miércoles, 6 de diciembre de 2017

Diciembre


Como todos los años, en esta época del año, ha empezado diciembre. Y es en estos días en que la gente toma conciencia de que el año ya se acaba y empieza a portarse diferente haciendo una rutina especial que se repite todos los años con pocas variaciones.

Digamos que diciembre empieza igual a cualquier otro mes, con gente en Twitter escribiendo “ya empezó diciembre”, como si los demás no tuviéramos calendarios. En la primera semana ya se empiezan a notar los cambios. El sol aparece con mayor fuerza cada día, para anunciar que el verano se acerca, para desesperación de muchas mujeres que buscan ahora las ofertas de gimnasios y la forma de quedar con un bronceado veraniego antes de que empiece el verano. De pronto, la demanda de bocadillos de media mañana y media tarde disminuye a la mitad, impulsada por las declaraciones públicas de dieta. Hasta yo le entro al juego, después de sacar la cuenta de lo que voy a engordar entre navidades y Año Nuevo.

Es en estos días en que aparecen en la oficina las convocatorias al concurso de nacimientos y decoración navideña. Me alegro de ya no tener la responsabilidad de comandar el grupo este año, no me gusta pasar otra vez por el trance de empezar como tío amistoso y terminar como comandante nazi del personal del área.

En la segunda semana aparecen los avisos y correos anunciando en la oficina el juego del amigo secreto. Yo, que he tenido suerte variada en los últimos años, sólo me queda esperar que me toque alguien con un mínimo de gusto que me regale algo que pueda usar. Y lo mismo aplica al regalo que yo tengo que comprar. Estas noches debo afinar los detalles de mi plan para que me toque esa arquitecta y poder darle uno de esos abrazos apachurrantes que se están convirtiendo en mi marca personal.

Los niños son los que más se entusiasman a la llegada de diciembre, porque es el último mes del año, llega la navidad y los regalos, previo tormento de la semana de exámenes de fin de año. Por esa misma razón, los padres temen a este mes, en qué hay que gastar para los regalos de los hijos. La televisión no ayuda, pues esta también es la época en que la publicidad de las grandes tiendas nos ataca por todos lados, al punto que los avisos promocionando el juguete de moda parecieran ser la única programación.

Pero no solo los juguetes nos acechan a la vuelta de cada esquina, los juguetes para adultos también están a la orden del día. Televisores y celulares tienen también su temporada alta en estos días. En un prodigio de obsolescencia programada, hasta mi propio celular se ha negado a trabajar para que compre el último modelo que me durará un año exacto, hasta que caduque la garantía.

Conforme se acerca la quincena, se notan ya los rostros nerviosos del personal, todos haciendo planes y sacando cuentas para decidir el destino de la gratificación de fin de año. Aprovechando la ocasión, aparecen también los que quieren obtener alguito vendiendo pequeñas artesanías y bocaditos, rifas y colaboraciones diversas. La gratificación no puede salir de esta oficina, parece ser la consigna.

La última semana es el desmadre. Nadie se concentra en el trabajo, todos están pensando en el viaje a su tierra, en la visita de los parientes y en los preparativos de la cena navideña. La euforia de navidad da paso a la euforia de Año Nuevo hasta que termina el mes y el año apenas sobrevivientes a la aventura que ha significado este 2017. Como dije al comienzo, es una rutina.

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