Los antiguos babilonios, grandes observadores del cielo, se detenían a mirar las estrellas en las noches claras del cielo en aquella región. Y encontraron que dentro del firmamento había algunas luminarias que podían moverse trazando un recorrido. Poder desplazarse cuando todo lo demás es estático en el cielo es un signo de poder, concluyeron. Así, la imaginación dotó a estas luminarias de carácter divino, convirtiendo a cada uno de ellas en un dios. Y estos eran siete. Siete entonces fueron los dioses del cielo y el siete se convirtió en un número sagrado, símbolo de la perfección. Todo aquello que apareciera en un conjunto de siete era signo de grandeza. El arco iris, con sus siete colores, también se convirtió en sagrado.
Grande fue la influencia de los babilonios
sobre las culturas que surgieron después. Persas, Griegos, Etruscos, Hebreos, y
luego Romanos y cristianos heredaron la consideración sagrada a este número,
heredando las costumbres y leyendas relacionadas a este número: La creación del
mundo en siete días, los siete días de la semana, los siete dioses principales,
los siete sacramentos. Las listas de las cosas importantes era compuesta por
siete elementos: Las siete maravillas del mundo, los siete sabios de Grecia,
Las siete colinas que rodeaban a Roma, los
siete cielos y los siete círculos del infierno, las siete virtudes cardinales y
los siete pecados capitales, las siete notas musicales… Todo lo importante
debía estar en grupos de siete.
Otros números también eran usados, pero no
tenían el prestigio del siete. El dos tenía la dualidad del día y la noche, el
tres la Santa Trinidad, los cuatro puntos cardinales, los cinco sentidos. Ninguno,
sin embargo, tenía el poder místico del siete.
¿Cuántas veces debo perdonar a mis enemigos? ¿Siete
veces? Preguntaban a Jesús el Nazareno – Setenta veces siete – era la respuesta
con el significado del perdón ejercido un número muy grande de veces.
Por estas razones, el siete era también muy
utilizado en las historias, pues daban al lector la impresión de que se hablaba
de algo importante y con valor. Los siete enanos, las siete vidas del gato, el séptimo hijo de un séptimo hijo.
Más tarde los matemáticos se han entretenido
hallando ingeniosas aplicaciones y ecuaciones que incluyen al número siete. El
lector curioso podrá acceder a ellas en muchos sitios de internet. Aquí solo
coloco alguno de los más interesantes, donde cada multiplicación genera los
mismos números en el mismo orden, cambiando solo el número de inicio:
142857 x 1 = 142857
142857 x 2 = 285714
142857 x 3 = 428571
142857 x 4 = 571428
142857 x 5 = 714285
142857 x 6 = 857142
142857 x 7 = 999999
Con el añadido de que el número 142857 es la
parte periódica de 1/7. Es decir:
1/7 = 0.142857
En fin, el día de hoy, un nuevo evento se
añade a esta lista de singularidades, rarezas y cuestiones filosóficas con el
número siete. Hoy, este blog cumple siete años.