Esto de tratar de escribir es tarea difícil. Algunos días, la musa me persigue con un bate de béisbol, y ni aun así se me ocurre algo. Otras veces me siento y, cansado de esperar la inspiración, empiezo a escribir sin ton ni son lo que pasa por mi mente. En esas ocasiones recibo de la musa un mensaje aclarando que no se hace responsable de lo que escribo. Hoy he pasado ya dos horas con un papel en blanco y el lapicero en la mano: ¡Musa! ¡Aparece! ¿Hasta qué hora crees que te voy a estar esperándote? exclamo en voz alta, pero nada. Como último recurso, realicé el ritual secreto de invocación a las musas. Solamente apareció Terpsícore, la musa de la danza. No me quedó otra cosa que rendirme y, dejando el lapicero y el papel, me fui con ella a bailar a la discoteca más cercana.
Puede que la música te inspire más. Un beso
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