martes, 29 de junio de 2021

Qué bonita es mi opinión


A mí me parece que, en mi modesta opinión, a mi entender, como yo lo veo, tengo razón. Tú, en cambio, estás equivocado, no ves las cosas como son, estás engañado, crees lo que otros te dicen, no sabes nada. Y no vengas a tratar de confundirme con datos objetivos, que yo tengo mis propios datos, ni trates de refutar mi lógica, porque esas razones que tratas de esgrimir no son más que piruetas filosóficas y sofismas tramposos.
Por el mundo circulan muchas personas que están enamoradas de su propia opinión, ya sea sobre el tema de moda, sobre gustos, pero principalmente sobre política. Y lo peor es que muchas veces esa opinión ni siquiera es suya, sino que la escuchó a alguien o la encontró en alguna cadena de whatsapp o facebook, y la adoptó, como quien adopta un perrito de la calle y dice que es suyo. Yo reconozco esas opiniones prestadas porque las justifican con exactamente los mismos argumentos que yo ya he leído en mis propias redes sociales. Tales personas me dan la impresión de ser como aquel que va a una tienda y el vendedor le enseña cualquier prenda diciendo que es exclusiva, que es perfecta para él y que lo hará distinguir entre los demás, y se va feliz vistiendo igual a todos los que se creen únicos. 

La opinión, a pesar de ser supuestamente personal, se convierte para muchos en la verdad única e irrefutable, la solución a todos los problemas del mundo y la receta que todos debieran seguir para arreglar esta sociedad. ¡Ay de quien se atreva a refutarlos! Será acusado de ser parte de la conspiración que busca apoderarse del planeta. O estás conmigo o estás contra mí. Si no estás de acuerdo conmigo es porque eres un asalariado de Soros, de las grandes transnacionales, del comunismo, del fascismo, o de la opción política que suene más fea dependiendo del país en el que estés. Ya quisiera yo que alguien me pagara por contradecir una opinión ajena. Me ofrezco a hacer cambiar de opinión a los antitransgénicos, a los terraplanistas y hasta a los hinchas del Real Madrid, todo por un módico precio. 

Tener una opinión, sobre todo si es discordante con el sentir general, es muy bueno para el ego. Nos hace sentir originales, dueños de una verdad que no flaquea ni siquiera cuando algún experto en el tema interviene en la conversación. Qué sabes tú, representante de la ciencia oficial, si yo tengo fuentes más confiables que me mandan sus mensajes directamente a mi celular. Estoy tan seguro de la verdad de mi opinión que la digo en tono fuerte y volumen alto, sin dejar que nadie me interrumpa, como lo hacemos nosotros los dueños de la verdad.

Además, cada quien tiene derecho a su opinión, menos tú, débil mental que te has dejado engañar, pero no te preocupes, que aquí estoy yo para iluminarte. Hay personas con opiniones delirantes, cerradas a todo sentido común, pero que defienden con ardor, y que toman la crítica como un ataque personal. Yo soy lo que opino, parecieran proclamar; yo tengo derecho a mi opinión, porque la libertad de expresión es para mí, no para los otros. Estas son personas que hubieran sido felices en la Grecia antigua entre los filósofos que decían que el movimiento no existe y que es solo una ilusión. 

Tampoco sirve pedir a estas personas una mente abierta. Ellos están convencidos de ser librepensadores y de que nadie les ha influido. Si repiten los mismos sinsentidos que muchos que me llenan el whatsapp ha de ser casualidad. Abre tu mente para que entre esta idea, pero después ciérrala inmediatamente para que ya no salga y para que ya no entre ninguna otra idea, ciérrala bien. 

Algunos hay, también, que están convencidos de que su delirante opinión es la opinión generalizada, eso todo el mundo lo sabe. 9 de cada 10 personas a las que dejo hablar están de acuerdo conmigo, y pobre de esa décima persona, le voy a hacer bullying hasta que cambie de opinión, que aquí no permitimos disidentes ¿Acaso alguien lo duda?

Claro que todo esto es mi opinión, pero yo estoy abierto a la discrepancia, convénceme si puedes, aunque no creo que lo logres, porque no he visto hasta ahora opinión más bonita que la mía.

2 comentarios:

  1. Y no será precisamente que los que tenemos opiniones discordantes nos chocamos contra un muro donde no entra un atisbo de luz?. Si algo tiene esta época es el pensamiento único de lo políticamente correcto.

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    1. De eso se trata, precisamente. No de opiniones mayoritarias o minoritarias, sino de opiniones que no quieren aceptar un mínimo sentido común.

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