Una vez escribí un cuento. No sé si era un buen cuento o un
mal cuento. Sólo sé que era un cuento
bastante musical, con ritmo y compás, que se podía leer en tres minutos y
medio, como una canción. Entusiasmado, hice varias versiones, como corresponde
a una canción de éxito: una versión extendida, una versión para la radio, no
faltó la versión acústica ni la versión alternativa, además de varios remixes
para las salas de baile. Al final, la gente se divertía con mi cuento, pero
después de bailar, cuando preguntaba qué les había parecido, me respondían que
no le habían prestado atención a la letra.
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