¡Qué difícil es hablar hoy sin mencionar alguna
frase de Gustavo Cerati! Hoy que por fin ha muerto (porque por más que lo
hayamos deseado, sabíamos que no había otro final posible), podemos recordar lo
que significó para cada uno de nosotros. Tal como sus canciones, su vida se
prestaba a la interpretación personal de cada uno de nosotros.
Me verás volar por la ciudad de la furia…
¿Qué se siente cuando muere por fin alguien
que ya estaba muerto? Digamos que es el fin de una etapa, una despedida a la
adolescencia y a parte de mi juventud, cuando escuchaba en la radio la pegajosa
“Te hacen falta vitaminas”, cuando fui a ver a Soda Stereo la primera vez que
vinieron a Lima, cuando rompieron la platea en Viña del Mar, cuando el escuché completo el disco "Signos", cuando se negaron
a venir a Lima en su última gira, dejándonos como consuelo el disco doble “El
Último Concierto”, y cuando regresaron reunidos nuevamente para una última gira,
recuerdo en esos días haber enseñado su música a mi sobrino, curioso por saber
la razón de tanto alboroto por su llegada.
Ella usó mi cabeza como un revolver…
¿En realidad alguien entendía las letras de
Cerati? Tal vez esa era parte del encanto. Frases que parecían poéticas,
complicadas, evocadoras, metáforas de hechos desconocidos, lo que su imaginación
decida. Tal vez, solo para ser disfrutadas en vez de analizadas, solo para
dejarnos con la certeza de que había algo detrás de esas palabras.
Gracias… ¡Totales!
Hoy sabemos que estas palabras fueron en
realidad un error de Cerati, cuando quiso despedirse y no sabía cómo terminar la
frase. Sin embargo quedó como grabada como una frase muy Soda Stereo, una nueva
forma de agradecer. Aunque hoy muy trillada, no hay otra forma de agradecer lo
que nos dejó.
Como un efecto residual, yo siempre tomaré el
desvío…
Solo como justificación, ya tenía una tontería
lista para ser publicada hoy, pero a veces uno se siente obligado a escribir
líneas apuradas sobre las cosas realmente importantes…
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