Tú, sujeto insignificante. Sí, a ti te estoy hablando. Soy
el universo, y estoy perdiendo mi tiempo hablándote a ti. No creas que eres
algo importante para que yo me dirija a ti, es solo que hablar contigo es como
hablarle a cualquier otro en cualquier otro planeta o civilización, así que no
te sientas especial. Y es justamente de eso que quiero hablarte. Los seres
pequeños como tú piensan muchas veces que el universo conspira a favor o en
contra suya. Déjame decirte que eso es falso. El universo, que es algo tan
grande que tu mente no puede siquiera concebir, no va a perder su tiempo
prestándote atención e interviniendo a favor o en contra tuyo. Déjame ponerlo
en perspectiva e intenta entenderlo: El universo, que soy yo, contiene cientos
de millones de galaxias, cada galaxia contiene decenas de millones de estrellas,
cada una con decenas de planetas y satélites, tú mismo eres uno dentro de
millones de personas ¿y crees que voy a pensar en ti? Tengo cosas mucho más
importantes en qué ocuparme, galaxias que chocan entre sí, agujeros negros
súper masivos, la deformación del espacio-tiempo, no tengo tiempo ni ganas para
ocuparme de tus ridículas ideas de superación personal. A decir verdad, tus
nociones de éxito me son indiferentes y carentes de sentido, así que no tengo
interés en ningún ser humano.
Tu planeta tampoco me merece una atención
especial, el que sea habitado tampoco es gran cosa. Acéptalo, hay muchos
sistemas estelares y planetas más interesantes que el tuyo. Tan poco me interesa tu suerte que no presto atención a la
destrucción de su superficie. Porque lo que tú llamas temerosa y pomposamente
el fin del mundo no es más que una alteración de su superficie, que no afectará
al planeta en sí, ni a su estrella ni al resto del sistema planetario. Incluso
si así fuera, no me interesaría gran cosa. Planetas y estrellas se crean
y se destruyen todos los días, y el tuyo no es muy diferente para mí. Y no me
vengas con que aquí hay vida inteligente, que comparado con otras no es más listo que una bacteria.
No me culpes
entonces de tus fracasos ni me agradezcas por tus éxitos, que yo no he tenido
nada que ver en ello. Si triunfas o fracasas se deberá a lo que hagas tú o los demás habitantes de tu planeta. Y si acaso cae un asteroide y destruye toda vida en tu mundo, tampoco debes tomarlo como algo personal, simplemente son cosas que pasan en todo el universo. La cosa es tan simple como que si cumples las leyes del
universo podrás sobrevivir, y si no las obedeces sufrirás. Tú felicidad me es
tan ajena como lo sería para ti el destino de un átomo al otro lado de tu
planeta. No lo olvides, no te estoy vigilando. Soy el universo.