lunes, 28 de mayo de 2012

Frases twitteables 11



  • Ja, ja, muy gracioso. Ya se divirtieron, ahora devuélvanme mi vida. 
  • Hoy me contaron un chiste buenísimo… Espera… ¡Era mi vida! 
  • Después de un fin de semana escuchando cumbias y reggaetones, tengo que desinfectar mis oídos con Beatles. 
  • Ya detuve una invasión de aliens el mes pasado. No me hablen de usar menos petróleo para salvar el planeta. 
  • Creyente: Dios mío, dame una señal. Adicto a internet: Dios mío, dame un poco de señal wi-fi. 
  • ¿Qué tengo yo que no tenga George Clooney? No tienes que responder ahora. 
  • Prefiero a un conversador que a un conservador, y a un libre que a un liberal. 
  • ¿Alguien recuerda los tiempos antiguos en que todavía se podía sacrificar a una virgen? 
  • Si comenzar todo de nuevo fuera tan fácil como presionar Ctrl-Alt-Del… 
  • Harto de buscar la salida del laberinto, empezó a cavar un túnel. 
  • Harto de buscar al genio en la botella, se tomó la botella e imaginó que se cumplían sus deseos. 
  •  Odio los puntos suspensivos que dejan las cosas a medias… 
  • Y yo queriendo cortar la punta del iceberg… 
  • La Medusa era tan cruel porque nadie se atrevía a decirle la verdad a la cara. 
  • ¿Cuánto cuesta el metro cuadrado de aire? Quiero construir un castillo allí. 
  • Construiré un castillo en el aire y te encerraré en la torre más alta. 
  • El día que los perros dominen el mundo, nos pondrán un cono en la cabeza, a ver si nos gusta. 
  • Hartos de escuchar que David mató a Goliat con una Honda, la empresa de la competencia empezó a divulgar la historia de Samsung y Dalila. 
  • No soy supersticioso, pero cuando me rechazaste la 13ava vez, tuve un mal presentimiento sobre lo nuestro.
  • ¿Machista yo? ¿Quién te ha dicho semejante mentira? ¡Seguro que fue una mujer!

miércoles, 23 de mayo de 2012

Diatriba


Su despedida fue un monólogo largo y frondoso. Durante largos minutos me fue describiendo todo lo que había tenido que soportar, los días sin noticias, las faltas de atención y mis imperdonables descuidos. No faltaron los adjetivos y comparaciones. Sin duda un discurso brillante, realizado con convicción irresistible, adornado con las metáforas e hipérboles apropiadas para el momento. Hacía un certero análisis de todos mis defectos, citando todas las veces en que le había fallado, en perfecto orden de importancia y nombrando cada vez el efecto perverso que ello había causado en sus sentimientos. Por si fuera poco, agregó todo aquello que pude haber hecho y que no hice, para culminar expresando sus planes para el futuro que tenía ahora que ya no contaría con el lastre de mi presencia.

Yo escuchaba todo aquello y lo único que se me ocurría pensar era en el buen uso que le había dado a todos los libros que le había regalado durante nuestra relación.

viernes, 18 de mayo de 2012

El primer vampiro

Buscando información sobre el maestro sufí Abu Navid, he consultado diversas fuentes históricas con ayuda del traductor Kamal Sibech, lo cual me ha dado acceso a diversos libros de viajes por las remotas tierras del Medio Oriente, libros en el mejor de los casos muy poco conocidos en occidente, y en donde he encontrado más de una sorpresa, como la leyenda que rodea al origen del alfajor, o la versión árabe de la caída de Argel en manos de los turcos.
Sin embargo ninguna me ha causado mayor asombro que haber encontrado la que parece ser la primera mención histórica de la leyenda de los vampiros, siglos antes de la versión de Bram Stoker, en un libro de cartas escritas por Jamil Al-Faoud, quien recorrió la región por encargo del sultán Amid Khabat. Hasta donde han llegado mis investigaciones, este libro nunca había sido traducido a ninguna lengua europea, por lo que no se le considera como fuente de las historias vampíricas. Aquí ofrezco un resumen traducido de una de las cartas de Jamil Al-Faoud:

 “… Al llegar a la ciudad de Huarish, fui informado de la conmoción en el pueblo de Betim, en donde se había pedido ayuda para batir las cuevas montañosas de la región en busca de un Ghoul que había atacado repetidas veces a personas y animales del pueblo para beber su sangre. Siendo la situación tan grave, mi Sultán, fui solicitado como vuestro representante. Acepté, con el convencimiento de que se trataba más de un escándalo menor que de un auténtico peligro de rebelión, o una de las historias de antes de la victoria de nuestra verdadera religión. (…)
Al llegar al pueblo de Betim, encontré a todo el pueblo reunido y en alboroto. Según me informaron, el Ghoul había sido atrapado y llevado al pueblo, en espera de mi presencia para decidir su destino. (…)
Cuando llegué a la puerta Este pude encontrar al Ghoul, encerrado en una jaula que parecía más a propósito para protegerlo de los habitantes que para evitar su escape. Los hombres que había puesto el cedí no dudaban en usar sus estoques para evitar que la gente se acercara a la jaula. Creedme, Señor, que tuve que valerme de toda mi autoridad para evitar que la criatura fuera destrozada allí mismo.

¿Cómo describir a mi Sultán lo que vi en aquella jaula? El aspecto del Ghoul era el más miserable que imaginar se pudiera. Era una criatura débil y contrahecha. Su piel, apenas cubierta de pelo, tan blanca como el lino recién lavado, indicaban a las claras su costumbre de vivir en la oscuridad de las cuevas. Su rostro, casi sin nariz, y sus desproporcionadas orejas recordaban a los de los murciélagos. A pesar de las largas garras y colmillos, me costaba trabajo creer que este pobre ser fuera capaz de atacar a los camellos y a varios pastores de cabras, como me habían dicho.
Impuse el silencio entre la muchedumbre y pregunté a la criatura si era capaz de entender el lenguaje de los hombres. No obtuve ninguna respuesta, aunque mostró a las claras el miedo en sus ojos, pequeños y rojos. Pedí una de las pértigas a los guardias con el fin de tentar a la criatura. Las llagas y moretones de su cuerpo evidenciaban su uso generoso antes de mi llegada. El jefe de los guardias me pidió no usarlo sobre la criatura, y al estoquearla comprendí sus prevenciones. El Ghoul lanzó un grito tan agudo que la gente se cubrió los oídos inmediatamente. Sin embargo, el sonido no parecía completamente animal. Incapaz de decidir su naturaleza humana o animal, no tuve más remedio que disponer que sea quemado, y sus cenizas esparcidas al viento del Este.

La orden, mi Sultán, no fue fácil de cumplir. A pesar de los golpes de estoque, el Ghoul se resistió a ser atado y mordió a uno de los guardias encargados de tal tarea. Antes de ser convertido en otra abominación de Alá, el miembro tuvo que ser cortado con una espada. Los gritos que lanzaba la criatura al ser quemada parecían cada vez más humanos, como si llamara a alguien en su agonía. Las órdenes se cumplieron sin más contratiempos, y viendo la calma restablecida y no deseando quedarme en Betim más de lo prudente, resolví regresar a Huarish ese mismo día, cosa que logré sin mayores incidentes.”

Como vemos, en este antiguo relato se encuentran ya la mayoría de las características atribuidas a los vampiros, bajo el nombre de Ghoul. La sed de sangre, el aspecto animal y la mención al contagio se conservarán en las leyendas europeas hasta llegar a la forma actual. Relatos como este, sin duda fueron transmitidos en forma oral y cruzaron el mar hasta convertirse lo que hoy es la leyenda de los vampiros.

domingo, 13 de mayo de 2012

En un par de líneas

Aburrido y sin poder escribir algo decente para este blog, invoco a las musas para que me proporcionen inspiración. Solo ha acudido a mi llamado la musa Terpsícore. El problema es que siendo ella la musa de la danza, no me ayuda para escribir un post. Decido rendirme y me voy a bailar, no sin antes dejar unos cuantos embriones de ideas que se quedaron en un par de líneas:

El hombre con mala suerte vio una estrella fugaz y le pidió un deseo. La estrella era un meteorito que le cayó en la cabeza. Nunca se volvió a saber de él.

...
Algunas veces pienso que existe una conspiración mundial contra las personas felices de este planeta, y los que buscan la igualdad quieren que todos seamos igual de infelices.

...
 Todos sabían que era una persona que se fijaba mucho en los detalles, pero criticar las fallas de redacción y de ortografía en la nota de suicidio ya era demasiado.

...
Era una persona tan insignificante que cuando vendió su alma al diablo, este la devolvió a los pocos días diciendo que lo habían estafado.

...
Día de primavera en el parque:
- ¡Quisiera tener alas para volar!
– No creas, no es como lo pintan – respondió una mosca.

...
Decálogo del holgazán
1. ¿Por qué hacer diez reglas cuando te basta solo una?

...
¿Qué resulta de la mezcla de Sócrates y Paulo Coelho? ¡Autoayúdate a ti mismo!

...
- Esa obsesión tuya no te lleva a ninguna parte... Creo que debes buscar ayuda profesional...
- Tal vez tengas razón... ¿Cuánto crees que me cueste contratar a un asesino a sueldo?

martes, 8 de mayo de 2012

Una canción

Hay cosas que el mundo va perdiendo. Veo con pena que pronto tendré que contarle a la gente cómo era la experiencia de comprar discos. La piratería y las descargas por internet han matado ya el romanticismo de recorrer las estanterías de discos ordenadas (no siempre con justicia) por géneros musicales. Existe cada vez menos el placer de encontrar una rareza, un disco escondido, una versión previamente desconocida o simplemente la aventura de probar escuchar un disco de alguien a quien no conoces solamente impulsado por la portada.

Aunque los últimos tiempos también han traído, y por las mismas causas señaladas anteriormente, el encuentro en las tiendas de discos de gente conocedora de música, lo que convierte la experiencia en algo educativo, como lo es la visita a una antigua librería. El comprador primerizo encuentra, además del vendedor, a compradores dispuestos a ayudar recomendando discos, ediciones y artistas. Algunas veces he sido yo quien ejerció de cicerone para el visitante casual.
Pero este mundo va desapareciendo poco a poco. Y así perdemos historias como esta, que ocurrió en una tienda de discos que hoy ya no existe:

Cuando hacía yo una minuciosa revisión de la sección de rock clásico, me di cuenta de la presencia de un señor de mediana edad que con cierta vergüenza se queda parado mientras el vendedor atiende a una señora que compraba un disco de boleros. La expresión del señor captó mi atención y dejé suspenso en mis manos el disco de Janis Joplin que pensaba revisar.
- Señor, estoy buscando una canción, pero no recuerdo bien como se llama…
- ¿Sabe el nombre del cantante?
- No, no lo recuerdo…
- ¿Cómo era la canción?
- No lo sé… solo me acuerdo empezaba con unas flautas…
- Debe ser un disco de Zamfir, vea estos…
- No lo sé… no parece...

Hasta aquí la conversación captó mi atención. Era evidente que buscaba una canción que significaba algo para él. Me puse a revisar en mi archivo mental tratando de recordar todas las canciones que empezaran con una flauta, pasando mentalmente por los conjuntos folklóricos hasta Jethro Tull y algún que otro bolero cubano. El vendedor, mientras tanto, trataba de obtener más datos que le permitieran ubicar la canción buscada.
- ¿Es una canción nueva?
- No, es una que estoy buscando hace tiempo, es una canción lenta…
- ¿Puede tararearla al menos?
- Es que hace años que no la escucho ¿No sabe cuál podrá ser?

Yo ya estaba pensando la canción que pudiera cumplir con los requisitos, pero el vendedor fue más rápido que yo y sacó un CD que el señor miró con extrañeza, incapaz de creer que en esa colorida portada estuviera la canción que buscaba. Sin embargo aceptó escucharla a través de los audífonos. Al verlo escuchar la canción me convencí de que había al fin encontrado lo que buscaba.
Aunque no podía escucharla, yo pude seguir perfectamente la canción con el movimiento de su cuerpo al compás y la pobre vocalización con la que el señor acompañaba silenciosamente las notas. Pero lo que dejaba fuera de toda duda el hallazgo eran las dos lágrimas que aparecieron de sus ojos, que fueron reemplazadas inmediatamente cuando las intentó despejar con la mano. Aunque yo no podía escuchar la canción a causa de los audífonos que el señor llevaba puestos, estoy seguro que la escuchó completamente, con una expresión que dejaba adivinar la recuperación de una historia a la que la canción había servido de tema musical. Se quitó los audífonos, y algo más repuesto, estrechó con una mano temblorosa la del vendedor.
- Gracias, señor. Muchas Gracias.

Se retiró de la tienda sin comprar el disco y sin decir otra cosa, pero con los efectos indudables de haber recuperado una historia olvidada o sepultada por mucho tiempo. No me atreví a preguntar nada, porque no había nada que preguntar. Solo ver al señor alejarse con su canción en la mente y una historia secreta de vuelta a su vida.
Aunque me llevé el disco de Janis Joplin, contrariamente a mi costumbre, no lo puse inmediatamente en el reproductor al llegar a mi casa. En su lugar puse la canción que había reconocido en la tienda, y que yo ya tenía desde antes. Al escucharla, durante los escasos tres minutos de la canción, una lágrima también empezó a correr sobre mi mejilla.

jueves, 3 de mayo de 2012

Contando ovejas 3


Para conciliar el sueño, anoche, me puse a contar ovejas: primero una, luego otra, luego la siguiente; así hasta reunir un buen rebaño. Habría unas cincuenta más o menos. No se cómo se me coló un perro en la escena y un pastor no podía faltar. De manera que, a partir de cierto momento, empezó a molestarme el balar de las ovejas, los ladridos del perro y las voces del pastor. Entonces, cambié de método y me puse a contar lobos. Las ovejas desaparecieron, pero tuve que soportar los aullidos de la manada. Seis lobos llamando a más lobos. Insoportable. Dí un salto de la cama y salí de la habitación. Fui al baño, baje a la cocina, me comí un yogurt, bebí agua, me asomé por la ventana, miré la noche, suspiré. Miré el reloj y eran las dos. Me entró frío y pensé que los lobos ya se habrían ido, de modo que subí las escaleras con el ánimo dispuesto para el sueño, pero cuando entré en la habitación, allí estaba el dinosaurio.

Producto de otra noche de insomnio, apareció este cuento, que no es mío, sino que lo saqué del blog "Un latido extra" al que podrán visitar en el enlace http://huyamos.blogspot.com/2011/11/ovejas-y-lobos.html . Después de todo, la colina de este humilde servidor parece ser un buen lugar para que las ovejas pasten libremente y salten la cerca en las noches en que nada más se puede hacer.
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