domingo, 5 de abril de 2015

Inventos tontos


Dentro de mi plan maestro para legar algo a la humanidad, hacerme famoso y de paso, obtener algo de dinero extra, ya que este blog es un trabajo ad honorem, como todos saben, me he propuesto hacer un invento o descubrimiento importante, de esos que salen en las primeras planas de los diarios, de esos que hacen que mi foto salga en los encabezados y portadas de páginas web.

La manera de moda en que un inventor se hace famoso es creando una aplicación para celular, Smartphone o Tablet. Todos aplaudirán mi ingenio, darán publicidad y la caja registradora de la tienda en línea no dejará de repicar. El único detalle que me falta afinar es justamente lograr que la bendita aplicación funcione en Android, en IPhone, en lo que sea, pero que funcione, por el amor de Dios. La primera idea que he desarrollado es un app que convierte al celular en un bumerán. Lamentablemente las pruebas no han sido satisfactorias, cada vez que activo el app y lanzo el celular por el aire, no solo no regresa, sino que además se destroza contra el piso.

Algo parecido pasa con el app para convertir el celular en una balanza digital. Hasta ahora no logro que el celular no se rompa cada vez que alguien se para sobre él. Una lástima, porque el mercado de gorditos que gastan su plata en tonterías es uno muy grande y floreciente.

Tampoco estoy avanzando mucho en mi proyecto de utilizar la energía negativa de las personas para recargar el celular. Si logro hacer que este cargador funcione, voy a revolucionar la industria, porque conozco gente con energías negativas suficientes no solo para cargar el celular, sino hasta para echar a volar un avión de pasajeros.

Mientras hago que mi cargador funcione, estoy desarrollando una aplicación para deshojar margaritas virtuales, invento que me va a salir muy ecológico y que salvará multitud de margaritas sacrificadas y que no tienen la culpa de tanta pareja jugadora y tanto tonto que todavía se pregunta si lo quieren o no.

En el área de los descubrimientos, debo indicar que lo vengo intentando desde que era un niño y encontré en una excursión a un río una papa fosilizada. Era perfecta, cualquiera que la viera decía al instante “parece una papa”. El problema fue que nadie quiso tomar en serio mi descubrimiento, a pesar de la contundente evidencia visual.

Tal vez con un descubrimiento en el área de la medicina la pueda hacer, si un señor doctor que hacía un experimento para curar los infartos se sacó la lotería descubriendo el viagra, a mí también me puede tocar la suerte. Fruto de mis investigaciones he podido desarrollar una efectiva pomada para los mosquitos, pero no ha resultado muy práctica, debido a lo difícil que es atrapar un mosquito para poder echarle la pomada.

Otro medicamento que estuve desarrollando fue una pomada para evitar la caída del cabello, los resultados iniciales fueron muy prometedores, hasta que me hicieron notar que la pomada era en realidad un pegamento que hacía que los cabellos se queden pegados a la cabeza y no caigan al piso. Aun pienso que con una buena promoción todavía puedo conseguir bastantes incautos que compren mi pomada.

Rompiéndome la cabeza para hacer que estos inventos funcionen, he pedido consejo a mis amigos, a ver si alguien tiene una idea original que pueda convertir en un invento o en un descubrimiento revolucionario. Como siempre, recibo el acertado consejo de mi amigo el Trucha, que se conoce todos los tejes y manejes y todos los trucos de negocios, sin fijarse en leyes o normas de ética. Estás enfocando el problema de manera equivocada, me dice. Ya todo está inventado, y lo que crees que todavía no existe, va a salir a la venta el próximo mes, y en dos meses los chinos van a sacar una copia más barata y van a arruinar el mercado, como siempre. Lo que tienes que hacer es lo que hacen los gringos ¿Y qué hacen los gringos? Agarran algo que existe desde tiempos inmemoriales, le ponen nombre y después se hacen ricos dando conferencias y explicando lo que todos sabemos. Mira por ejemplo el bullying, que ha existido desde siempre y que aquí le decíamos “agarrar de lorna a alguien”. Vino un gringo, le puso un nombre en inglés y se forró de plata explicándolo. ¿Que a alguien lo agarran de lorna en el trabajo? Ahora lo llamaremos “mobbing”, lo patentamos y nos llenamos de plata, así funciona la cosa, hermano.

El consejo me pareció bueno, no pude encontrarle defectos a su razonamiento, así que esta semana me quedé observando las actitudes de los demás en el trabajo para ver si encontraba algo a lo que ponerle nombre. Tanta fue mi atención en observar el comportamiento de mis compañeros y colegas que la gente empezó a correr la voz de que yo me quedaba parado mirando a la gente como tonto, haciendo un… ¡Lo encontré! ¡Este comportamiento no tiene nombre todavía! Después de poco pensar se me ocurrió el nombre de “Sillying”, ya que tiene que ser un nombre en inglés para que tenga más punche, y que puedo traducir como “quedarse mirando como tonto el trabajo de los demás”. Todas las empresas tienen a alguien que lo practica, pero el tema jamás ha sido tratado en los grandes congresos.

Ya estoy preparando los discursos en los que presentaré mi descubrimiento al mundo, mi nombre será recordado, los medios de comunicación hablarán de mí, seré famoso, publicaré libros, daré conferencias. Mi lugar en el Olimpo de los inventores y descubridores está asegurado. Sabía que esto de mirar como tonto a los demás daría algún resultado un día. 

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