miércoles, 15 de febrero de 2023

Engaños



El amor es difícil y complicado, decía Rovira, con esa sabiduría que surgía en él al segundo vaso de cerveza. Todo es un enrevesado juego de engaños y mentiras, vea usted: 

Un hombre o una mujer nunca se ven a sí mismos como son, sino como cada uno, en su poca o mucha soberbia, cree que es. Aun así, nadie cree ser lo suficientemente bueno para la persona que ha escogido, entonces el hombre intenta cambiar para convertirse en aquello que cree que la mujer va a admirar, y la mujer quiere cambiar al hombre en algo que pueda manejar. Nada de esto es posible, porque ni el punto de partida ni el resultado de llegada existen. Ambos terminan tratando de convertir una imagen falsa en una utopía inalcanzable. 
No digo que el esfuerzo sea en vano, porque las parejas terminan juntándose, pero como todas las ilusiones, son destruidas por el choque con la realidad. Allí se dan cuenta de que todo su esfuerzo estaba dirigido a alguien a quien en realidad no conocían, y muchos caen en la cuenta de que su pareja estaba mal escogida desde el principio. La posibilidad de que esa pareja que se ha escogido sea lo que buscaban, o al menos algo con lo que puedan conformarse es la misma que la de sacarse la lotería. 

¿Qué se puede hacer entonces? Cada uno tratará de cambiar al otro, con menos expectativas que al inicio, pero con los mismos resultados. A su vez, el otro fingirá haber cambiado, y lo hará con tanto éxito que terminará engañándose a sí mismo. 

Al tiempo que uno pierde en todo este juego de engaños en el que uno se engaña a sí mismo y a la vez engaña al otro, se le llama la vida en pareja.

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