Aquel estar suspirando
con respiración turbada;
aquel ¡Ay, vida estimada
cómo te vas acabando!
Aquel ver se va a cercando
la sepultura temida.
¡Ay, cuán amarga es la muerte
a quien fue dulce la vida!
Júzgate ya muy postrado
en una cama tendido,
de pena y dolor molido
y del todo desahuciado
al cogerte descuidado
y al ver tu salud perdida.
¡Ay, cuán amarga es la muerte
a quien fue dulce la vida!
¡Ay, que ya viene el notario!
¡Ay, que los testigos llaman!
¡Ay, que los parientes claman!
¡Ay, que ya hacen inventario!
¡Ay, que formando el sumario
es mi hacienda dividida!
¡Ay, cuán amarga es la muerte
a quien fue dulce la vida!
¡Ay, que viene el confesor!
¡Ay, que me habla en gran secreto!
¡Ay, que me exhorta discreto!
¡Ay, que me infunde valor!
¡Ay, confesión sin valor
por estar mal prevenida!
¡Ay, cuán amarga es la muerte
a quien fue dulce la vida!
¡Ay, que escuchan mis oídos
que viene la santa unción!
¡Ay, qué angustia y turbación!
¡Ay, que me ungen los sentidos!
¡Ay, combates tan reñidos!
¡Ay, batalla ya vencida!
¡Ay, cuán amarga es la muerte
a quien fue dulce la vida!
¡Ay, que todos se despiden!
¡Ay, que lloran los hermanos!
¡Ay, que me besan las manos
y la bendición me piden!
¡Ay, mortaja tan temida!
¡Ay, cuán amarga es la muerte
a quien fue dulce la vida!
¡Ay, mi Dios, Padre amoroso!
¡Ay, quién no hubiera nacido!
¡Ay, quién santo hubiera sido!
¡Ay, tribunal riguroso!
¡Ay, hombre si eres vicioso!
¡Ay, alma tan afligida!
¡Ay, cuán amarga es la muerte
a quien fue dulce la vida!
¡Ay, que se va ya acercando
mi eterna gloria o tormento
que pende en este momento!
¡Ay, que estoy trasudando!
¡Ay, que me están gritando
Jesús te valga y María!
¡Ay, cuán amarga es la muerte
a quien fue dulce la vida!
¡Ay, oro tan engañoso!
¡Ay, sangre loca y activa!
¡Ay, ciencia vana y mentida!
¡Ay, puesto y cargo ostentoso!
¡Ay, empleo decoroso!
¡Ay, nobleza fementida!
¡Ay, cuán amarga es la muerte
a quien fue dulce la vida!