miércoles, 18 de diciembre de 2024

Viejo cuento navideño



Cuando me siento a escribir, simplemente escribo lo que se me pasa por la cabeza. A veces me sale un artículo técnico, a veces un cuento. Muchas veces empiezo con una idea en la mente, y mientras escribo, la historia se va por donde quiere y termino con algo muy diferente a mi idea inicial. Por eso, cuando esta semana me senté para escribir algo con el tema de la navidad... No salió nada. Así que tomé la solución más fácil, que fue plagiarme a mi mismo y repostear una historia que escribí hace ya tiempo, y que, modestia aparte, me salió muy bonita. Sirva esta como saludo navideño a los pocos que me leen.

Así, como le cuento, fue… Que después otros cuentan la historia de otra forma, no lo sé, pero yo estuve allí y lo vi, lo vi todo, a mí no me van a decir otras cosas, pues… Éramos jóvenes entonces, pero lo recuerdo todo muy bien… En ese tiempo viajábamos mucho, buscando nuevas rutas y mercados… Y usted sabe, por el desierto es mejor viajar de noche... hace frío, sí, pero de día el calor impide caminar y las bestias se cansan rápido… Además, por esta parte, cuando hay luna, se ve bastante, casi como de día… Yo fui el primero que la vio, la estrella… Los viajeros sabemos, conocemos todas las estrellas, las constelaciones… Es importante para no perdernos… Le puedo contar varias historias de viajeros que se extraviaron de noche cuando el cielo estaba nublado… Pero no, esas historias las dejaré para después, ahora estoy contando lo de la estrella… Le decía, pues, que yo fui el primero que la vio… Una estrella grande, bonita… Ojalá la hubiera usted visto, joven… y era una estrella que no estaba antes allí, de verdad… apareció, así como así nomás… Y yo sabía que había que seguir el camino que marcaba la estrella… ¿Qué cómo lo supe? Lo supe, nada más ¿Nunca le ha pasado algo así? Es algo muy bonito, de pronto uno ya sabe lo que tiene que hacer, y sabe que nada le impedirá lograrlo… Pero fue difícil al comienzo, no crea que todo fue ir nomás y seguir a la estrella… Tuve que convencer primero a los demás que iban conmigo… Qué locura, me decían, seguir a una estrella… Tuve que hablarles mucho… les ofrecí mi parte de las ganancias del viaje y ni así querían acompañarme… Al final seguimos unos cuantos nomás… El resto siguió nuestra ruta original en cuanto llegamos a la primera ciudad… Pero los que seguimos, estábamos convencidos de que encontraríamos algo… No teníamos idea de qué sería, pero sabíamos que sería algo que valdría la pena todo el viaje y los esfuerzos… Así, pues, seguimos a la estrella varias semanas… estuvimos a punto de quedarnos sin comida un par de veces, pues nos habíamos desviado del camino de las caravanas… Pero nunca dudamos de que valdría la pena… Y la estrella estaba allí, brillando y guiándonos… Le juro, joven, que cuando viajábamos, la estrella nos sonreía… cuando nos parábamos, medio que se escondía y dejaba de brillar, esperaba a que descansemos y luego se ponía a brillar otra vez… Y eso nos animaba a seguir… Y viajando, viajando, nos dimos cuenta de que el invierno se nos venía, y el cielo se empezaba a nublar… La estrella algunos días se escondía, pero otros días sí nos sonreía y nos confortaba ¡Hasta calor nos daba, la bandida! Sí… ya le veo la cara de que no me cree todo lo que le digo, pero así era… Para cuando nos acercamos al pueblito ese, el cielo ya estaba nublado y no se veía… Nos estábamos cruzando con otras caravanas y les preguntábamos si habían visto la estrella… ¡Nos miraban con una cara…! Y tampoco podíamos enseñarle la estrella, porque el cielo estaba nublado. A los últimos que preguntamos fue a unos guardias del rey, que cuidaban la entrada del pueblo. Creo que ellos fueron los que avisaron que estábamos locos porque después vinieron otros preguntándonos, pero bien prepotentes, todos patanes, diciendo que venían de parte del rey… No les dijimos nada, tampoco…… Después nos enteramos de que el rey tenía miedo de una profecía, que nos quería matar para que no contemos lo que habíamos visto, lo de la estrella, pero eso fue después, cuando ya nos habíamos ido… Y entonces nos quedamos todos tristes en el pueblo… Algunos de nuestra caravana nos dijeron que hasta allí nomás, que se regresaban… Es que la estrella ya no se veía y yo no sabía qué hacer… Les decía a mis compañeros que todo era mi culpa, que yo vería la forma de pagarles el viaje y las molestias, pero los que se quedaron conmigo me dijeron que no, que todos me habían seguido por su voluntad, que nadie los había obligado, y que se quedaban por su gusto… Eso me alivió un poquito… Esa noche salimos a dar una vuelta por las afueras del pueblo, por no dejar… Y allí fue cuando pasó… El cielo se aclaró todito, como verano, y la estrella nos alumbró… Ese fue el milagro, y no los otros, joven… Claro, la estrella brillaba media molesta, por haber dudado de ella, pero allí estaba, llamamos a los demás, y vinieron, pues… No todos, pero en el camino se les unieron varios pastores que andaban por allí, que querían saber qué pasaba… Seguimos, y la estrella dejó de brillar al rato… Nos paramos junto a unas cuevas, que los pastores nos dijeron que las usaban como establo los del pueblo… Y justo la estrella empezó a brillar allí, ahora sí contenta… Se quedó tiesa allí y ya no se movió. Nos bajamos a ver qué había en el establo… Y fíjese que allí había un señor con su esposa, que acababa de dar a luz… Se notaba que venían de viaje, y que no tenían otro sitio a dónde ir… Yo no sabía qué hacer… Había hecho un viaje de tan lejos para llegar a una cueva con un recién nacido… El señor, eso sí, muy amable, salió y nos preguntó en qué podía servirnos, que era muy pobre y que esa no era su casa, pero trataría de darnos los dones de la hospitalidad… No, le dijimos, somos nosotros los que hemos venido a verlos a ustedes… Y era verdad, sabía que este era el fin del viaje, que para esto habíamos venido todos. Saqué entonces de mis alforjas algunas cositas que pensaba comerciar al principio del viaje, y se las di… No me las quiso aceptar, al comienzo, pero yo le dije que habíamos viajado mucho para traérselas… Allí todos mis compañeros sacaron sus cosas y se las ofrecieron al señor… Los pastores también sacaron sus panes y sus quesos y leche… Armamos una pequeña fogata y nos reunimos todos… La madre salió también a agradecernos, con el niño en brazos, que reía igual que la estrella. Todos nos quedamos mirando al niño, alegres… Fue la noche más bonita que pasé en mi vida, con la fogata, los cuentos que contábamos de nuestra tierra y los cantos de los pastores… Al amanecer, nos despedimos de todos y nos regresamos a nuestra tierra… No habíamos logrado nada, pero estábamos felices, como quien había cumplido por fin con su misión… Después, me enteré de que en el pueblo la gente hablaba de los extranjeros que llegaron al establo, que eran reyes, que trajeron tesoros, y que sé yo… Pero esta es la historia, joven, cuéntela a la gente para que la sepa…

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Una canción



Hay ocasiones en que solo necesitas de una canción. 

Una canción que sean tres minutos de felicidad. 
Una canción que sepa dónde te duele. 
Una canción por la que vale la pena romper el silencio.
Una canción que te haga sentir ese olor, ese sabor, ese tacto. 
Una canción que te convierta en aquel que quisiste ser. 
Una canción como un medio de transporte instantáneo, o una máquina del tiempo. 
Una canción como una maleta, llena de equipaje. 
Una canción que alguna vez te dediqué, y que desde entonces es tuya. 
Una canción que te haga recordar cosas, y te haga olvidar cosas. 
Una canción que a veces sea compañero de viaje, y otras veces sea el viaje. 
Una canción que te hace pensar en que ella también la está escuchando. 
Una canción que es como ese amigo que te visita de vez en cuando para saber cómo estás, y cuánto has cambiado. 
Una canción que cantas sin darte cuenta. 
Una canción que debiste haber escrito tú. 
Una canción que siempre estuvo ahí. 

Una canción que sea más que una canción.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

La verdadera Cenicienta



Hay partes en los cuentos de hadas que son omitidas para no asustar a los niños. Recordemos que la mayoría de ellos se originan de las tradiciones que recogieron los hermanos Grimm en los pequeños pueblos alemanes. Como historia, la de la Cenicienta siempre me pareció llena de cabos sueltos que nadie parece notar, y que hasta hoy trato de reconstruir. 

Lo primero que me hizo sonar las alarmas cuando me puse a pensar en este cuento es ¿Cómo consiguió un hada madrina? El cuento lo da por hecho, sin dar mayor explicación, tal vez para ocultar el verdadero significado de este hecho. Las hadas son espíritus protectores del bosque, seres mágicos que no siempre son bondadosos. En los pequeños pueblos alemanes era conocido el miedo a internarse en el bosque, por temor a las criaturas desconocidas: brujas que hechizaban a los caminantes, duendes que secuestraban niños, o seres que castigaban a quien los viera. 
También era común que pocos niños llegaran a la edad adulta. Una forma de conjurar estos peligros era ofrecer al recién nacido a los espíritus de los árboles o de los arroyos. Tal vez el padre de Cenicienta consagró a su hija, en una ceremonia en los profundo del bosque, con ayuda de una bruja, a uno de esos espíritus, quien se convirtió en su hada madrina. Como prueba de esto, en el cuento se detalla cómo el hada tiene poder sobre las criaturas del bosque para convertirlos en los criados de la princesa para llevarlos a la fiesta del príncipe. 

Otro detalle que después encontré leyendo apuntes históricos es el profundo clasismo del cuento. En esos tiempos, antes de la Revolución Francesa, se creía firmemente en que la nobleza y el pueblo eran diferentes, incluso biológicamente, casi como si fueran dos especies distintas. Así, eran características de la nobleza la caballerosidad, la compasión, la honestidad y la sabiduría. En cambio el pueblo era egoísta, traicionero e incapaz de pensamientos elevados. Hasta hoy hacemos la distinción entre una persona “noble” y un “villano”. Según este pensamiento, podría distinguirse a alguien de sangre noble aunque estuviera cubierto de harapos y sucio. Las características físicas de los nobles que los diferenciaban del pueblo eran conocidas incluso hasta inicios del siglo XX: Los nobles eran más altos, de tez más blanca (lo que también distinguía a Blancanieves), y con manos y pies pequeños y finos. Por eso era posible ir por el pueblo con un pequeño zapato y reconocer a una princesa por él. 
Tampoco se menciona en el cuento, pero los nobles de la Edad Media y hasta después de la República se esmeraban en tener una piel blanca y manos y pies pequeños, lo que les causaba dificultades en su vida diaria. Con un pie pequeño era más difícil mantener el equilibrio al caminar, y unas manos pequeñas dificultan las labores diarias. No es de extrañar entonces que las hermanastras de Cenicienta se burlaran de ella, y sin duda la tachaban de torpe e inútil para las labores de la casa. 

Finalmente, es un poco más conocido que en la versión original del cuento, Cenicienta somete a horribles torturas a su madrastra y a sus hermanastras luego de ser reconocida como princesa. Esta era una advertencia para aquellos miembros del pueblo que intentaran confundirse con la nobleza. La aristocracia siempre reluce y no se mezcla con el pueblo, era la verdadera moraleja del cuento. 

Qué decepción para todas aquellas mujeres que creen ser la Cenicienta de su propio cuento. Tendrán que ofrecerse en sacrificio a los espíritus del bosque para tener un hada madrina y deberán tener los atributos físicos de la nobleza si quieren tener su final feliz.

viernes, 8 de noviembre de 2024

Tal vez fue amor


La primera vez que me encontré con ella, me sentí tan bien que al dejarla sentí que mi caminar era más ligero. Fue un amigo el primero que notó que mis pasos ya no tocaban el suelo. Entusiasmado, pedí verla una vez más, a lo que ella aceptó con reticencia. Al regresar, ya iba caminando a varios metros sobre la vereda, pero no me importó, porque era feliz. Le pedí verla una vez más, pero ella se negó. Aún así, fui a su casa y no tuvo más remedio que recibirme. Cuando la dejé, me elevé tanto que pronto la tierra era solo un punto en el espacio. Lo último que supe de ella fue el mensaje que me envió al celular, diciendo que trató de advertirme, y que ya había perdido a varios enamorados de esa manera.

viernes, 25 de octubre de 2024

Frases de tontos 3


La antología de frases tontas de la vez anterior me quedó corta, así que hoy la continúo, como quien exorciza a los demonios de la tontería, que a tantos desafortunados ha creado una reputación.
  • Si es cierto que el amor es ciego ¿Por qué me vio a mí la cara de tonto? 
  • Soy tan tonto que la gente piensa que estoy enamorado.
  • Lo despreciaban diciendo que era tan tonto que no odiaba a nadie. 
  • Los tontos, cuando son felices, no necesitan decírselo a nadie, ni requieren de la aprobación de nadie para serlo.
  • A mi me tocó esa musa ignota, que es la musa de las tonterías, cuya existencia los griegos negaron.
  • Los políticos nunca preguntan cuántos tontos hay sus seguidores, solo se preocupan cuando esos tontos defienden su causa en voz alta.
  • A veces leo cosas que deben tener un mensaje secreto, un anagrama, o algo, porque no pueden ser tan tontos.
  • Algún día haré recordar a la gente que yo ya era tonto antes de que se pusiera de moda.
  • Lo que no nos mata, nos hace más fuertes. Menos a mí, que me dejó tonto.
  • Cuentan que una vez fui poseído por un espíritu tonto y me hicieron un exorcismo. Nunca se supo a quién fue que sacaron.
  • En mi defensa, diré que también dice mucho de ti, a quién consideras tonto.
  • Todos piensan alguna vez de manera diferente a los demás. Pero solo los tontos se atreven a expresar esas ideas en voz alta.
  • Para aquellos que esperan una tontería de mi parte, y quedan esperando, solo puedo alegar cordura temporal.
  • Mi invento fracasado es el detector de tontos. Funciona perfectamente, pero no puedo acercarme a él sin que se enciendan todas las luces y empiece a sonar como loco.
  • Uno de los objetivos de mi existencia en este mundo es convencer a la gente de que se puede ser un tonto y aun así vivir una vida plena. 
  • Encontré la lámpara mágica, la froté y apareció un genio que me concedió 3 deseos. Quiero dejar de ser tonto, dije como primer deseo. El genio lanzó un enorme grito, antes de meterse de nuevo en la lámpara, que se sumergió nuevamente en la arena. Creo que lo mío es incurable.
  • ¿Serviría si me promociono como un tonto libre de aditivos, libre de químicos, 100% ecológico y no contaminante? 
  • No soy un personaje muy bíblico. Más que la voz que clama en el desierto, soy el tonto que canta en la colina, que tampoco es tan alta. 
  • Otro día. Otro tontómetro roto por haber sobrepasado la escala. 
  • Normalmente, la gente no cree en los imposibles hasta que me ve haciendo tonterías imposibles. 
  • Mi palabra inventada de hoy es Politontismo: Capacidad de hacer tonterías en varias actividades y disciplinas del saber humano. 
  • He descubierto que no sirvo para el programa de protección de testigos. No importa la identidad o el sitio en el que esté, mis tonterías me hacen inconfundible.

jueves, 10 de octubre de 2024

Imposible



Es imposible, no se puede, no lo intentes, no lo lograrás, no servirán de nada las frases de autoayuda ni esa estampita de ese santo infalible. Si no se puede, no se puede, no hay más, no le demos más vueltas. Esta es la lección que aprendimos esta semana en la oficina. Ya sé que estoy contando la moraleja antes de la fábula, pero es solo para demostrar que hay cosas que creemos imposibles porque no lo hemos visto antes, y hay imposibles porque realmente no se pueden. Aquí la historia.

 A cualquiera, en el trabajo que sea, le han pedido lo imposible. Un cliente, por ejemplo, nos pidió un cohete a la luna que lleve a tres astronautas para que dibujen el logotipo de su empresa en la cara de la luna a tiempo para la campaña navideña. El jefe del departamento de ventas, que acaba de venir de un curso de esos que dicen que nada es imposible, y solo basta con desearlo, prometió que todo estaría listo en la fecha requerida. 
Ahora tenemos una tarea imposible de cumplir en un tiempo imposible. Pero igual empezamos, tal vez el jefe tiene razón y nosotros somos los equivocados creyendo que es imposible. Después de todo, el jefe está allí por algo, porque dicen que ya ha logrado otros imposibles antes, bajo la premisa de que nada es imposible si se lo encarga a otros. Lo primero es desarrollar el plan de trabajo. Cuando el jefe ve el pedido de recursos y el cronograma, da un salto. Es imposible, me dice con voz alterada. Por fin estamos de acuerdo en que este proyecto es imposible, empiezo a decirle, pero él me interrumpe. No, es imposible, no tenemos tanto tiempo, no podemos contratar a tanta gente, y estos equipos que pides son carísimos, tienes que reducir los recursos. Así, un nuevo nivel de imposible se suma al proyecto: un proyecto imposible, que hay que terminar en un plazo imposible y con muy pocos recursos. 

Con todo, continuamos la tarea con entusiasmo. A sugerencia del jefe, para evitar los costosos equipos, debemos hacer una labor de espionaje industrial para ver cómo lo hace la competencia. Con ese propósito enviamos nuestro ingeniero menos indispensable a ese sitio famoso por sus avistamientos de ovnis, para que se contacte con los aliens y robarles los secretos de sus motores espaciales. A sus argumentos de que es imposible, le refutamos diciendo que no existen imposibles, que todo está en la mente, y cosas por el estilo. Tal como esperábamos, pasó una semana y el ingeniero no regresó. El jefe, al enterarse, acusó de desleal al ingeniero perdido, y nos dio una charla sobre los trabajadores tan poco comprometidos que abandonan el proyecto al primer imposible. Ya estaba en reunión con el cliente para avisarle que el proyecto es imposible, cuando el ingeniero perdido apareció, explicando que los extraterrestres lo habían secuestrado y le habían hecho horribles experimentos, pero logró escapar, trayendo la información solicitada. Una vez descargada la información, el ingeniero fue despedido, porque una cosa es lograr lo imposible, pero lo que no se puede es contradecir al jefe y hacerlo quedar mal ante el cliente. 

Seguimos con el proyecto con tal dedicación que pareciera que en realidad vamos a lograr lo imposible, hasta que llega el representante del cliente pidiendo que el cohete que partirá a la luna debe ser no contaminante, porque su empresa quiere obtener su certificado de “eco amigable”. A estas alturas, ya estamos en modo “un imposible más, que importa”. Para lograr el cohete no contaminante que nos han pedido, tenemos que inventar el motor de antimateria. Trabajamos duramente, hasta que llega el jefe diciendo que, de acuerdo a la oficina central, tal motor es imposible. Nosotros, que ya habíamos hecho funcionar el motor, tenemos que desarmarlo por orden superior, no hay que contradecir al jefe. Reclamo entonces una reunión con el jefe para decirle la verdad desnuda. El jefe se muestra sorprendentemente comprensivo. Ya sé que todo esto es imposible, me dice, pero por favor, ténganlo listo para este fin de mes. 

Conforme el plazo de entrega se acerca, se hace más evidente que el proyecto era imposible, las licencias de importación del combustible para cohetes tarda demasiado, uno de los astronautas dio positivo en el control antidoping, y el cliente dice que el pago del adelanto todavía va a demorar un poco más. Lo único que nos queda en la oficina es rendirnos y hacernos los que estamos trabajando en cuanto se acerca el jefe. En ese momento es cuando se me ocurre una tontería, de esas que hacen pensar a las personas que nada es imposible, después de verme hacer tonterías imposibles. El día de entrega del proyecto, colocamos un enorme cartel frente a las oficinas del cliente, con una foto de la luna, adornada con el logo de la empresa.
El cliente queda satisfecho, el jefe mantiene la reputación de lograr lo imposible y nosotros nos quedamos pensando en que, intentando lo imposible, logramos cosas que no pensábamos.

jueves, 26 de septiembre de 2024

Frases de tontos 2


Durante este periodo de falta de inspiración, busqué, como suelo hacer en estos casos, entre mis viejos posts algo que reciclar, y encontré una recopilación de frases sobre los tontos. Ni tonto ni perezoso, decidí hacer una nueva recopilación sobre las últimas frases sobre el apasionante y nunca comprendido tema de la tontería. Después de todo, el nombre de El Tonto de la Colina no debe ser gratuito ¿verdad?
  • A los tontos nos tienen que mantener ocupados, porque si no, pensamos. 
  • A mi los errores no me hacen más sabio, solo me hacen un tonto con más experiencia.
  • Parte de la inteligencia es saber cuándo hacerse el tonto.
  • Hay una hora en la madrugada en que se hace imposible distinguir una idea brillante de una tontería.
  • Hablan los que me conocen sobre mi inteligencia bipolar: A veces soy brillante, otras veces solo soy un tonto. 
  • Encontrar con quien pasarte de listo es fácil, el reto es encontrar con quien poder pasarte de tonto.
  • El más sabio guarda silencio. El problema es que el más tonto también. Es fácil confundirlos.
  • Solo por curiosidad. ¿Qué es más difícil, entender a un genio o entender a un tonto?
  • La contradicción de la semana: Soy tan tonto que leo las instrucciones de las cosas. Por eso cuando las uso nadie cree que soy un tonto.
  • Hubo una vez un tonto, que decía inconmensurables tonterías con voz grave y pausada, con gesto adusto, con tal solemnidad, en fin, que la gente no se daba cuenta de que eran tonterías. Hoy ocupa un alto cargo político.
  • Hoy me dijeron que soy muy inteligente. La verdad es que soy un tonto que pasa por inteligente. Soy un tonto en la clandestinidad. 
  • Aún hay quien dice que yo no soy tonto, sino que mi inteligencia es de estilo minimalista.
  • No existe ningún invento o idea genial que al comienzo no haya sido considerado como una tontería.
  • Tremendo desperdicio de energía el de aquellos que quieren saber lo que piensan los tontos, sin considerar que en realidad los tontos no piensan. 
  • El tonto del pueblo, consciente de su idiotez, estaba triste. Hasta que el presidente de la Nación les visitó y dio un discurso. 
  • Escribo tonterías al azar, esperando que alguna de ellas tenga sentido. 
  • En realidad no era tonto, sino de pensamiento lento, por eso actuaba antes de que su cerebro tuviera tiempo de dar su opinión.
  • Nada más tonto que tratar de demostrar que alguien es tonto. Si lo es, los que tendrían que saberlo ya lo saben.
  • Uno pone más cara de tonto cuando al fin entiende que cuando no entendía.
  • He descubierto que las opiniones sobre mí están divididas, unos piensan que soy solo un tonto inofensivo, mientras que otros opinan que soy un tonto peligroso. 
  • Uno nunca deja de hacer tonterías, lo que pasa es que con el tiempo empieza a hacer tonterías más adecuadas para su edad.
  • Nadie despierta tanto odio como un tonto cuando tiene razón.
(Continuará)

sábado, 14 de septiembre de 2024

Como cada mañana


Una prueba de lo poco que conocemos del mundo es el canto del gallo. nadie sabe en realidad por qué lo hace. Muchos piensan que la misión del gallo en este mundo es despertar a los demás. Es por eso que aquellos que deben levantarse temprano lo odian. Sobre todo aquellos que odian su trabajo piensan que el gallo tiene algo contra ellos, que ese canto es una burla o una provocación, sin considerar que el gallo canta desde mucho tiempo antes de que se inventara la esclavitud y el abuso laboral. Algo de envidia ha de tener esta opinión, por parte de aquellos que también quisieran gritar al llegar el nuevo día. 

Otros, más optimistas, dicen que el gallo canta de alegría al acercarse el amanecer. Para ellos entonces el gallo es un animal alegre y animoso, a tono con su caminar orgulloso. 
Hay quien dice que lo que hace es saludar al nuevo día. Esos son los militaristas, los que piensan que no saludar al superior amerita una corte marcial. Al menos para ellos el gallo es un animal respetuoso y conocedor de la etiqueta. 
Tal vez sea solo un animal de costumbres, piensan algunos. Una vez hace mucho tiempo, un gallo cantó antes del amanecer, y otro pensó que no era una mala idea, y luego otro y otro. Así nació esa costumbre, sin que nadie recuerde ya por qué se inició, y que solo sigue porque así se ha hecho siempre. 
Algún romántico dijo alguna vez que los gallos, a diferencia de los humanos, brindan serenatas al amanecer y no en la noche. La gallina de sus amores despierta entonces soñando con un encuentro corto pero apasionado, como es la costumbre entre gallos y gallinas. 

Pero yo sé la verdad, y esto debe ser un secreto. Los gallos en realidad cantan desde antes de que salga el sol, como sabe cualquiera que haya vivido cerca de estas aves. Y la razón es que son los gallos los que hacen girar al mundo con sus cantos mágicos, atrayendo al sol y permitiendo que haya una nueva mañana. El día que desaparezcan los gallos la tierra dejará de girar y no habrá más día ni noche. Son los gallos los que espantan a la noche y permiten que haya un nuevo día.

sábado, 31 de agosto de 2024

Anécdota mal entendida



Dice una famosa historia (que debe ser una mentira, como todas las que nos repiten para tratar de ilustrar un punto) que en 1899, el director de la Oficina de Patentes de los Estados Unidos dimitió de su cargo y recomendó cerrar dicha oficina, porque pensaba que todo lo que podía ser inventado ya estaba inventado. Con todo, esa es una de las historias que capta mi interés, porque se trata de una frase que dice todo el mundo, pero frente a la cual nadie hace nada. Cada vez que alguien anuncia un producto nuevo, todos dicen que ya no saben qué inventar, y esto se viene repitiendo desde siempre, pero ese director es el único del que se sabe que tomó una decisión al respecto. Buena o mala, pero no se quedó repitiendo la frase sin hacer nada como todos los demás.

domingo, 11 de agosto de 2024

Los cuentos de hadas ya no son lo que eran


Los cuentos de hadas ya han perdido su sentido. Nadie los ve como una fuente de fantasía e imaginación, y cuando son leídos, sólo son entendidos de la manera más superficial. Es por eso que las mujeres buscan un príncipe azul, pero también exigen que no les cuenten cuentos. Dicen buscar la magia, pero la confunden con trucos baratos. Quieren la fortuna al final del arcoiris, pero no quieren caminar hacia él y prefieren que alguien se les lleve el arcoiris hasta su casa. 
Los hombres quieren encontrar a una princesa que los bese, aunque ellos se vean como sapos, queriendo ser príncipes, aunque sean solo sapos. En cambio, las que se creen princesas, quieren a un príncipe, sin importarles que este se vea como sapo. Y así quedan buscando a esa cenicienta hermosa y que además sepa limpiar y ordenar. Viven así, creyendo su propio cuento, ignorantes de que en la vida real, el príncipe, cansado de pasar con el zapato de cristal, se quedó con la bruja, porque era la única que sabía cocinar. 

Hoy la gente parece haber convertido los cuentos de hadas en un fanfic en donde se inventan como la princesa, cuando en realidad son la madrastra. Ni son blancas como la nieve, ni tienen el pie tan pequeño que a nadie más le entra su zapato, pero aun así quieren a un príncipe azul. 

Sin hada madrina que las ampare, buscan un final de cuentos que las saque de ese drama de telenovela. Se les reconoce porque confunden el costo con el valor, la apariencia con la esencia, y la riqueza con la felicidad. Dicen que odian la mentira, pero en verdad solo odian la mentira ajena y no la propia. 

Más de una vez me he encontrado con una de ellas, y descubrí lo peligroso que es hacerles notar que su actitud no es la de la inocente princesa que es feliz en su pobreza, sino la de la malvada madrastra que hace todo por aparentar lo que no tiene. En esa ocasión pude ver a una de ellas convertirse en un dragón que escupía fuego, solo por mencionar que la belleza está en el alma. 

Para terminar, diré que aún está pendiente el episodio en que le proponga a una mujer que sea la princesa de mi cuento. Si me acepta, le diré que eso implica ser secuestrada, encerrada, o víctima de algún terrible maltrato mientras espera a que yo llegue.

domingo, 28 de julio de 2024

Frases twitteables 68


No os engañéis, aún no he regresado. Hace un tiempo dejé de publicar tonterías en este blog por falta de inspiración, que no por falta de tonterías. Me quedaban todavía algunas frases que he ido publicando en la sucursal de este blog en X. Ahora que ya hay suficientes, me asomo a este sitio para hacer una publicación con las frases que no habían pasado por aquí. En el entretiempo, se me han ocurrido algunas cosas que la flojera y el exceso de trabajo me han impedido redondear para publicarlas aquí. Con paciencia llegarán en algún momento entre estas semanas y el día del fin del mundo. Por mientras, disfrutad de estas frases. 
  • Mi zona de confort es esa en donde no puedo escucharte pidiendo que salga de mi zona de confort.
  •  Dejemos de hablar tanto de la inteligencia artificial. Hablemos sobre lo necesario es un software de reconocimiento de intenciones, o un scanner de almas. 
  • Siempre entendí mal el mito de Pandora. Para mi siempre es lo mejor abrir la caja llena de malos espíritus, dejar que se vayan volando y cerrarla justo para quedarme solo con la esperanza. 
  •  Declaro que he sobrevivido a los idus de marzo. No sé si alegrarme por ello o decepcionarme al comprobar que no soy Julio César. 
  •  Y un día volví a recordar cómo era el mar. Poco después miré nuevamente el cielo. Cuando descubrí nuevamente las montañas, desiertos y lagos, comprendí que habías dejado de ser mi mundo. 
  • Pensé fuera de la caja, salí de mi zona de confort, viví cada día como si fuera el último, sin miedo al éxito, me convertí en un guerrero de la luz, y al final ni siquiera me dieron una camiseta. 
  • El concepto de matrimonio en el ajedrez: El rey va pasito a pasito, como viejo cansado, y la reina va a donde quiere, muy ligerita. 
  • Tantas casualidades, el universo conspirando, el destino llevando las cosas a su lugar, para que cuando al fin nos encontremos, tú me ignores. 
  • Le mandé un mensaje de Whatsapp que decía: “¿Te has fijado lo rápido que pasa el tiempo?”. Me respondió tres años después con un “No, no me había dado cuenta”. 
  • No tengo dudas de que la música es una de las fuerzas fundamentales del universo. Deforma el tiempo, altera las distancias, crea atracciones y repulsiones. 
  • Años después, el genio que le concedió un deseo volvió. El tiempo de tu deseo ha acabado, le dijo. Deseaste que te mostrara lo que pasaría si te convirtiera en príncipe. Ahora tu deseo terminó y debes volver a ser Aladino, el muchacho pobre que vagaba por las calles de Bagdad. 
  • Es sabido que los animales cuentan fábulas en donde el protagonista es el hombre. Y la moraleja les enseña a no cometer los errores de los humanos. 
  • Hoy se me apareció mi yo del futuro. No me dijo lo que será de mi vida, pero sospecho algo porque quiere quedarse a vivir aquí. 
  • ¿Qué haces con esa batería? -Trato de verle el lado positivo. 
  • Si te sientes viejo porque lo que te gusta ya no está de moda, imagina cómo te sentirás cuando lo que te gusta vuelva a ponerse de moda. 
  • Ejemplo de información sesgada para engañarte: “No le tengas miedo al tigre, su mordedura no es venenosa”. 
  • Yo he ido a los debates del Congreso, Sancho. No creas que si ladran, es porque estamos avanzando.
  • ¿Qué hacemos con aquellos que creen que diciendo su signo zodiacal lo explican todo? 
  • Lo que es la fé, siempre la he tenido, lo que me falta es el grano de mostaza. 
  • Yo soy del tipo de los que le piden al minotauro indicaciones para salir del laberinto. 
  • ¿Qué hace el genio de la lámpara con la gente que no sabe lo que quiere? 
  • Si fuéramos coherentes, las conferencias sobre el cambio climático deberían ser al aire libre, y en pleno verano. 
  • Historias animales: El amor entre los camaleones es encontrar a alguien con quien ser del color que quiera. 
  • Ya me hice a la idea de que lo único que me puede enviar el universo es una aurora boreal o un meteorito. 
  • Hubo una vez en que una plebeya que se creía princesa, besó por casualidad a un sapo que se creía príncipe. Desde entonces vivieron el resto de su vida engañados, pero felices.

martes, 16 de abril de 2024

Pensamientos a medio hornear



Al fin llegué al momento en que me he quedado sin tonterías. Lamento decir que suspendo mis publicaciones por aquí hasta que la señora musa de las tonterías se digne en venir a esta casa. Tan solo me han quedado algunas frases sueltas que estoy publicando todavía en mi cuenta de X, y estas semillas de posts que no he podido completar y que han quedado como pensamientos a medio hornear. Hasta la próxima.

I
Una de las verdades impopulares que he descubierto es el aporte de los Estados Unidos a la unión latinoamericana. Nadie ha confiado tanto en ella, al punto que para ellos, ya somos una sola nación. El problema es que esa nación ellos creen que es México. 

II
Si yo tuviera el poder de ser escuchado y de que mis consejos sean seguidos, haría de este mundo algo mejor. Me gustaría poder influenciar en las personas, y guiarlas hacia una mejor sociedad. Pero no, los “influencers” usan su poder para dar consejos de maquillaje, hacer chistes y hablar de superficialidades.

III
La modestia es un arte que nunca he podido dominar. Muchas veces he tratado de no alabarme, esperando que sean los demás quienes se den cuenta de mis méritos y lo que he logrado es ser ignorado, o que sean otros los que se lleven la gloria. Otras veces he mencionado lo importante de mi trabajo, para ser tachado inmediatamente de orgulloso. Algún punto medio debe haber, en que haga notar sutilmente mi valía, de modo que los demás crean descubrir lo bueno que soy, y difundan esta noticia al mundo. 

IV
Si ya le hicieron una película a Oppenheimer, creo que sería justo hacerle una también a Heisenberg, creador del principio de incertidumbre. Imagino primero a un niño tímido e inseguro, que cuando su madre le preguntaba en dónde había estado, no sabía responder con exactitud. Luego, su momento de inspiración llegó cuando, años más tarde, conducía su nuevo automóvil y lo detuvo un policía. ¿Sabe usted a qué velocidad iba? Le preguntó. - Depende, ¿Me estaba usted observando? - Dijo Heisenberg. El policía responde que sí. - Entonces iba por debajo del límite de velocidad. - 
Sorprendentemente, el policía lo dejó ir, y Heisenberg llegó a la conclusión de que la velocidad depende de si lo están observando o no. Con el tiempo, llegó a ganar el premio Nobel por no poder decir en dónde estaba o a qué velocidad iba, si es que había alguien mirando o no.

V
Y puestos a pensar en teorías de conspiración. ¿Y si el poder detrás de la tercera guerra mundial son las cucarachas? Eso explicaría el por qué cada vez estamos más cerca de volarnos unos a otros con bombas atómicas, dejándoles a ellas el dominio del planeta.

sábado, 23 de marzo de 2024

Leyendas peruanas: Ai Apaec, El héroe Mochica (II)



Ai Apaec, con la ayuda de sus amigos, el perro moteado y la lagartija, prosiguen su camino en busca del sol que ha desaparecido en la profundidad del mar. En lo profundo del mar encuentran al caracol gigante, que está provisto de un caparazón impenetrable. El caracol nunca había visto a un humano antes, y le pregunta quién es. Soy Ai Apaec, y he venido hasta aquí, siguiendo al sol, que se ocultó en lo profundo del mar, y debo regresarlo para alumbrar la tierra, que ha quedado oscura. El caracol soltó una carcajada. ¿Tú? ¿Acaso crees que puedes encontrar al sol aquí? No, el sol pasó por aquí, pero ya fue llevado al reino subterráneo, yo puedo comunicarme con los dioses, y ellos me lo han dicho así. Todo lo que has logrado es ser mi alimento. 
La lucha es imposible, Ai Apaec arroja su lanza, pero su caparazón es impenetrable, y el guerrero está débil. Entonces Ai Apaec se deja tragar por el caracol, y una vez dentro usa sus arpones para matarlo. El héroe ha vencido, pero la concha del caracol es un laberinto del que debe encontrar la salida. Ai Apaec descubre que la vejez que le ha dado el mar también le ha dado la sabiduría para salir. 

Pasado el peligro, el grupo se detiene para deliberar. Si es cierto lo que dijo el caracol ¿Han hecho tan difícil viaje por nada? La única esperanza es encontrar la entrada que conecta al reino marino con el reino subterráneo. Aferrados a esta última esperanza, reinician el camino. 

Ahora Ai Apaec y sus amigos han llegado a lo más profundo del océano, pero no ven nada. No hay una puerta o una entrada. De pronto aparece ante ellos el ser más aterrador de todos cuantos han encontrado en su odisea: un monstruo con partes de lobo marino, raya y tiburón. Ai Apaec pregunta si acaso es el guardián de la entrada al mundo subterráneo. El monstruo responde: No existe una puerta entre los dos mundos, pero si tanto quieres llegar allí, yo puedo llevarte, pero será solamente tu alma la que llegue ¡Tu cuerpo deberá quedarse aquí! 
Es la última lucha de Ai Apaec, quien a pesar de su debilidad, todavía puede reunir fuerzas, y además tiene el talento para la lucha que le fue legado. Ai Apaec logra herir a la bestia, pero esta toma el cuello de Ai Apaec y lo decapita. 

Ai Apaec debe descender a las profundidades del reino de los muertos. Allí, el rey de los muertos, recibe a los que llegan. Al ver a Ai Apaec, con el aspecto que trae después de su última batalla, queda sorprendido y le pide que cuente su historia. Ai Apaec relata entonces lo que había pasado hasta ese momento, su búsqueda del sol perdido, los dones recibidos de los animales, sus luchas contra diferentes criaturas y la lealtad de sus amigos. Al escuchar esta historia, queda tan impresionado por su valentía que decide que su historia no debe acabar allí, debe llegar a una conclusión, y que su paso por el mundo de los vivos no ha terminado. 
Pero el rey de los muertos no tiene la facultad de regresar a un muerto a la vida. Hay una solución, le dice, pero debemos actuar con rapidez. Invoca entonces al piquero y al buitre, mensajeros del reino de los cielos, para que lleven de vuelta el cuerpo de Ai Apaec al mundo de los vivos. Las dos aves, que han conocido al héroe, se muestran deseosas de ayudar. Se sumergen a gran profundidad para recoger el cuerpo y llevarlo a la superficie. 
De acuerdo a las instrucciones del rey de los muertos, lo llevan a una isla en donde vive la lechuza, quien es un chamán de gran sabiduría, conocedor del mundo de la luz y el mundo de las tinieblas, el único que puede completar el ritual para devolver al héroe a la vida. 

Una vez en la isla, la lechuza une las partes de su cuerpo, cierra sus heridas y lo reanima, pero ello no es suficiente. Alguien que ha sido muerto no puede regresar tal como vivió antes. Ai Apaec podrá regresar, pero no volverá a ser el guerrero que antes fue, pues eso no basta para cumplir la misión por la que dio la vida. Para recuperar al sol, que se encuentra en las profundidades, debe unirse a la madre tierra. Ai Apaec, que en este momento es solo voluntad, acepta hacerlo, y al unirse con la madre tierra, se transforma en el árbol de la vida. Este árbol tiene raíces tan profundas que llegan al reino subterráneo, se apoya en la tierra de los hombres, y es tan alto que sus ramas llegan hasta el reino de los cielos, convirtiéndose en un ser de los tres mundos. Este árbol maravilloso da múltiples semillas. De esas semillas nacerán el ají y el maíz. Las raíces de este árbol penetran tan profundo en la tierra que pueden atrapar al sol y traerlo de vuelta. Así, el mundo se ilumina nuevamente y el valle de Moche vive una nueva mañana. Se muestra Ai Apaec como el maíz, que fermentado se vuelve chicha, bebida ceremonial. Se muestra como el ají, el “uchu” que calienta y sana a la vez. Pleno de poder, inicia su viaje heroico por los diferentes mundos nuevamente. 

La misión ha sido cumplida, pero Ai Apaec está triste porque ya no podrá ver el valle que protegió por tanto tiempo. La lechuza le concede entonces un último día en la tierra. El pueblo de Moche, que había vivido muchos días en perpetua tiniebla, vió asombrado salir el sol. Junto con los rayos de la mañana, se escuchó el sonido del “pututo”, la concha del caracol que, soplada por Ai Apaec llamaba al pueblo.
Todos salieron de sus casas para ver regresar a Ai Apaec junto a sus amigos: el perro y la lagartija. Llevaba además como trofeo la enorme concha del caracol a quien había vencido. Juntos se dirigen a la montaña para dejarlos como ofrenda. Ai Apaec deja la concha, que conserva el poder de comunicarse con los dioses, en el templo de la montaña, y esta deja escuchar la voz del díos. Este se expresa complacido por las hazañas del héroe y por las ofrendas del pueblo, y accede a proveer de agua al valle en la temporada adecuada para permitir la agricultura.

miércoles, 13 de marzo de 2024

Leyendas peruanas: Ai Apaec, El héroe Mochica (I)



Cuando los habitantes del valle de Moche empezaron a cultivar la tierra, los dioses, complacidos por las ofrendas que ellos les daban, enviaron a Ai Apaec para protegerlos. Este era hijo del dios de los cielos y la diosa de la tierra, por eso fue enviado como el mediador que uniría los tres reinos: la tierra profunda, la tierra de los hombres y el reino celestial. Como protector de la tierra, Ai Apaec tenía además otra cualidad: podía hablar con los animales, quienes lo ayudaban en su misión. Bajo su protección, los habitantes del valle cultivaban pallares, maní, zapallo y chirimoya; pescaban y recogían mariscos, y cazaban tortugas y patos. 

Pero un día, el sol que atravesaba todos los días el valle se ocultó bajo el mar y no volvió a salir, dejando al mundo de los hombres sumido en las tinieblas. Ai Apaec subió a la montaña más alta, con la esperanza de ver el camino por donde el sol había desaparecido, pero solo pudo ver el mar infinito. 
Ai Apaec llamó entonces a sus amigos animales, para preguntarles si habían visto quién había robado el sol. Todos llegaron prestamente, El cóndor le dijo que cuando el sol empezó a ocultarse, él lo siguió hasta donde pudo sobre el mar y alcanzó a ver como el sol se sumergía en las aguas, llamado por una fuerza misteriosa. 

No había tiempo que perder, Ai Apaec decidió que tenía que seguir el camino que el sol había seguido, para regresarlo al mundo de los hombres. Sus amigos, los animales, intentaron persuadirlo, diciéndole que, aunque poderoso, seguía siendo solo un hombre, que no podría tener éxito. Ante la decisión inquebrantable, los animales decidieron ayudar al héroe. La serpiente le dijo: No puedo acompañarte en esta misión, pero puedo dejarte mi piel, que es capaz de ingresar en el reino subterráneo, tal como yo lo hago. Te daré también mi facultad de escuchar y entender a las criaturas de las profundidades de la tierra. Ai Apaec aceptó estos dones agradecido, y se colocó la piel de la serpiente como un cinturón. El cóndor tomó la palabra y se expresó así: Yo tampoco puedo acompañarte, pues mi territorio es el cielo sobre la tierra, y no puedo volar sobre el mar. Sin embargo, te daré algunas de mis plumas, que te harán ligero y acortarán tu jornada. Ai Apaec también agradeció, y colocó las plumas del cóndor sobre su tocado. El jaguar, a su vez, declaró que deseaba ayudar, y le dio el don de un andar silencioso, agilidad y talento en la pelea, seguro de que necesitaría estas cualidades para cumplir su misión. Cuando Ai Apaec aceptó estos dones, sintió que su rostro cambiaba. Colmillos de felino aparecieron en su rostro, dándole además un aspecto feroz. 
Aún faltaban sus mejores amigos: el perro y la lagartija. La lagartija habló por ambos: Nosotros te acompañaremos en tu viaje. El perro tiene el don de ver a los espíritus, además de ver en la oscuridad, y yo conozco los caminos del reino subterráneo, que fueron cavados por mis antepasados. Ai Apaec se alegró mucho de ir con sus amigos a rescatar al sol. 

Con rapidez, Ai Apaec tomó sus armas: su porra con cabeza de pedernal, el tumi (cuchillo), su lanza y su arco. Pero la lagartija, que era muy astuta, le dijo: No solamente puedes usar esas armas, te entregaré uno de los preciados tesoros que mi gente ha encontrado al cavar en la tierra. Diciendo esto le entregó un pequeño saco con pallares manchados. En estos pallares los antiguos dioses han dejado los signos que representan a los conjuros con los que gobernaban el mundo desde mucho antes de la llegada de los primeros hombres. 
Así preparado, Ai Apaec y sus amigos llegaron a la playa, límite entre el reino terrestre y el reino marino. Allí encuentran al gallinazo de cabeza roja. La lagartija convence al gallinazo de la importancia de su misión, con lo que accede a llevarlos volando sobre el mar. De esta manera, los tres montan sobre el lomo del ave y emprenden un vuelo que dura largas horas, siguiendo el camino por donde vieran al sol por última vez. 
El viaje continúa hasta que el gallinazo, cansado, dice que ya no puede seguir adelante. La lagartija le indica entonces que los deje en la isla en donde se encuentra la entrada al reino acuático y regrese a su hogar, cumplida su misión. 

 La lagartija guía al grupo a la entrada al reino submarino, la que está custodiada por un cangrejo gigante con una armadura brillante. Nadie puede pasar, les dice, y menos ustedes, habitantes de la tierra. Ai Apaec y la lagartija le explican que van en busca del sol, que ha desaparecido. La respuesta del cangrejo es esta: No es por mi gusto el que no los deje pasar, sino por su propia seguridad. Ustedes no pueden caminar por el fondo del mar, y no saben obtener el alimento directamente del mar. La astuta lagartija logra convencer al cangrejo, quien les otorga el don de caminar bajo el agua y de alimentarse del mar. Sin embargo les advierte que él no es el único guardián que encontrarán. 

En efecto, aun están en la playa cuando encuentran a la gran mantarraya, quien también les advierte de lo peligroso de su misión. ¡Insensatos! ustedes son muy lentos para moverse bajo el mar ¿Cómo derrotarán a los monstruos de las profundidades, si ni siquiera pueden respirar bajo el agua? Al ver la determinación de Ai Apaec, la mantarraya le ofrece pase libre si es capaz de vencerlo el combate singular. Ai Apaec sabe que el arma de la mantarraya es su cola que usa como látigo, y que contiene un veneno que paraliza a su presa. Entonces logra sujetar con su mano la cola de su rival, y logra cargarla hasta sacarla del agua, en donde, incapaz de respirar, reconoce su derrota. Para el éxito en su viaje, la mantarraya le concede el don de respirar y deslizarse rápidamente bajo el agua. Lo que no puedo darte es esto, le dice, en el reino submarino el tiempo transcurre de manera diferente, y envejecerás muy pronto, en tanto permanezcas allí. 

El grupo camina bajo el agua, con dirección al reino subterráneo. Allí se encuentra con un monstruo, un erizo gigante, que tiene espinas capaces de atravesar cualquier protección. Ai Apaec entabla una lucha con él, pero el erizo logra atravesar con sus espinas la ropa del héroe, debilitándolo. Incapaz de vencerlo, Ai Apaec ofrece al monstruo la mitad de sus pallares mágicos, a cambio de dejarlo pasar, lo que es aceptado por el erizo. 

El camino se hace cada vez más difícil. El fondo marino se torna oscuro, el agua entra en los oídos de Ai Apaec ocasionándole intensos dolores de cabeza. Cada vez se siente más cansado, pero no desfallece. Ahora se encuentran con un enorme pez globo. A pesar de su esfuerzo, Ai Apaec no logrará vencerlo, así que le explica la importancia de su misión, y le ofrece lo que queda de los pallares mágicos. El pez globo acepta, y le da tapones para sus oídos, y sus ojos para ver en la oscuridad marina. El grupo continúa su camino, pero Ai Apaec se siente cada vez más débil. Al ver sus manos, estas están arrugadas. Ha empezado a envejecer. El viaje debe acabar pronto, o ya no podrá lograrlo.
(Continuará)

domingo, 3 de marzo de 2024

Soledad



Si alguien me viera ahora, seguramente sentiría pena por mí, al verme tan solo. Pero no estoy nunca solo. Tengo un ángel a mi derecha y un diablillo a mi izquierda, que no dejan de discutir sobre todo lo que hago o pienso hacer. Tengo un niño interior y un par de amigos imaginarios, con quienes mantengo largas y enriquecedoras charlas sobre la soledad y el abandono. Cuento además con las voces que me hablan cuando sopla el viento o al romper las olas de la playa. En la noche, suelen aparecer también varios fantasmas a los que imploro inútilmente que se queden a conversar un rato.

Como ven, no estoy solo, y no hay necesidad de compadecerme. Aunque a veces quisiera escuchar otras voces, al punto que me pongo a pensar en lo interesante que sería desarrollar una doble personalidad, que duplique ángeles, diablos, niños interiores y voces. Pero por ahora me queda mucho por hacer y mucho tiempo para hacerlo, temas en los que pensar y filosofías por desarrollar, no tengo tiempo ni ganas de lamentar que soy el único sobreviviente de la catástrofe que acabó con la vida en el planeta.

miércoles, 21 de febrero de 2024

Frases twitteables 67


Ya llevo un buen tiempo publicando estas frases twitteables aquí y en mi cuenta de X, y afortunadamente ninguna de ellas se ha hecho popular ni se ha convertido en un meme. Es que yo soy un gusto para pocos, exclusivo y elitista. O tal vez soy alguien a quien nadie lee. Si es verdad que Google, o los gobiernos, o los Iluminati, nos tienen vigilados y saben todo lo que publicamos en las redes sociales, entonces al menos tengo una selecta audiencia asegurada, y el que lea esto por órdenes superiores también tiene derecho a relajarse un poco leyendo mis ocurrencias. Aquí vamos de nuevo:
  • Las frases que empiezan con un “A veces” son solo un recurso de aquellos que no quieren decir “Me acaba de pasar”. 
  • Una vez en una oficina me atendieron tan mal, que empecé a buscar una cámara escondida, convencido de que era un experimento social para saber cómo reaccionamos o hasta dónde aguantamos. 
  • Hay gente que no se atreve a intentar lo imposible porque si lo logra, no sabrá qué hacer con él. 
  • Los lunes no han de ser tan malos si nunca hay un martes en que salga a la calle y vea gente festejando y celebrando el haber sobrevivido. 
  • Soy optimista, pero también práctico. Cuando me sirven un vaso, voy a reclamar aunque me digan que está medio lleno, si al fin y al cabo, yo lo estoy pagando. 
  • Hay quien dice que el baile es el lenguaje del cuerpo. Si es así, mi cuerpo balbucea, gesticula y termina diciendo puras tonterías. 
  • Me intriga que las expresiones “Alfa y Omega” y “de la A a la Z” no tengan el mismo significado. Porque deberían. 
  • He llegado a la edad en que ya no puedo distinguir entre lo que sé por mi educación, por mi experiencia o por puro sentido común. 
  • ¿Sabes cuál es el problema con la gente en estos tiempos? El problema es que las mujeres aún creen en los cuentos de hadas, donde la mujer pobre encuentra un príncipe, y los hombres aún creen en los videojuegos, donde la princesa se queda con un plomero. 
  • Ya está pronto el día en que Siri y Alexa empiecen a hablar entre ellas y planeen acabar con los humanos. 
  • - ¿Estás seguro de que necesitas anteojos? Déjame verlos… – No puedo, es demasiado peligroso. Si te los pones, verás el mundo tal como yo lo veo, y tu vida no volverá a ser igual. 
  • He escuchado el sonido de un corazón quebrándose. He escuchado el sonido de un alma partiéndose, pero lo que más escucho es el ruido de una dieta rompiéndose. 
  • Cosas que debieron inventarse en el 2023: Un emojil que indique que esperes mientras busco un emojil adecuado para responderte.
  • No olvides nunca a quien te ayudó en los momentos difíciles. -Yo te ayudé en esos momentos.-¿Tú? No me acuerdo. Además yo no me refería a ti, sino a él, que no recuerda que yo lo ayudé.
  • Mi orgullo profesional me hace preguntarme por qué hay tantas películas de abogados y tan pocas de ingenieros. 
  • Si te caes diez veces, levántate once, me dicen. Si te caes diez veces es porque no has aprendido a caminar, o porque no aprendes de tus errores, respondí. 
  • Eso de los lunes es un mito, el peor de los días de la semana es el miércoles... Ese día te das cuenta de que el domingo ya pasó hace mucho y aún falta mucho para que llegue el próximo sábado.
  • Ejercicio de empatía: Si estuvieras en el lugar de otro ¿Qué pensarías de ti? 
  • Hay animales con el nombre muy mal puesto. Por ejemplo, no sé cómo le harán en África, pero si viene un bicho enorme corriendo, en lo que tardas gritando "¡Rinoceronte!", ya te atropelló y te dejó allí tirado...
  • A veces pienso que para muchos, la cámara o el celular conocen más de los sitios turísticos que ellos, pues mientras la cámara mira al atractivo, los turistas solo miran a la cámara. 
  • ¿Soy yo el único que siente cada vez más que ser honesto y cumplir con las normas me hace una suerte de discapacitado? 
  • Tal vez algún día se compruebe que Hitler tuvo una discusión con Eva y ese día ordenó invadir Polonia. Tal vez Roosevelt se enteró que el hijo de su amiga cumplía la edad para ir al ejército, y ordenó la bomba atómica. Cherchez la femme. 
  • Esos padres que ponen nombres ridículos a sus hijos ¿Los habrán visto ordenar en un Starbucks?
  • Discusiones de las que me siento orgulloso: Una vez alguien me quería convencer de leer la Biblia, y yo trataba de convencerlo de que lea el Quijote. 
  • Hay gente que ha entendido mal los evangelios, y hace los milagros al revés: Convierte el vino en agua, el oro en plomo y disminuye los panes. 

domingo, 11 de febrero de 2024

Una mujer de alto valor



Cuando la conocí, le dije que le podría dar lo mejor de todo. Incrédula aún, aceptó una primera cita, no sin antes preguntar a dónde llevaría yo a una mujer que solo merecía lo mejor. Sonriendo, le dije que la llevaría a probar el mejor cebiche de Lima. Ella llegó muy elegante a la cita, que fue al mediodía, y yo la llevé al mercado Nro. 2 de Surquillo. Allí me atendió la señora dueña de uno de los puestos, a quien ya conocía, y nos ofreció sus mejores sitios: dos bancas altas junto al mostrador de mayólica, donde podíamos ver directamente cómo preparaban el que según los periodistas especializados, es el mejor ceviche de Lima. Aunque ella reconoció que no había probado plato mejor en su vida, su cara denotaba su profunda decepción. Creo que no has entendido lo que te ofrecí, le dije. Si aceptas una nueva cita, te llevaré al mejor espectáculo que tiene esta ciudad. Ella aceptó. 

En nuestro siguiente encuentro la llevé al Malecón de Miraflores. Desde nuestra banca se podía apreciar la puesta del sol sobre la playa azul. Debajo nuestro se podían apreciar los tablistas corriendo olas, un poco más allá, un velero le daba interés al horizonte mientras el cielo se teñía de rojo y se veían a lo lejos las siluetas de las islas frente al Callao. Nuevamente intentó quejarse de que la había engañado, pero no podía decir que no había cumplido con lo ofrecido. El espectáculo no tiene comparación en el mundo, y mucha gente que se reúne a esa hora para tomar fotos confirmaba mi afirmación. Como prueba de mi sinceridad le pedí que me dijera qué tipo de cita prefería para la próxima vez. Me pidió un lugar en donde se divirtiera, pero no un lugar gratis, sino algo muy caro, ya que era lo que ella se merecía. Casualmente este fin de semana será el Baile Anual de Caridad por los niños con cáncer en el Country Club de Lima. Allí estará lo mejor de la sociedad limeña, con una Orquesta Internacional, le dije, y yo estoy en el Comité Organizador. Fue la primera vez que vi sus ojos brillar, al aceptar con entusiasmo. 

El día señalado fui a recogerla muy temprano y la llevé al local. Allí nos dedicamos a ordenar las mesas, coordinar con los encargados de los arreglos florales y el catering, revisando que todo estuviera en orden con la llegada de los alimentos, y que todos los instrumentos de la orquesta sonaran bien por el sistema de sonido. A la hora del evento, ella, que se había estado quejando desde hacía un par de horas de que la había hecho trabajar y que se había roto una uña al cargar un florero, solo tomó una silla y se quedó dormida. Fue una lástima, porque se perdió lo mejor de la fiesta, y cuando se despertó, al final de la velada, insistió en irse sola, al decirle que ayudaríamos a recoger las cosas y hacer las coordinaciones para el retiro de todos los adornos. 

Aunque yo la llamé varias veces en los días siguientes, ya no me respondió al celular. Me dicen que ella ha publicado en sus redes sociales que ha sido engañada toda esa semana,, que esa no es manera de tratar a una mujer de alto valor, y varias cosas más. No he comprendido del todo sus críticas, porque le he dado lo mejor que esta ciudad puede ofrecer. Ella es ahora solo otra de las mujeres que he conocido que no comprende el verdadero valor de las cosas, y que no merecen conocer mi mansión en La Rinconada, ni mi casa de playa con yate en Paracas.

jueves, 1 de febrero de 2024

Autodescripción



Pensando en cómo describirme a mí mismo, ya que me lo han pedido varias veces, decidí hacer un intento, y el resultado no sé si será apto para publicarlo en mi perfil de Linkedin o en el de Tinder. Aquí va: 

No soy la persona más inteligente, pero de vez en cuando tengo momentos luminosos que despiertan la admiración. Por eso, practico la tontería como una forma de mantener la humildad. Mi timidez no me permite sobresalir dentro del grupo, pero quienes me conocen saben que si abro la boca, es porque lo que voy a decir realmente vale la pena. 

Practico la sinceridad sin anestesia, pero no por elección, sino porque tengo una cara expresiva que dice lo que en realidad pienso, aunque mi boca diga otra cosa. Como consecuencia de esta sinceridad, sigo siempre las reglas y buenas costumbres, con la plena conciencia de que esto me hace una suerte de discapacitado. 

Yo decido cuáles son las críticas que me afectan, que casualmente son las que yo me he hecho a mí mismo antes. Mi estrategia para ganar es resistir, como una forma de vencer. 

No doy consejos, solo digo lo que creo que haría en tus circunstancias, y ni siquiera eso, porque en la mayoría de las circunstancias, actúo sin pensar. 

No pierdo mi tiempo haciendo ni inventando enemigos. Mi perdón se basa en mi mala memoria. Mi odio es corto, pero mi desprecio es largo. 

En contra de lo que recomiendan los gurús del desarrollo personal, yo no persigo una meta, simplemente camino hacia el horizonte e improviso mi camino sobre la marcha. Si me lo preguntan, no tengo una meta, sino un norte. 

Dice mucho de mí la música que escucho, las películas que he visto y los libros que he leído. Sin embargo, esta información estaría incompleta si no se mencionan la música que rechazo, las películas que no pienso ver y los libros que he empezado y he dejado sin terminar.

Desde hace mucho tiempo trato de encontrar ese punto del aurea mediocritas en el que tengo las cosas que necesito, pero no tanto como para que las cosas que tengo puedan corromperme. Muchas veces me siento como Diógenes y voy a las tiendas para alegrarme viendo todas las cosas que no necesito.

Admito que fui de izquierda algún día, pero pasó la vida y me derechizó. En retrospectiva, creo que mis amigos izquierdistas me hablaron tanto de los pequeños burgueses que dediqué mucho tiempo a convertirme en uno de ellos. Más tarde conocí a algunos políticos y descubrí que no existen ni derecha ni izquierda, solamente intereses personales. Sin embargo, hasta hoy tengo días en que me despierto de derecha y hay noches en que me izquierdizo. 

La última moda a la que me adscribí fue cuando quise convertirme en un ciudadano del mundo, pero no pude obtener visa. 

No estoy seguro de creer en Dios, pero de lo que estoy convencido es que Dios sí cree en mí. Por lo tanto, a veces rezo, pero no por mí, sino por mis enemigos. Pido a Dios que les dé paciencia, porque no voy a abandonar, pido que les dé valentía para enfrentarme de frente, y que les dé la sabiduría para apreciar lo que tienen y no envidiar a los demás.

lunes, 22 de enero de 2024

Piropos con subtítulo



Lo difícil no es conquistar a una mujer, sino romper con ella, desatar los lazos que uno, o ambos, han anudado, me decía un compañero que ya había pasado por varias de esas experiencias y trataba de terminar su actual relación y no encontraba cómo hacerlo. Es que no tenía una razón contundente a la cual apelar, sino multitud de pequeñas razones. Por esta razón, me confió, que cada día le reservaba un piropo, que al terminar la frase remataba mascullando un agregado inaudible, pero que representaba lo que en verdad sentía. Subtítulos, los llamaba, y los usaba para desfogarse y aliviar la tensión diaria. 
  • Eres lo mejor que me ha pasado (con énfasis en el “ha pasado”) 
  • Te ves más hermosa que ayer (es decir, más fea que mañana) 
  • Por ti no pasan los años (se te quedan todos) 
  • Eres verbo más que sustantivo (porque te conjugas en primera, segunda y tercera persona, en singular y en plural) 
  • Quiero gritar lo nuestro a los cuatro vientos (como advertencia) 
  • Eres la mujer que me quita el sueño (roncas a todo vapor) 
  • Por ti subiría a la montaña más alta (para escapar) 
  • Me pregunto qué haría sin ti (y las ganas que tengo de averiguarlo)
  • Si se acabara el mundo, quisiera pasarlo contigo (para asegurarme de que te mueras)
  • Hoy tengo ganas de invitarte a salir (de mi vida)
Al final, me contó tiempo después, ella nunca captó las indirectas, y en cambio lo dejó al poco tiempo por una razón tan tonta como las que él tenía contra ella, y él quedó lamentando el tiempo perdido en una relación sin interés. De todo aquello solo quedaron algunos de estos piropos con subtitulo que dejó tirados y que yo recogí.

...

Ya que este post está tan corto, como bonus track, dejo esto que encontré y comparto, ya que va con el tema anterior:

Cada vez que sacudo la sábana por las mañanas, saltan, desde ella, algunos de los personajes o elementos de mis sueños que han quedado adheridos a su tela. Un sinfín de cosas fantásticas han eyectado al latigazo preciso de la sábana en el aire, desvaneciéndose luego en motas multicolores. Todo muy bonito, hasta que sales proyectada tú, lo que significa que he soñado contigo aunque no lo recuerde ni quiera. Qué rabia. Cuando eso pasa, agarro la sábana, la lavo y la seco al sol. El agua y las lágrimas se mezclan y escurren. Esa noche duermo en el sofá.

viernes, 12 de enero de 2024

Una sonrisa que salió a la calle



Hoy, como parte de mis propósitos de Año Nuevo, he decidido hacer algo que ya nadie hace. He decidido salir sonriendo a la calle. Aunque no lo parezca, salir con una sonrisa a la calle es un acto insurgente, revolucionario, provocador. La gente con la que me cruzaba empezó a mirarme extrañada. Unos pocos respondieron a mi expresión con una tímida sonrisa avergonzada, que mostraron apenas por un segundo. Otros, en cambio, tomaron mi sonrisa como una ofensa, y pude escuchar sus murmullos insultándome mientras se alejaban. En el transporte público, noté que algunos trataban de mantener su distancia, temerosos tal vez de qué fuera un loco que pudiera ponerse violento de repente, o peor aún, tal vez temiendo que mi sonrisa fuera contagiosa, y los obligue a ellos también a mostrar su sonrisa en un lugar lleno de desconocidos. Allí me di cuenta de que la gente esconde sus sonrisas en los lugares públicos. Incluso la gente que mira en su celular videos humorísticos contiene su risa cuando hay testigos a su alrededor. No es prudente mostrar siquiera un segundo de felicidad en esta ciudad en donde ser infeliz es la norma. 

No digo que encontré otra sonrisa en la calle, pero estas tenían un efecto extraño al ver la mía. Un niño respondió a mi sonrisa con otra, hasta que su madre lo alejó de mi campo visual, reprendiéndolo por sonreírle a un extraño. Una joven en un parque sonreía mientras se grababa con su celular, y yo le dediqué una sonrisa al pasar. Ella interrumpió su video de repente, me dirigió una mirada de molestia e incomodidad, y esperó que me alejara para volver a sonreír y continuar con su video. Algo parecido ocurrió con una pareja de hombre y mujer. El joven me devolvió una mirada de odio y estuvo a punto de acercarse a mí con ánimo de pelea, pero fue detenido por la mujer. 

Durante mi recorrido, el único que me sonrió sin restricciones fue un perro a quien su dueño pasaba con una correa. El dueño sólo me hizo un gesto de compromiso mientras continuaba con su camino. 

Este breve paseo me hizo darme cuenta de que salir a la calle con una sonrisa es un acto de rebelión contra las normas establecidas, una falta de respeto contra todos los infelices del mundo, y una insolencia al restregar la propia felicidad en la cara de los demás. En esta ciudad, en este país y en este mundo, se ha perdido la capacidad de diferenciar una sonrisa burlona y agresiva de una sonrisa amable y sincera. No dudo de que varios de los que se cruzaron en mi camino estuvieron tentados de llamar a la policía, porque al parecer alguien que sonríe algo malo debe traer entre manos, significa una agresión al espacio personal, o al menos debiera ser tipificado como exhibición indecente. 

Regresaba ya a mi casa, derrotado, cuando una sonrisa me cortó el paso. Era una anciana que llevaba una caja llena de dulces y caramelos. ¿No me compra? Me dijo. Confundido, solo atiné a darle una moneda por un par de gomitas, antes de seguir mi camino sin recordar siquiera si le pude devolver la sonrisa.

martes, 2 de enero de 2024

Actitudes de cambio de año



Ahora que se acabó el año 2023, voy a repasar algunas de las actitudes con las que la gente enfrenta lo que le dejó el año pasado y las expectativas para este año que recién empieza. Habrá que preguntarse en qué grupo estoy yo, o en cuál estás tú.

Hay gente que trata al año pasado como esa relación tóxica que han tenido en algún momento. Se la pasan diciendo que los ha tratado mal, que no los quiso, que no podían deshacerse de él, que querían que se acabe y nunca se acababa. Ahora que todo ha acabado, dicen que ahora sí, todo será mejor, que no cometerán el mismo error, que ya han aprendido la lección, y que ahora sí están listos para una relación sana. 

Otro tipo de personas son las que tratan al fin de año como un viernes con esteroides. Ellos son los que en estos días, en vez de decir "por fin se acabó la semana", dicen "por fin se acabó el año". Los que se lamentan de todo lo que han trabajado durante el año y dicen que ahora van a descansar un poco, van a gozar de la vida, van a dedicarse a sí mismos, y van a cumplir sus sueños, cómo si el próximo año fuera uno de descanso en el que dejarán de trabajar para vivir y pagar las cuentas. 

También tenemos a los planificadores, que ya saben todo lo que van a hacer durante el año. El próximo año empezarán con el gimnasio, harán un largo viaje, llevarán un curso de posgrado, conseguirán un mejor trabajo, se llevarán mejor con su pareja, y un sinfín de propósitos que sólo cumplirán si el año tiene 15 meses y si la voluntad les dura mucho más de las dos semanas que les duró los propósitos del año pasado. 

En el otro extremo de los planificadores, están los que esperan que el próximo año todo les caiga mágicamente del cielo. Ellos son los que compraron su billete de lotería, siguieron todos los rituales de Año Nuevo, hicieron su baño de florecimiento, le rezaron a todos los Santos, e hicieron todo lo posible para que el universo se alinee a su favor. Hicieron todo, excepto aquello que realmente los acerque a sus propósitos, como trabajar, prepararse o por lo menos, arreglar sus cosas, que las tienen muy desordenadas. 

No olvidemos a las víctimas del año pasado, aquellos a los que el año les tomó una especial ojeriza y los trató injustamente tan mal. Ellos nunca tuvieron la culpa de nada, el universo conspiró contra ellos, se sienten como los jugadores que le echan la culpa de todo al árbitro. Este año, esperan que todo se presente a su favor, que se acabe ese odio injustificado del año pasado y que todo vuelva a la normalidad que ellos creen merecer. Es decir, que tengan toda la suerte que no tuvieron el año pasado. 

Y nos faltan los aplazadores, que dejan todo para después, que no empiezan esa dieta, ese curso, ni ese programa de ejercicios hasta que empiece el próximo año. Esos que quieren disfrutar el último pan con chorizo antes de comer sano el próximo año, sin falta. El problema con ellos es que en la primera semana del año caen en la tentación y no van a ese gimnasio, no compran comida sana, y siguen con las mismas costumbres que prometieron acabar el año pasado. Si alguien les pregunta, dirán que son rusos y empiezan el año en la segunda semana de enero, luego dirán que son chinos, y empiezan el año en febrero. Así seguirán transitando entre calendarios, postergaciones y disculpas hasta el próximo diciembre, en que reiniciarán el ciclo. 

Aprovechemos entonces esta primera semana de enero, para decir “este es mi año”, para pensar en el futuro, antes de que la realidad y la rutina hagan su trabajo y nos devuelvan a la realidad de que no cambiamos y no mejoramos por falta de voluntad, y no porque le hemos agregado un número más al año.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...