En mi
reciente viaje al Cuzco, los guías que encontré en mis varias visitas a otros
lugares turísticos podían contarme historias de los muchos tipos de visitantes
extranjeros, que viene por la cultura, por los paisajes, por la aventura. Un
turista inteligente no se conformará con visitar solamente Machu Picchu, sino
que buscará otros lugares. No importa el tiempo que permanezca aquí, el tiempo
se le hará corto para todo lo que hay que ver.
En mi anterior post mencioné haber conocido a un
turista que venía en busca de la “energía” que según muchos se encuentra en
esta zona. No fue ese mi único acercamiento a este tema durante mi estancia.
Una de mis visitas fue al complejo arqueológico de Moray, donde el visitante
encuentra andenes que forman una especie de anfiteatro hecho de varios
escalones concéntricos cuyo centro es el lugar más bajo.
La arqueología oficial lo explica como un
laboratorio botánico utilizado por los antiguos incas para estudiar los
cultivos que se pueden adaptar a diferentes alturas y climas. De esta manera se
seleccionaban los cultivos más apropiados para las diferentes zonas del extenso
imperio y, junto con las observaciones astronómicas, determinaban qué sembraría
la temporada siguiente, en caso de que el año fuera seco o lluvioso. Esta es la
explicación que se les da a los turistas como yo, que buscan conocer la cultura
y la historia.
Pero hay otra explicación que los guías dan a
los turistas que buscan el misticismo y lo oculto. A ellos les dicen que la
forma de embudo que forma esta zona concentra las energías del planeta y que
justo en el centro se recibe la mayor energía. Como yo, aparte de mi sed de
cultura llevo conmigo la sed de lo insólito y notable, recibí ambas
explicaciones.
Obviamente, durante mi visita descendí al
nivel más bajo, movido de mi deseo de aventura, y también para tomarme una foto
que mereciera estar en un lugar destacado en mi Facebook. Al llegar al centro
exacto de la última circunferencia descubrí un pequeño agujero con algunas
maderas chamuscadas y hojas de coca. - Es que aquí han hecho un “pago a la
tierra”, un sacrificio a la Pachamama, que es la Madre Tierra – me explicó mi
guía. No hacía falta la explicación. Yo mismo he visto en diferentes sitios del
Perú, cómo se vierte chicha o Pisco, se entierran hojas de coca y otros
vegetales, con el fin de calmar a la Tierra antes de profanarla con algún
trabajo, y evitar los accidentes que suceden si no se hace este rito.
La razón aquí es para recibir la energía de la
Tierra y purificar el alma, llenándola de buenas vibraciones. Mi guía me
contaba de los turistas que habían llegado a este lugar para limpiar su alma de
energía negativas, e incluso de algún peruano famoso que había realizado el
rito. Yo, que no había venido preparado para la ceremonia, tuve que dejat pasar
la oportunidad y me conforme con recibir las energías en crudo. Pero faltaba
algo más. –Tiene que quitarse los zapatos- Me dijo mi guía. – Así se reciben
las energías, directamente sobre la piel- Miré el pasto que crecía en el lugar:
una hierba propia del lugar, dura y filosa. Estaba seguro que si caminaba sin
zapatillas por allí terminaría con los pies cortados y llenos de espinas
clavadas. Más que una purificación, eso me parecía una penitencia, así que
decliné la invitación. Después me enteré que esa era práctica común entre los
turistas que desean llevarse algo de la energía del Cuzco.
Aquí terminaría mi relato si no fuera por las
historias que me contaron sobre los norteamericanos – cuando no – que escuchan
esta indicación y no solo la cumplen, sino que exageran en su cumplimiento y se
desnudan totalmente, tratando de captar el máximo de energía antes de ser
arrestados por los guardias.
Así pues, el caso de los turistas desnudos en
Machu Picchu y en otros lugares cercanos se ha incrementado, potenciado por las
fotos que los turistas publican en las redes sociales, de manera que antes de
que se convierta en una epidemia de mal gusto, las autoridades han colocado
avisos en los lugares arqueológicos, amenazando con arresto y notificación a la
embajada respectiva a quienes se les encuentre corriendo calatos por un lugar
turístico. Y la notificación es a las embajadas, porque los peruanos somos
bastante pudorosos en este aspecto, y si nos ven desnudos no nos llevan a la
comisaría sino al manicomio.
Como ven, el aviso dice en pocas palabras:
Nude gringo, Go home!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario