sábado, 8 de mayo de 2021

El Smartphone de Platón



He aquí lo que narraba hace mucho tiempo Platón sobre una de las enseñanzas de su maestro Sócrates, y que aún hoy nos sirve de enseñanza en estos tiempos. 

Un día, en las reuniones que solían tener los discípulos de Sócrates, se hablaba del conocimiento, y fue allí cuando el maestro tomó la palabra: Ven aquí, Glaucón, hermano mío, que he de contarte lo que significa el conocimiento en estos tiempos confusos… 

Inspira tu mente e imagina por un momento a un grupo de personas en una sala, en el atrio de una mansión, o en el ágora de la ciudad. A todos ellos les fue dado por sus padres un smartphone, algunos en la creencia de que les serviría para su educación, a otros como muestra de cariño, algunos lo recibieron porque todos los demás niños lo tenían, y unos pocos, al fin, porque los mantenía distraídos y dejaban de molestar a sus padres. Desde que esos niños recibieron su smartphone quedaron mágicamente ligados a él, de modo que no volvieron a imaginar su existencia sin observar su luminosa pantalla. Todos ellos olvidaron pronto cómo era observar el mundo con sus propios ojos y no volvieron a salir de sus casas. Tan solo las imágenes que ven en el smartphone les brindan la información sobre el mundo que los rodea, y creen que ese es el mundo real, un mundo de sonrisas y poses, de filtros y animaciones coloridas, chistes fáciles y likes. 

Pero una de esas personas consigue salir a la calle y despegar sus ojos de la pantalla. El mundo que ve le parece descolorido y frío, pero mucho más amplio que su pequeña pantalla. Descubre además que este mundo extraño estimula otros sentidos aparte de la vista y el oído. Siente los olores de los jardines y el frío del viento otoñal, pero es la sensación de amplitud de los espacios abiertos lo que lo paraliza por un momento. Abrumado, siente que caerá al vacío de los paisajes, se siente extraño al descubrir que las cosas tienen volumen y textura. Al hablar con la gente, se sorprende de que haya personas que tienen pensamientos diferentes a los suyos, de ver personas que no sonríen todo el tiempo y que tienen imperfecciones en su rostro. Finalmente, eleva la mirada para ver las estrellas, la luna y el sol. 

Todo esto no puede ser otra cosa que un mundo superior, piensa. El mundo en el que he vivido toda mi vida fue un mundo pobre, de ilusiones que no mostraban toda la verdad y el conocimiento. Debo regresar a mi casa y compartir este descubrimiento con los demás, todos deben conocer este mundo superior. 

Al regresar a casa y volver a ver su pantalla, no puede verla bien, sus ojos se han acostumbrado a la vista del exterior, y lo que ve en la pantalla le parece ahora pequeño, incompleto, tan solo una sombra de la realidad, y trata de explicar a sus grupos de facebook y whatsapp lo que es este nuevo mundo. Nadie le cree. Todos piensan que ha inventado lo que describe, opinan que salir al exterior ha dañado sus sentidos. Alguno ha encontrado un grupo de interés en donde dice que el mundo exterior es un lugar muy peligroso, por lo que no cree que haya podido salir y regresar con vida, por lo tanto, lo que cuenta ha de ser una invención. Nadie quiere acompañarlo en una nueva salida, por el contrario, es retirado de todos los grupos, por lo que nadie vuelve a saber de él y se le cree muerto. 

Así es el conocimiento, Glaucón - Concluye Sócrates - La gente está tan acostumbrada a su propio estrecho conocimiento que niega a quien trata de ampliar su mundo.

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