miércoles, 20 de noviembre de 2024

La verdadera Cenicienta



Hay partes en los cuentos de hadas que son omitidas para no asustar a los niños. Recordemos que la mayoría de ellos se originan de las tradiciones que recogieron los hermanos Grimm en los pequeños pueblos alemanes. Como historia, la de la Cenicienta siempre me pareció llena de cabos sueltos que nadie parece notar, y que hasta hoy trato de reconstruir. 

Lo primero que me hizo sonar las alarmas cuando me puse a pensar en este cuento es ¿Cómo consiguió un hada madrina? El cuento lo da por hecho, sin dar mayor explicación, tal vez para ocultar el verdadero significado de este hecho. Las hadas son espíritus protectores del bosque, seres mágicos que no siempre son bondadosos. En los pequeños pueblos alemanes era conocido el miedo a internarse en el bosque, por temor a las criaturas desconocidas: brujas que hechizaban a los caminantes, duendes que secuestraban niños, o seres que castigaban a quien los viera. 
También era común que pocos niños llegaran a la edad adulta. Una forma de conjurar estos peligros era ofrecer al recién nacido a los espíritus de los árboles o de los arroyos. Tal vez el padre de Cenicienta consagró a su hija, en una ceremonia en los profundo del bosque, con ayuda de una bruja, a uno de esos espíritus, quien se convirtió en su hada madrina. Como prueba de esto, en el cuento se detalla cómo el hada tiene poder sobre las criaturas del bosque para convertirlos en los criados de la princesa para llevarlos a la fiesta del príncipe. 

Otro detalle que después encontré leyendo apuntes históricos es el profundo clasismo del cuento. En esos tiempos, antes de la Revolución Francesa, se creía firmemente en que la nobleza y el pueblo eran diferentes, incluso biológicamente, casi como si fueran dos especies distintas. Así, eran características de la nobleza la caballerosidad, la compasión, la honestidad y la sabiduría. En cambio el pueblo era egoísta, traicionero e incapaz de pensamientos elevados. Hasta hoy hacemos la distinción entre una persona “noble” y un “villano”. Según este pensamiento, podría distinguirse a alguien de sangre noble aunque estuviera cubierto de harapos y sucio. Las características físicas de los nobles que los diferenciaban del pueblo eran conocidas incluso hasta inicios del siglo XX: Los nobles eran más altos, de tez más blanca (lo que también distinguía a Blancanieves), y con manos y pies pequeños y finos. Por eso era posible ir por el pueblo con un pequeño zapato y reconocer a una princesa por él. 
Tampoco se menciona en el cuento, pero los nobles de la Edad Media y hasta después de la República se esmeraban en tener una piel blanca y manos y pies pequeños, lo que les causaba dificultades en su vida diaria. Con un pie pequeño era más difícil mantener el equilibrio al caminar, y unas manos pequeñas dificultan las labores diarias. No es de extrañar entonces que las hermanastras de Cenicienta se burlaran de ella, y sin duda la tachaban de torpe e inútil para las labores de la casa. 

Finalmente, es un poco más conocido que en la versión original del cuento, Cenicienta somete a horribles torturas a su madrastra y a sus hermanastras luego de ser reconocida como princesa. Esta era una advertencia para aquellos miembros del pueblo que intentaran confundirse con la nobleza. La aristocracia siempre reluce y no se mezcla con el pueblo, era la verdadera moraleja del cuento. 

Qué decepción para todas aquellas mujeres que creen ser la Cenicienta de su propio cuento. Tendrán que ofrecerse en sacrificio a los espíritus del bosque para tener un hada madrina y deberán tener los atributos físicos de la nobleza si quieren tener su final feliz.

viernes, 8 de noviembre de 2024

Tal vez fue amor


La primera vez que me encontré con ella, me sentí tan bien que al dejarla sentí que mi caminar era más ligero. Fue un amigo el primero que notó que mis pasos ya no tocaban el suelo. Entusiasmado, pedí verla una vez más, a lo que ella aceptó con reticencia. Al regresar, ya iba caminando a varios metros sobre la vereda, pero no me importó, porque era feliz. Le pedí verla una vez más, pero ella se negó. Aún así, fui a su casa y no tuvo más remedio que recibirme. Cuando la dejé, me elevé tanto que pronto la tierra era solo un punto en el espacio. Lo último que supe de ella fue el mensaje que me envió al celular, diciendo que trató de advertirme, y que ya había perdido a varios enamorados de esa manera.

viernes, 25 de octubre de 2024

Frases de tontos 3


La antología de frases tontas de la vez anterior me quedó corta, así que hoy la continúo, como quien exorciza a los demonios de la tontería, que a tantos desafortunados ha creado una reputación.
  • Si es cierto que el amor es ciego ¿Por qué me vio a mí la cara de tonto? 
  • Soy tan tonto que la gente piensa que estoy enamorado.
  • Lo despreciaban diciendo que era tan tonto que no odiaba a nadie. 
  • Los tontos, cuando son felices, no necesitan decírselo a nadie, ni requieren de la aprobación de nadie para serlo.
  • A mi me tocó esa musa ignota, que es la musa de las tonterías, cuya existencia los griegos negaron.
  • Los políticos nunca preguntan cuántos tontos hay sus seguidores, solo se preocupan cuando esos tontos defienden su causa en voz alta.
  • A veces leo cosas que deben tener un mensaje secreto, un anagrama, o algo, porque no pueden ser tan tontos.
  • Algún día haré recordar a la gente que yo ya era tonto antes de que se pusiera de moda.
  • Lo que no nos mata, nos hace más fuertes. Menos a mí, que me dejó tonto.
  • Cuentan que una vez fui poseído por un espíritu tonto y me hicieron un exorcismo. Nunca se supo a quién fue que sacaron.
  • En mi defensa, diré que también dice mucho de ti, a quién consideras tonto.
  • Todos piensan alguna vez de manera diferente a los demás. Pero solo los tontos se atreven a expresar esas ideas en voz alta.
  • Para aquellos que esperan una tontería de mi parte, y quedan esperando, solo puedo alegar cordura temporal.
  • Mi invento fracasado es el detector de tontos. Funciona perfectamente, pero no puedo acercarme a él sin que se enciendan todas las luces y empiece a sonar como loco.
  • Uno de los objetivos de mi existencia en este mundo es convencer a la gente de que se puede ser un tonto y aun así vivir una vida plena. 
  • Encontré la lámpara mágica, la froté y apareció un genio que me concedió 3 deseos. Quiero dejar de ser tonto, dije como primer deseo. El genio lanzó un enorme grito, antes de meterse de nuevo en la lámpara, que se sumergió nuevamente en la arena. Creo que lo mío es incurable.
  • ¿Serviría si me promociono como un tonto libre de aditivos, libre de químicos, 100% ecológico y no contaminante? 
  • No soy un personaje muy bíblico. Más que la voz que clama en el desierto, soy el tonto que canta en la colina, que tampoco es tan alta. 
  • Otro día. Otro tontómetro roto por haber sobrepasado la escala. 
  • Normalmente, la gente no cree en los imposibles hasta que me ve haciendo tonterías imposibles. 
  • Mi palabra inventada de hoy es Politontismo: Capacidad de hacer tonterías en varias actividades y disciplinas del saber humano. 
  • He descubierto que no sirvo para el programa de protección de testigos. No importa la identidad o el sitio en el que esté, mis tonterías me hacen inconfundible.

jueves, 10 de octubre de 2024

Imposible



Es imposible, no se puede, no lo intentes, no lo lograrás, no servirán de nada las frases de autoayuda ni esa estampita de ese santo infalible. Si no se puede, no se puede, no hay más, no le demos más vueltas. Esta es la lección que aprendimos esta semana en la oficina. Ya sé que estoy contando la moraleja antes de la fábula, pero es solo para demostrar que hay cosas que creemos imposibles porque no lo hemos visto antes, y hay imposibles porque realmente no se pueden. Aquí la historia.

 A cualquiera, en el trabajo que sea, le han pedido lo imposible. Un cliente, por ejemplo, nos pidió un cohete a la luna que lleve a tres astronautas para que dibujen el logotipo de su empresa en la cara de la luna a tiempo para la campaña navideña. El jefe del departamento de ventas, que acaba de venir de un curso de esos que dicen que nada es imposible, y solo basta con desearlo, prometió que todo estaría listo en la fecha requerida. 
Ahora tenemos una tarea imposible de cumplir en un tiempo imposible. Pero igual empezamos, tal vez el jefe tiene razón y nosotros somos los equivocados creyendo que es imposible. Después de todo, el jefe está allí por algo, porque dicen que ya ha logrado otros imposibles antes, bajo la premisa de que nada es imposible si se lo encarga a otros. Lo primero es desarrollar el plan de trabajo. Cuando el jefe ve el pedido de recursos y el cronograma, da un salto. Es imposible, me dice con voz alterada. Por fin estamos de acuerdo en que este proyecto es imposible, empiezo a decirle, pero él me interrumpe. No, es imposible, no tenemos tanto tiempo, no podemos contratar a tanta gente, y estos equipos que pides son carísimos, tienes que reducir los recursos. Así, un nuevo nivel de imposible se suma al proyecto: un proyecto imposible, que hay que terminar en un plazo imposible y con muy pocos recursos. 

Con todo, continuamos la tarea con entusiasmo. A sugerencia del jefe, para evitar los costosos equipos, debemos hacer una labor de espionaje industrial para ver cómo lo hace la competencia. Con ese propósito enviamos nuestro ingeniero menos indispensable a ese sitio famoso por sus avistamientos de ovnis, para que se contacte con los aliens y robarles los secretos de sus motores espaciales. A sus argumentos de que es imposible, le refutamos diciendo que no existen imposibles, que todo está en la mente, y cosas por el estilo. Tal como esperábamos, pasó una semana y el ingeniero no regresó. El jefe, al enterarse, acusó de desleal al ingeniero perdido, y nos dio una charla sobre los trabajadores tan poco comprometidos que abandonan el proyecto al primer imposible. Ya estaba en reunión con el cliente para avisarle que el proyecto es imposible, cuando el ingeniero perdido apareció, explicando que los extraterrestres lo habían secuestrado y le habían hecho horribles experimentos, pero logró escapar, trayendo la información solicitada. Una vez descargada la información, el ingeniero fue despedido, porque una cosa es lograr lo imposible, pero lo que no se puede es contradecir al jefe y hacerlo quedar mal ante el cliente. 

Seguimos con el proyecto con tal dedicación que pareciera que en realidad vamos a lograr lo imposible, hasta que llega el representante del cliente pidiendo que el cohete que partirá a la luna debe ser no contaminante, porque su empresa quiere obtener su certificado de “eco amigable”. A estas alturas, ya estamos en modo “un imposible más, que importa”. Para lograr el cohete no contaminante que nos han pedido, tenemos que inventar el motor de antimateria. Trabajamos duramente, hasta que llega el jefe diciendo que, de acuerdo a la oficina central, tal motor es imposible. Nosotros, que ya habíamos hecho funcionar el motor, tenemos que desarmarlo por orden superior, no hay que contradecir al jefe. Reclamo entonces una reunión con el jefe para decirle la verdad desnuda. El jefe se muestra sorprendentemente comprensivo. Ya sé que todo esto es imposible, me dice, pero por favor, ténganlo listo para este fin de mes. 

Conforme el plazo de entrega se acerca, se hace más evidente que el proyecto era imposible, las licencias de importación del combustible para cohetes tarda demasiado, uno de los astronautas dio positivo en el control antidoping, y el cliente dice que el pago del adelanto todavía va a demorar un poco más. Lo único que nos queda en la oficina es rendirnos y hacernos los que estamos trabajando en cuanto se acerca el jefe. En ese momento es cuando se me ocurre una tontería, de esas que hacen pensar a las personas que nada es imposible, después de verme hacer tonterías imposibles. El día de entrega del proyecto, colocamos un enorme cartel frente a las oficinas del cliente, con una foto de la luna, adornada con el logo de la empresa.
El cliente queda satisfecho, el jefe mantiene la reputación de lograr lo imposible y nosotros nos quedamos pensando en que, intentando lo imposible, logramos cosas que no pensábamos.

jueves, 26 de septiembre de 2024

Frases de tontos 2


Durante este periodo de falta de inspiración, busqué, como suelo hacer en estos casos, entre mis viejos posts algo que reciclar, y encontré una recopilación de frases sobre los tontos. Ni tonto ni perezoso, decidí hacer una nueva recopilación sobre las últimas frases sobre el apasionante y nunca comprendido tema de la tontería. Después de todo, el nombre de El Tonto de la Colina no debe ser gratuito ¿verdad?
  • A los tontos nos tienen que mantener ocupados, porque si no, pensamos. 
  • A mi los errores no me hacen más sabio, solo me hacen un tonto con más experiencia.
  • Parte de la inteligencia es saber cuándo hacerse el tonto.
  • Hay una hora en la madrugada en que se hace imposible distinguir una idea brillante de una tontería.
  • Hablan los que me conocen sobre mi inteligencia bipolar: A veces soy brillante, otras veces solo soy un tonto. 
  • Encontrar con quien pasarte de listo es fácil, el reto es encontrar con quien poder pasarte de tonto.
  • El más sabio guarda silencio. El problema es que el más tonto también. Es fácil confundirlos.
  • Solo por curiosidad. ¿Qué es más difícil, entender a un genio o entender a un tonto?
  • La contradicción de la semana: Soy tan tonto que leo las instrucciones de las cosas. Por eso cuando las uso nadie cree que soy un tonto.
  • Hubo una vez un tonto, que decía inconmensurables tonterías con voz grave y pausada, con gesto adusto, con tal solemnidad, en fin, que la gente no se daba cuenta de que eran tonterías. Hoy ocupa un alto cargo político.
  • Hoy me dijeron que soy muy inteligente. La verdad es que soy un tonto que pasa por inteligente. Soy un tonto en la clandestinidad. 
  • Aún hay quien dice que yo no soy tonto, sino que mi inteligencia es de estilo minimalista.
  • No existe ningún invento o idea genial que al comienzo no haya sido considerado como una tontería.
  • Tremendo desperdicio de energía el de aquellos que quieren saber lo que piensan los tontos, sin considerar que en realidad los tontos no piensan. 
  • El tonto del pueblo, consciente de su idiotez, estaba triste. Hasta que el presidente de la Nación les visitó y dio un discurso. 
  • Escribo tonterías al azar, esperando que alguna de ellas tenga sentido. 
  • En realidad no era tonto, sino de pensamiento lento, por eso actuaba antes de que su cerebro tuviera tiempo de dar su opinión.
  • Nada más tonto que tratar de demostrar que alguien es tonto. Si lo es, los que tendrían que saberlo ya lo saben.
  • Uno pone más cara de tonto cuando al fin entiende que cuando no entendía.
  • He descubierto que las opiniones sobre mí están divididas, unos piensan que soy solo un tonto inofensivo, mientras que otros opinan que soy un tonto peligroso. 
  • Uno nunca deja de hacer tonterías, lo que pasa es que con el tiempo empieza a hacer tonterías más adecuadas para su edad.
  • Nadie despierta tanto odio como un tonto cuando tiene razón.
(Continuará)

sábado, 14 de septiembre de 2024

Como cada mañana


Una prueba de lo poco que conocemos del mundo es el canto del gallo. nadie sabe en realidad por qué lo hace. Muchos piensan que la misión del gallo en este mundo es despertar a los demás. Es por eso que aquellos que deben levantarse temprano lo odian. Sobre todo aquellos que odian su trabajo piensan que el gallo tiene algo contra ellos, que ese canto es una burla o una provocación, sin considerar que el gallo canta desde mucho tiempo antes de que se inventara la esclavitud y el abuso laboral. Algo de envidia ha de tener esta opinión, por parte de aquellos que también quisieran gritar al llegar el nuevo día. 

Otros, más optimistas, dicen que el gallo canta de alegría al acercarse el amanecer. Para ellos entonces el gallo es un animal alegre y animoso, a tono con su caminar orgulloso. 
Hay quien dice que lo que hace es saludar al nuevo día. Esos son los militaristas, los que piensan que no saludar al superior amerita una corte marcial. Al menos para ellos el gallo es un animal respetuoso y conocedor de la etiqueta. 
Tal vez sea solo un animal de costumbres, piensan algunos. Una vez hace mucho tiempo, un gallo cantó antes del amanecer, y otro pensó que no era una mala idea, y luego otro y otro. Así nació esa costumbre, sin que nadie recuerde ya por qué se inició, y que solo sigue porque así se ha hecho siempre. 
Algún romántico dijo alguna vez que los gallos, a diferencia de los humanos, brindan serenatas al amanecer y no en la noche. La gallina de sus amores despierta entonces soñando con un encuentro corto pero apasionado, como es la costumbre entre gallos y gallinas. 

Pero yo sé la verdad, y esto debe ser un secreto. Los gallos en realidad cantan desde antes de que salga el sol, como sabe cualquiera que haya vivido cerca de estas aves. Y la razón es que son los gallos los que hacen girar al mundo con sus cantos mágicos, atrayendo al sol y permitiendo que haya una nueva mañana. El día que desaparezcan los gallos la tierra dejará de girar y no habrá más día ni noche. Son los gallos los que espantan a la noche y permiten que haya un nuevo día.

sábado, 31 de agosto de 2024

Anécdota mal entendida



Dice una famosa historia (que debe ser una mentira, como todas las que nos repiten para tratar de ilustrar un punto) que en 1899, el director de la Oficina de Patentes de los Estados Unidos dimitió de su cargo y recomendó cerrar dicha oficina, porque pensaba que todo lo que podía ser inventado ya estaba inventado. Con todo, esa es una de las historias que capta mi interés, porque se trata de una frase que dice todo el mundo, pero frente a la cual nadie hace nada. Cada vez que alguien anuncia un producto nuevo, todos dicen que ya no saben qué inventar, y esto se viene repitiendo desde siempre, pero ese director es el único del que se sabe que tomó una decisión al respecto. Buena o mala, pero no se quedó repitiendo la frase sin hacer nada como todos los demás.
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