Dentro de mi plan maestro para legar algo a la
humanidad, hacerme famoso y de paso, obtener algo de dinero extra, ya que este
blog es un trabajo ad honorem, como todos saben, me he propuesto hacer un
invento o descubrimiento importante, de esos que salen en las primeras planas
de los diarios, de esos que hacen que mi foto salga en los encabezados y
portadas de páginas web.
La manera de moda en que un inventor se hace
famoso es creando una aplicación para celular, Smartphone o Tablet. Todos
aplaudirán mi ingenio, darán publicidad y la caja registradora de la tienda en
línea no dejará de repicar. El único detalle que me falta afinar es justamente
lograr que la bendita aplicación funcione en Android, en IPhone, en lo que sea,
pero que funcione, por el amor de Dios. La primera idea que he desarrollado es
un app que convierte al celular en un bumerán. Lamentablemente las pruebas no
han sido satisfactorias, cada vez que activo el app y lanzo el celular por el
aire, no solo no regresa, sino que además se destroza contra el piso.
Algo parecido pasa con el app para convertir
el celular en una balanza digital. Hasta ahora no logro que el celular no se
rompa cada vez que alguien se para sobre él. Una lástima, porque el mercado de
gorditos que gastan su plata en tonterías es uno muy grande y floreciente.
Tampoco estoy avanzando mucho en mi proyecto
de utilizar la energía negativa de las personas para recargar el celular. Si
logro hacer que este cargador funcione, voy a revolucionar la industria, porque
conozco gente con energías negativas suficientes no solo para cargar el
celular, sino hasta para echar a volar un avión de pasajeros.
Mientras hago que mi cargador funcione, estoy
desarrollando una aplicación para deshojar margaritas virtuales, invento que me
va a salir muy ecológico y que salvará multitud de margaritas sacrificadas y
que no tienen la culpa de tanta pareja jugadora y tanto tonto que todavía se pregunta
si lo quieren o no.
En el área de los descubrimientos, debo
indicar que lo vengo intentando desde que era un niño y encontré en una
excursión a un río una papa fosilizada. Era perfecta, cualquiera que la viera
decía al instante “parece una papa”. El problema fue que nadie quiso tomar en
serio mi descubrimiento, a pesar de la contundente evidencia visual.
Tal vez con un descubrimiento en el área de la
medicina la pueda hacer, si un señor doctor que hacía un experimento para curar
los infartos se sacó la lotería descubriendo el viagra, a mí también me puede
tocar la suerte. Fruto de mis investigaciones he podido desarrollar una
efectiva pomada para los mosquitos, pero no ha resultado muy práctica, debido a
lo difícil que es atrapar un mosquito para poder echarle la pomada.
Otro medicamento que estuve desarrollando fue
una pomada para evitar la caída del cabello, los resultados iniciales fueron
muy prometedores, hasta que me hicieron notar que la pomada era en realidad un
pegamento que hacía que los cabellos se queden pegados a la cabeza y no caigan
al piso. Aun pienso que con una buena promoción todavía puedo conseguir
bastantes incautos que compren mi pomada.
Rompiéndome la cabeza para hacer que estos
inventos funcionen, he pedido consejo a mis amigos, a ver si alguien tiene una
idea original que pueda convertir en un invento o en un descubrimiento
revolucionario. Como siempre, recibo el acertado consejo de mi amigo el Trucha,
que se conoce todos los tejes y manejes y todos los trucos de negocios, sin
fijarse en leyes o normas de ética. Estás enfocando el problema de manera
equivocada, me dice. Ya todo está inventado, y lo que crees que todavía no
existe, va a salir a la venta el próximo mes, y en dos meses los chinos van a
sacar una copia más barata y van a arruinar el mercado, como siempre. Lo que
tienes que hacer es lo que hacen los gringos ¿Y qué hacen los gringos? Agarran
algo que existe desde tiempos inmemoriales, le ponen nombre y después se hacen
ricos dando conferencias y explicando lo que todos sabemos. Mira por ejemplo el
bullying, que ha existido desde siempre y que aquí le decíamos “agarrar de lorna
a alguien”. Vino un gringo, le puso un nombre en inglés y se forró de plata
explicándolo. ¿Que a alguien lo agarran de lorna en el trabajo? Ahora lo
llamaremos “mobbing”, lo patentamos y nos llenamos de plata, así funciona la
cosa, hermano.
El consejo me pareció bueno, no pude
encontrarle defectos a su razonamiento, así que esta semana me quedé observando
las actitudes de los demás en el trabajo para ver si encontraba algo a lo que
ponerle nombre. Tanta fue mi atención en observar el comportamiento de mis
compañeros y colegas que la gente empezó a correr la voz de que yo me quedaba
parado mirando a la gente como tonto, haciendo un… ¡Lo encontré! ¡Este
comportamiento no tiene nombre todavía! Después de poco pensar se me ocurrió el
nombre de “Sillying”, ya que tiene que ser un nombre en inglés para que tenga
más punche, y que puedo traducir como “quedarse mirando como tonto el trabajo
de los demás”. Todas las empresas tienen a alguien que lo practica, pero el
tema jamás ha sido tratado en los grandes congresos.
Ya estoy preparando los
discursos en los que presentaré mi descubrimiento al mundo, mi nombre será
recordado, los medios de comunicación hablarán de mí, seré famoso, publicaré
libros, daré conferencias. Mi lugar en el Olimpo de los inventores y
descubridores está asegurado. Sabía que esto de mirar como tonto a los demás
daría algún resultado un día.