viernes, 11 de noviembre de 2022

El imperio del Mall



Pocos se dan cuenta, pero un centro comercial es en realidad un enorme laboratorio de acondicionamiento psicológico, un lugar en donde los grandes poderes ocultos ensayan sus técnicas de dominación mundial. Afortunadamente, mi condición de tonto me permite sortear muchas de las trampas que colocan allí las grandes empresas para convertir a personas normales en consumidores. 

Yo me di cuenta de esto hace ya un buen tiempo, cuando traté de comprar un pomo de champú que se me había acabado. El hecho de que la marca que compraba ya no existía fue la primera pista. Eso me hizo pensar en que efectivamente, las marcas son desechables, siempre aparece una nueva que quiere atrapar a la gente, publicitándose como la gran novedad, y ocultando el hecho de que en realidad es el mismo producto, elaborado en la misma fábrica, con los mismos ingredientes, pero en un empaque nuevo y con un nuevo nombre. Bueno, pensé, habrá que probar otra marca. Aquí fue cuando me saltaron las alarmas, cuando quise buscar un champú para cabello normal, y me di cuenta de que eso ya no existía. Por más que buscaba por todo el pasillo, no encontraba un champú para cabello normal. Había champú para cabello seco, graso, teñido, rizado, largo, delicado, rubio, moreno, una infinidad de tipos que nunca correspondían con el mío. Frustrado, pedí ayuda a la “impulsadora” de la sección (nombre pomposo para una empleada que ayuda a vender productos) y recorrimos toda la sección infructuosamente. Derrotada, la impulsadora solo pudo decirme que coja cualquiera, que al fin y al cabo, todos los champús son lo mismo con diferente etiqueta. 
Sin darse cuenta, esa empleada me había dado el secreto de toda esa maquinaria de manipulación psicológica que trata de hacernos creer que estamos comprando un producto diferenciado y especial, cuando en realidad todo es lo mismo. 

Hacer creer que la gente compra algo porque es especial y novedoso, es un truco que se aplica para muchos productos, y en la sección de detergentes, no es necesario inventar una nueva marca para ello. Allí supuestamente la gente es más conservadora y no acepta tan fácilmente una nueva marca. Allí la ilusión de novedad se limita a sobreponer un sticker en el empaque que diga “Nuevo”. Es la misma marca, pero tiene una nueva fórmula, ahora tiene puntitos de colores, tiene más poder, tiene nuevo empaque, cómprelo. Nuevamente, hice el ejercicio de recorrer todo el pasillo de detergentes para comprobar que no había ningún producto que no tuviera la palabra “Nuevo” junto al nombre de la marca. 

En la sección de comida tuve aún otra revelación. Me dio el antojo de comprar un paquete de papitas fritas, pero, ya advertido, presté atención esta vez a la etiqueta: la papa aquí no es un ingrediente sino una materia prima que es procesada. Nadie corta papas en láminas para freírlas, es un proceso diferente para lograr todas las piezas de un mismo tamaño y peso. Además, se le agregan saborizantes y conservantes, hasta lograr un producto tan artificial que me hizo pensar si no sería yo también un consumidor artificial. 

Ya puesto a seguir descubriendo los trucos psicológicos usados en las tiendas del centro comercial, me fijé en las tiendas de ropa. Aquí sí que puede comprobarse la existencia de una conspiración internacional que altera las tallas y tamaño de la ropa. Cada vez que compro ropa, tengo que probarme varias piezas de la misma talla, porque incluso en la misma marca, el tamaño varía. Hay estudios hechos en varios países que indican que las empresas han cambiado los tamaños de las tallas de ropa a propósito, para hacer creer a los clientes que están más gordos o más flacos, dependiendo del público objetivo. Puede encontrarse también buscando en internet cómo los esfuerzos por lograr una estandarización mundial de las tallas de las ropas han sido bloqueados por los grandes fabricantes, que perderían mucho dinero si las etiquetas de las tallas fueran sinceras. 

Hay trucos psicológicos más conocidos, como la iluminación de las tiendas, o la manipulación de los espejos de los probadores, que hacen que los clientes se lleven ropa que al salir a la calle no se parece a lo que creen haber comprado. 

Pero el máximo logro de la psicología consumista es la oferta de teléfonos celulares. Han convencido a mucha gente de cambiar de aparato cada año, sin que ellos piensen que esto tiene algo de malo. Incluso yo, que uso mi celular hasta que ya no da más, debo haber tenido unos 8 o 9 celulares a lo largo de mi vida. Es que los celulares hoy en día están diseñados físicamente para durar unos tres años, antes que los componentes internos y la batería colapsen. Los tiempos de los Nokia que aguantaban de todo no volverán jamás. Y otros artefactos como televisores o equipos de sonido siguen el mismo camino. 

Por último, ese truco que tiene mucho de tecnicismo o leguleyada, que es el de los precios terminados en nueve. El dar apariencia de un precio menor, al bajar el monto de 100 a 99.90 no es el único, como comprobé al comprar el pantalón de jean por el cual había ido a la tienda. La tienda anunciaba una rebaja adicional por cada 100 soles de compra, y yo fui muy contento con el pantalón a la caja. El descuento no aplica, me dijo la cajera, porque es para compras mayores a 100, y ese pantalón cuesta 99.90. De nada sirvió reclamar en todos los tonos, tuve que admitir que me habían estafado por un tecnicismo de 10 centavos. 

Como dije al principio, los centros comerciales son el laboratorio de manipulación psicológica que nos hace presa fácil de acondicionamientos más importantes. Para la gente que se pregunta cómo es que la gente termina eligiendo a sus autoridades que al final siempre resultan ser nada de lo que esperamos, la respuesta, o buena parte de ella, está en esas tiendas aparentemente inofensivas. Terminamos aceptando que para los comercios, no somos personas, sino consumidores; y para los políticos no somos ciudadanos, sino votantes. Y todo empieza en ese verdadero imperio del Mall.

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón. Nos tienen controlados. Un beso

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  2. Bueno chico primero gracias por tu visita, y luego darte toda la razón porque es verídico, todos somos votantes por desgracia y todos somos víctimas de engaño y el que diga lo contrario que tire la primera piedra,y también quiero decirte que eres un tonto muy listo es lo que más me gusta de ti.

    Yo como ya soy mayor ya tengo esa lección aprendida porque la experiencia vale mucho me han pasado algunas cosas también comprando, pero como dice el poetauno aprende.
    Recibe un cordial saludo y sé muy muy feliz

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