Un día me puse a pensar en cosas realmente trascendentes, no las tonterías que escribo usualmente. Lamentablemente el intento resultó un fracaso total. Parece que no puedo hilar dos pensamientos sin que uno de ellos resulte siendo una agresión al sentido común y al bien pensar. Esta vez mi intento fue el de pensar sobre lo que hay más allá de la vida. Tema serio ¿Verdad? Tal vez nos espera el paraíso, el infierno, o el vacío de convertirse en nada mientras los parientes que sobreviven disfrutan de la herencia. Como estas cosas no se pueden demostrar, tengo la libertad de imaginar lo que quiera y nadie me podrá refutar. Discutir con alguien acerca de lo que pasa después de la muerte tiene además la ventaja de que puedo pedir a mi antagonista demostraciones prácticas, cosa que solo puede hacerse matando a dicho antagonista, con lo cual ganaré la discusión por abandono.
Puesto a buscar pruebas de una u otra opinión
sin matar a nadie, descubro que tengo que esperar al fin del mundo o al juicio
final para darle la razón a varios. Ya que no tengo paciencia para esto, me
pongo a buscar pruebas sobre la reencarnación. Me parece que es una buena opción para que el universo recicle unas cuantas almas, habiendo tanta gente desalmada caminando por las calles como si tal cosa. Si es verdad que la gente
reencarna al morir, debería ser relativamente simple encontrar a gente que ha
tenido vidas anteriores. Debo confesar que el tema me interesa especialmente
desde que, al día siguiente de la muerte de Michael Jackson, un grillo no me
dejó dormir toda la noche con su cri-cri. Cuando, después de remover todo el
mobiliario de la casa encontré al bicho, descubrí que caminaba para atrás
haciendo el famoso paso del Moonwalker. Nadie me pudo después quitar de la
cabeza que Michael Jackson había reencarnado en grillo de casa. Estaba ya
dispuesto a atraparlo y exhibirlo en los grandes congresos de temas filosóficos
como prueba irrefutable de la reencarnación, cuando Michael intentó escaparse y
lo pisé por acto reflejo. Para la próxima, Jacko, a ver si ahora reencarnas en
algo que no me deje despierto toda la noche.
Al principio, creí que sería suficiente para probar mi tesis con
preguntar a la gente por la calle, como he hecho en otras ocasiones, pero no
era tan fácil. Mi falta de tacto se puso de manifiesto al acercarme a la gente
con la frase “Disculpe, señor ¿Ha sido usted animal en otra vida?”. Con todo,
este esfuerzo no fue totalmente infructuoso. La reacción de la gente me hizo
sospechar que algunos no solamente han sido animales en vidas anteriores, sino
algunos siguen siéndolo en esta.
Mi siguiente esfuerzo fue interrogar a algunos
animales con la esperanza de encontrar a alguno que haya sido humano en una
vida anterior. A ver, animales ¿Quién quiere ser el primero en declarar? Dije
en voz alta. Los primeros en levantar la pata y acercarse a contar su caso
fueron las moscas. Se me acercaron varias a contarme sus sucios secretos antes
de ser despachadas por el matamoscas que tenía a la mano. En mi defensa, tenía
que proteger el secreto de esas confesiones. Además, las moscas solamente viven
un mes, no es cosa de que les haya cortado una vida larga y prometedora, y si van reencarnar,
mejor que lo hagan de una vez, que la vida de una mosca es muy miserable.
Paseando, paseando, llegué a un parque donde
encontré a un montón de palomas esperando en la vereda sin hacer nada y
esperando que llegue alguien a tirarles maíz o migas de pan. Cuando llegaba
algún viejito, inmediatamente se arremolinaban para recibir su parte. Este
comportamiento me pareció tan humano que quedé convencido de que muchas de esas
palomas no solamente habían sido humanos anteriormente, sino que además habían
sido empleados en alguna dependencia pública.
Un análisis más atento de muchas personas que
conozco me ha permitido detectar que viven y beben en nuestras calles personas
que antes han sido chanchos, vacas, serpientes, mariposas, ratas, zancudos,
gatos, burros, pingüinos, avestruces y otros animales, de los que aún conservan
sus actitudes. Claro que puedo estar equivocado. Una amiga mía, al escuchar mi
tesis, la rechazó totalmente, diciendo que
no es cierto porque los hombres son todos unos perros.
Otra persona conocida mía me dejó pensando al
decirme que si era cierto lo que decía, entonces la hamburguesa que me estaba
comiendo en ese momento era quizá un conocido o pariente mío que había tenido
la mala suerte de reencarnar en animal de granja. Buena esa, pero no me vas a
convencer de convertirme en vegetariano. Yo creo más bien que en una vida
anterior era animal carnívoro, igual que ahora.
Pero la gente también reencarna en gente, me ha hecho notar alguien un poco más enterado en el tema. Eso está más interesante, y se me ocurre pensar en lo bonito que sería reencarnar en el esposo de Scarlett Johansson. Aquí también me pongo a pensar en algunos que tienen tanto trabajo atrasado que les vendría bien una reencarnación para poder ponerse al día. A otros les podría dar el consejo de que se suiciden de una vez y que empiecen de cero, porque en esta vida ya no la hacen.
- Yo he viajado por las dimensiones astrales y declaro que soy la reencarnación de Isaac Newton...
- Pues yo soy la reencarnación de Leibnitz, y justo a ti te estaba buscando, ahora te voy a sacar la madre por todas las que me has hecho, no corras cobarde! ...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario