobarla a la cenicienta solo para tapar sus inclinaciones es la verdad d cuarta verdad??
    Y ahora te digo que, no seas tonto y pon los ojos sobre alguna otra...¿para que quieres una novia tapada de problemas, sin amor propio, insegura y sobretodas las cosas, sin herencia??
    Fíjate mejor en la Blancanieves, que por lo menos ha sabido entretenerse conviviendo con tantos enanos, ya sé que no es rubia y tal vez hasta sea un poco más regordeta que la Ceni pero, hasta se la oye cantar mejor o no?
    Y para despedirme, como decía la madre de Forest Gump: "Tonto es el que hace tonterías".
    Evítalas ok??
    Un saludo, la Moka.

    ResponderBorrar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...