El náufrago lanzó decenas de botellas al
mar con mensaje pidiendo que lo rescaten y nunca vio a nadie. En la última
botella, envió la ubicación de la isla diciendo que allí había un tesoro. Lo
rescataron al día siguiente.
...
Él no se consideraba un avaro ni un
capitalista. Nos decía a todos que lo suyo era coleccionar monedas y billetes.
No importaba que las monedas y billetes tuvieran la misma denominación, con
pocas variaciones. Para demostrarlo nos hablaba de cada billete como si
conociera su historia, Cada marca y cada arruga mostraba su procedencia, nos
decía. Muchos dicen que el dinero habla, pero nadie sabe escucharlo como yo.
Miren este billete, tiene una pequeña gota de sangre, su dueño fue asesinado
por este billete y unos pocos más. Este otro pagó el silencio de un secreto
vergonzoso, aún se ve que se dobló mucho para ocultarlo al ser entregado con
miedo. Este está casi nuevo pero está doblado y sucio. Fue parte del dinero
fácil obtenido por una persona inescrupulosa, que en una noche de juerga lo
arrojó en actitud desafiante, se ve la huella de alguien que lo pisó en su afán
por recogerlo.
Antes de pagar su cuenta, derramó algo de
licor sobre el billete con el que pagaría. Quien reciba este billete después de
mí, tiene derecho a saber lo que pasó aquí hoy, nos dijo.
Solía recordar aquellas épocas en que era
joven y no tenía un centavo. En aquel tiempo luchaba contra la desigualdad en
calles y plazas. Quién diría entonces que se haría rico vendiendo camisetas del
Che Guevara. Hoy es el intelectual de izquierda que acepta el libre mercado.
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