jueves, 27 de febrero de 2025

Mentiras y verdades



Créeme cuando digo que te estoy mintiendo, porque yo soy sincero hasta cuando no digo la verdad. La verdad está sobrevalorada, sobre todo en estos días, en que hay tantas verdades como gente que cuenta la historia. 

Ya no importa lo que pasó. Nadie dice la verdad, pero tampoco nadie miente, porque la verdad y la mentira son solo diferentes opiniones del mismo hecho. Al final, la verdad será la que diga el vencedor, sin importar si la verdad no tiene sentido y si la mentira es la versión más lógica. Y no es que ninguno de nosotros quiera mentir u ocultar la verdad, sino que cada uno de nosotros no cuenta lo que sucedió, sino lo que sintió en ese momento. No importan las pruebas ni los testigos, tu verdad será la verdad, y mi versión será la mentira. En la historia quedará registrado que esa noche fue de día, que la tristeza fue una fiesta, y que la ida fue un regreso. La verdad siempre triunfa, no por ser verdad, sino por ser lo que escribe quien venció.
 
Es por eso que hoy puedo mentir con tanta sinceridad, y es por eso que tú puedes decir esa verdad tan alejada de la realidad. Es por eso que tanto fue verdad cuando dijiste que siempre me quisiste, como cuando dijiste a todos que nunca fue así. Tal vez sean estos tiempos tan confusos, en donde las verdades caducan, y la verdad y la realidad han dejado de ser lo mismo. Algo hemos perdido desde el día en que dejamos que un poquito de mentira bastase para invalidar una verdad, y un poquito de verdad haga que una mentira se vuelva cierta. 

Añoro desde entonces los días en que nuestras verdades coincidían, y no necesitábamos discutir sobre qué parte de verdad correspondía a cada quien. Bastaba entonces que algo saliera de tus labios para convertirse en verdad, y que lo sepa el mundo, la mentira era simplemente lo que decían los demás. 
Por eso, ahora puedo decir, con toda sinceridad, que a nadie ha partido un rayo por haber mentido, y que la verdad no ha hecho libre a mucha gente. Demasiadas veces la verdad ha sido pérfidamente usada para dañar a otra persona, y que otras tantas una mentira ha sido usada para evitar un daño a otra persona. Tanta mentira hay en el mundo que la mejor forma de engañar a la gente es diciendo la verdad.

Algo aprendí desde entonces, y es que la verdad es la voz que clama en el desierto. Ya no me hace falta mentir en lo que digo, porque aunque diga siempre la verdad, la gente solo escuchará lo que quiere oír,  y al  escuchar la verdad, creerá que es solo otra de las mentiras a las que están acostumbrados.  

No hace falta que lo diga, pero aún así quiero decirte que no sé mentir, que aún en mis mentiras se trasluce mi sinceridad, y que te conozco tan bien que aunque mientas, lo que escucho es la verdad. 
Así que, como antes, que los demás se arreglen entre verdades y mentiras, tu y yo sabemos lo que pasó. 

Esa es la verdad.

jueves, 13 de febrero de 2025

Solo una copa de vino



Te invito una copa de vino. Sólo una, tal vez dos, pero no más. Con una sola copa de vino, los sentidos despiertan y un agradable calor invade el cuerpo. Te quiero cómoda, con esa pequeña alegría que da una sola copa de vino. Relajada, pero aún en control, quiero que me cuentes tu vida. Narrar una vida es diferente después de una copa de vino. Hay más detalles, los hechos son más que una sucesión de trabajos, mudanzas y listas de cosas que en realidad no importan. El vino da color a las anécdotas, y convierte una biografía en un recuento de emociones más que de hechos. 

Quiero brindar contigo con una copa de vino. Si así lo quieres, fingiremos que estamos celebrando. Celebremos cualquier cosa, celebremos que estamos aquí, que por fin atendiste a mi invitación, celebremos que hemos sobrevivido a todo lo que hemos pasado, celebremos al universo, al destino, a esa infinita cadena de casualidades que hizo que por fin nos sentemos en una misma mesa. 
Cuando tomes el primer sorbo quiero ver esa sonrisa que causa el primer cosquilleo de alcohol al pasar por tu garganta, y quiero que veas mi sonrisa al ver la tuya. Quiero tomar el primer sorbo mientras tú me miras, y disimular diciendo que el rubor de mi rostro se debe al vino. 
Mientras esperamos que el vino haga su efecto, hablaremos de cualquier cosa: del clima, del tráfico, del vino. Avísame si en estos primeros minutos se nota demasiado que quiero impresionarte, aunque lo más probable es que todo lo que diga sean tonterías para disimular mi timidez.

Con el calorcillo del vino, la conversación será cada vez más personal. Se acabarán los hechos intrascendentes y empezaremos realmente a conocernos. No tengo aún el derecho de conocer tus secretos, pero aceptaré lo que quieras compartir conmigo. Yo compartiré contigo todo lo que una copa de vino me permita compartir. Yo sabré si lo que te cuento te interesa, porque dejarás de mirar la copa de vino y empezarás a mirarme a mí. 
Una copa de vino no emborracha a nadie, ni siquiera dos, así que en cualquier momento serás libre de abandonar el lugar. No deberás buscar excusas ni más disculpa que la que se debe a la educación o a la amabilidad. No te culparé, pues para entonces es probable que ya haya visto en tus ojos tus deseos de no seguir. Cuando nuestras miradas ya no se encuentren, no hará falta más explicaciones. Volveremos al mutuo anonimato, sin más pérdida que dos copas de vino. 

Pero también podría ser que te abras y me cuentes durante una o dos copas de vino, lo que piensas y sientes, y que yo te cuente cómo es que todo lo que he vivido me ha preparado para esta noche, para este bar, y para ti. Quiero que durante dos copas de vino, seas feliz. Quiero que al llegar a tu casa después de esta cita pienses que esta ha sido una buena noche, que valió la pena aceptar al fin mi invitación, que se iluminen tus ojos al recordar nuestra conversación, y que el sabor de esa copa te acompañe mucho tiempo después de hoy. 

¿Y qué es lo que yo quiero? Yo quiero que esta copa de vino sea sólo la primera, y que el futuro nos depare más copas de vino, vasos de cerveza, tazas de café, cenas y desayunos en la cama. 
Pero primero debes aceptar solo una copa de vino.
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