- ¿Elefante? ¡Ah! ¡Ese elefante! ¿Qué tiene?
- ¿Cómo que qué tiene? ¡Es un elefante!
- ¡Vamos, ocupa menos de la mitad de la sala, casi no se nota.
- ¡Ocupa más de la mitad de la sala! ¿Y qué hace aquí?
- Todo es tu culpa, te dije que no pusieras ese veneno para ratones
- ¿Y eso qué tiene que ver con el elefante?
- los ratones son los que mantienen alejados a los elefantes. Si matas a los ratones, los elefantes no tendrán miedo a entrar a la casa.
- ¡Pues hay que sacarlo de aquí!
- Pobrecito, ha venido buscando trabajo. Estaba trabajando en el Centro Comercial, pero nadie quería un elefante en una cristalería.
- No me importa, tiene que irse.
- Pero es un elefante muy educado, no lo notarás, el único problema es si encuentra una tela de araña.
- ¿Qué pasa entonces?
- Se balancea en la tela de araña, y si ve que resiste, llama a sus camaradas.
- Con más razón, tiene que irse.
- ¿Le ayudas a buscar trabajo?
- ¿Cómo le voy a conseguir trabajo a un elefante?
- Tú siempre te quejas de que ofrecen trabajo y solo quieren pagar maníes. Eso es perfecto para un elefante.
- Hay que buscar una soga para sacarlo.
- Está bien, pero no lo ofendas, porque los elefantes perdonan, pero no olvidan.
- ¡Lo voy a insultar, si quiero!
- Los elefantes no hacen caso a las críticas ni a los insultos, porque tienen la piel muy gruesa. Lo que funciona son los golpes emocionales.
- ¡Qué tonterías dices!
- Es cierto, me contó que una vez estuvo enamorado de una elefanta, luego rompieron, pero él nunca pudo olvidarla.
- ¿Qué? ¿Ahora hablas con los elefantes?
- Es que estaba en el bar, el elefante quería beber para olvidar, pero era inútil.
- ¿Qué propones?
Que lo pintemos de blanco y lo vendamos, Muchas instituciones quieren tener un elefante blanco, no importa el costo.
- Claro, ¿Y si mejor lo pintamos de rosa para espantar a los borrachos?
- No funciona, créeme. Además, ya nos escuchó hablar y se fue.
- No creo que… ¡Desapareció! ¡El elefante desapareció!
- Tenías razón, fue bueno hablar al fin sobre el elefante en la sala.
Simplemente genial, una tontería digna del mejor tonto. 😉
ResponderBorrarMenos mal que desapareció. Un beso
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