Acerquémonos
todos y guardemos silencio unos minutos, que me toca a mí contar la historia
tenebrosa – dije alumbrando mi rostro con una linterna, que es como deben
contarse las historias de miedo - escuchen pues, aprovechemos que estamos
alrededor de esta fogata lejos de la ciudad y sus peligros.
Esta
historia es sobre esos artefactos malditos, esas aberraciones mecánicas que
todos tenemos en nuestros hogares, que son los refrigeradores. No, no te rías, Paco,
tú menos que nadie, porque a ti el refrigerador te domina, te llama
telepáticamente, te ordena que lo abras, que cojas esa lasaña, esa mermelada,
te domina para que lo mantengas siempre lleno. Es que así nos dominan los
refrigeradores diabólicos. Esto lo descubrí hace ya tiempo, cuando abrí una vez
el congelador del refrigerador y vi las estalactitas que se habían formado, que
lo hacían asemejarse a una boca abierta llena de colmillos. Fue entonces cuando
comprendí también por qué tanta gente lanza alaridos estremecedores al abrir el
refrigerador, y cuando entendí que los espíritus de tantas vacas, pollos,
corvinas y demás que han pasado por ahí han tomado posesión y esperan el
momento para tomar por asalto nuestras almas.
Sí, Pocho, yo veo que te estás
riendo porque no me crees, pero piensa en esto: todos dicen que la venganza es
dulce, muchos dicen también que es un plato que se sirve frío ¿verdad? ¿Pues no
es esa la definición de un helado de esos a los que te has enviciado? Y tú,
Silvana, recuerda cuando tu hermana estaba a dieta ¿No pasó que en esa época veías
luces extrañas en tu cocina a altas horas de la madrugada? No me cabe duda que
era un caso de posesión diabólica. Incluso cuando tu hermana puso la foto de
una modelo en la puerta del refrigerador ella podía escuchar la foto que le
decía “Aliméntame, mira cómo estoy de flaca”. ¿Y dudas aún de lo que digo?
El frío
que asociamos siempre con la muerte, ese sudor frío que recorre nuestra espalda
cuando tenemos miedo ¿De dónde viene entonces? Es el refrigerador diabólico
atacando.
¿Y qué guardamos
en el refrigerador? ¿No son las cervezas y licores que no en vano llamamos “bebidas
espirituosas”? No lo duden, el refrigerador tiene almas malignas que lo poseen.
Todos
hemos escuchado historias aterradoras sobre lo que puede encontrarse dentro de
un refrigerador. Una vez una amiga mía lo abrió y se encontró cara a cara con
un pulpo que no dejaba de mirarla y que incluso estiró su tentáculo hacia ella
para arrastrarla hasta el infierno. Hay quien jura haber sido atacado por una
botella de yogurt al abrir la puerta; otros han encontrado cabezas de ternera
dejadas sin duda por la mafia como un mensaje de muerte. Yo mismo encontré una
vez algo que no pude identificar y que hizo lanzar un grito de terror al
basurero que lo recogió del tacho a donde lo había tirado.
Y puedo
hablar también de las terribles mutaciones que habitan el refrigerador, como
los alimentos transgénicos, las hamburguesas inmortales y ciertos tipos de
queso que cobran vida propia cuando no los vemos.
Abrir la
puerta de un refrigerador diabólico es un peligro que puede perder tu alma. Tú
tal vez pienses que esa puerta te lleva a un paraíso de coca colas, chorizos y pizzas,
pero en realidad te lleva al infierno del colesterol del que tantas personas
tratan de salir. Una vez que caigas en su embrujo, perderás tu alma inmortal.
Un gran
silencio se apoderó de todo el grupo en cuanto terminé de hablar y retiré la
linterna de mi cara. ¿Alguien me alcanza una cerveza del congelador, que hablar
todo este rato me ha dado sed? Nadie se movió.