Si alguien me viera ahora, seguramente sentiría pena por mí, al verme tan solo. Pero no estoy nunca solo. Tengo un ángel a mi derecha y un diablillo a mi izquierda, que no dejan de discutir sobre todo lo que hago o pienso hacer. Tengo un niño interior y un par de amigos imaginarios, con quienes mantengo largas y enriquecedoras charlas sobre la soledad y el abandono. Cuento además con las voces que me hablan cuando sopla el viento o al romper las olas de la playa. En la noche, suelen aparecer también varios fantasmas a los que imploro inútilmente que se queden a conversar un rato.
Como ven, no estoy solo, y no hay necesidad de compadecerme. Aunque a veces quisiera escuchar otras voces, al punto que me pongo a pensar en lo interesante que sería desarrollar una doble personalidad, que duplique ángeles, diablos, niños interiores y voces. Pero por ahora me queda mucho por hacer y mucho tiempo para hacerlo, temas en los que pensar y filosofías por desarrollar, no tengo tiempo ni ganas de lamentar que soy el único sobreviviente de la catástrofe que acabó con la vida en el planeta.
Muy interesante. Un beso
ResponderBorrarYo tambien tengo una soledad muy acompañada, asi que me he visto retratada. El giro final es sorpresivo. Me ha encantado.
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