Ya estaba el tatuador limpiando el área con alcohol, la aguja ya lista, cuando sonó el celular. La conversación no fue larga, menos de dos minutos, pero apenas terminada la llamada el cliente se levantó diciendo “¡Deténgase! Ya no quiero el tatuaje, mi novia acaba de terminar conmigo.
De nada sirvió que el tatuador le ofreciera otro tipo de tatuaje, uno de odio, de su equipo de fútbol, algunos caracteres en chino, nada. Debo hacer algo, pensó. Ya es el tercero este mes que termina con su pareja antes de terminar de hacerse el tatuaje.
Encontró una buena solución. Un beso
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