jueves, 25 de junio de 2009

El alter ego de Los Beatles

Mientras seguimos esperando a Paul McCartney en Lima, estoy escuchando "Electric Arguments", el último disco de Paul, firmado bajo el seudónimo de “The Fireman”. Este es un proyecto de Paul que le permite hacer música más experimental y electrónica, junto a Youth, un ex integrante del grupo Killing Joke.

Hacer un alter ego no es novedad para los integrantes de los Beatles. La idea de Paul para el disco “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” era crear un alter ego del grupo, aunque esta idea no prendió completamente en los demás miembros. Solamente quedó el seudónimo “Billy Shears” para la parte que canta Ringo Starr en la canción “With a Little Help From My Friends".
Más tarde, aparecería la versión de que Paul había muerto y había sido reemplazado por un tal William Campbell. Existen versiones de que esta historia había sido creada por el propio Paul, con el objeto de dar un poco de misterio a los fans, que analizaban todas las letras y buscaban significados ocultos en las canciones.

Otra de las versiones famosas era que Paul se registraba en hoteles con el nombre de “Paul Ramone” cada vez que hacía una escapada nocturna. Este nombre sería usado después para dar nombre a la banda “The Ramones”. Los integrantes de este grupo, también tomarían seudónimos para usar el apellido Ramone.

Paul no fue el único el utilizar un seudónimo en una grabación. John Lennon usó el seudónimo de “Dr. Winston O'Boogie” para participar en la guitarra y coros de la versión que hizo Elton John de “Lucy in the Sky with Diamonds”. Ya que esto se hizo público después, John accedió a acompañar a Elton John en el Madison Square Garden en 1974 en New York, en la que sería su última actuación en vivo.

Sin embargo, fue George Harrison quien hizo realidad la idea de Paul McCartney de crear un grupo ficticio. Tomó el alias de “Nelson Wilbury” o “Spike Wilbury” durante su experiencia de “The Traveling Wilburys”, junto a Tom Petty, Bob Dylan, Jeff Lynne y Roy Orbison, quienes tomaron también un alias cada uno.

La última antes de irme: Allá por 1976, corrían rumores de que los Beatles se volvían a reunir. Se pueden encontrar en internet historias sobre la visita de Paul McCartney a John Lennon durante la escala en Nueva York de su gira, del encuentro casual (con audios incluidos) en una reunión con otros músicos, y de la reunión clandestina de los cuatro miembros del grupo ese año. Ese año, corrió el rumor de que el grupo se había vuelto a reunir y había editado un disco bajo el nombre de Klatú (tal vez debido a que Klatú era el nombre de un personaje de la película “The Day The Earth Stood Still”, la cual era recreada en la carátula de un disco de Ringo Starr). Después se descubrió que Klatú era un grupo canadiense.

Termino este post como lo empecé: Esperando a Paul en Lima.

viernes, 19 de junio de 2009

Historias apócrifas


Después de una intoxicación por tratar de leer a Paulo Coelho, le agarré tal tirria a los maestros sufíes de la antigua Arabia, que decidí exorcizar a los fantasmas por medio de la sopa de letras que van a ver a continuación...

En una época lejana, en aquel tiempo en que se desarrollan todas esas historias morales que vienen del Medio Oriente, vivía otro de esos maestros de los que nos hablan hoy los libros de autoayuda. Como no me interesa meterme en líos de derechos con los descendientes de los maestros árabes, lo llamaré Abu Navid, aunque bien pudo llamarse tambien Emeterio u Ozymandias o cualquier otro apelativo que se me ocurra. Al fin y al cabo, yo soy el que está contando la historia:

Un día Navid, mientras predicaba, notó que se acercaba la hora de la oración, así que entró en un templo distinto al suyo para orar. Un maestro de la ley, le increpó tal actitud.
- ¿Como te atreves a entrar a orar a ese templo, donde rezan los que niegan nuestra religión?
El maestro le respondió con otra pregunta:
- ¿Dónde está nuestro Dios?
- En todas partes – le respondió el maestro, después de dudar un momento.
- Entonces, también está dentro de este templo, respondió Navid.
….

Uno de los discípulos de Navid se acercó a él.
- Maestro, trato de hacer todo lo que dice nuestro libro sagrado, pero no lo entiendo.
- Veamos…. Recítame el quinto verso del capítulo tercero del décimo libro.
El discípulo pudo repetir el verso solicitado sin ninguna dificultad.
- Ese es tu problema – Le dijo el maestro Navid. - Llevas el libro en tu cabeza, pero no en el corazón.

….
Cierta vez, se acercó al maestro un predicador de otra religión.
- Estas son las Sagradas Escrituras. Si lees este libro, comprenderás que esta es la religión verdadera.
- Ya conozco ese libro, lo estudié durante muchos años. Al final solo llegué a la conclusión de que me lo sabía tan bien como un fariseo.
….

Uno de los discípulos de Navid, que le había seguido por un tiempo, se despidió de él diciendo.
- Me voy, maestro, lo siento, soy incapaz de vivir como usted vive.
- Entonces he fracasado en mayor medida de lo que tú crees. Nunca te he pedido que vivas como yo. Simplemente he tratado de enseñarte a vivir tu propia vida y a ayudar a los demás a vivir la suya.
….

Un discípulo preguntó a Navid por qué no escribía un libro. - Así tus enseñanzas llegarán a más personas - le dijo.
- Si escribo mis enseñanzas, estas se perderán - fue la respuesta - Pues entonces llegarán los abogados, e interpretarán todo lo que digo, y discutirán sobre lo que quiere decir esta palabra, o lo que significa este punto y esta coma. Al final ellos convencerán a la gente a interpretarlo de esta manera y no de otra. Al final, nada quedará de lo que les he enseñado.
....

Otro maestro ponderaba las virtudes de sus alumnos.
- Pueden caminar sobre brasas ardientes sin hacerse daño, decía.
- Es maravilloso
- le respondió el maestro - has creado una religión muy buena para los pies de las personas.
....

El maestro Navid llegó a un pueblo, y el juez del lugar le mostró cómo aplicaba la justicia.
- Este es un conocido ladrón. Le hemos condenado a recibir 5 azotes por robar 10 monedas de oro. Y este es un banquero que robó 100 monedas de oro a sus clientes. Recibirá 50 azotes.
- Yo haría exactamente lo contrario
- Dijo Navid- El ladrón está acostumbrado a recibir el castigo, y los cinco latigazos serán pocos para él. En cambio, el banquero nunca ha recibido el castigo, y no necesitará tantos azotes para aprender la lección.
El juez halló esto muy razonable, y le prometió hacer tal como le indicaba. Tiempo después, el maestro pasó nuevamente por el pueblo, y el juez le mostró nuevamente a dos condenados.
- Este ladrón asaltó a un rico mercader y le quitó 10 monedas. Recibirá 50 azotes. Este otro defraudó a sus empleados con 100 monedas, y recibirá 5 azotes.
- Yo aplicaría los castigos al revés
- dijo el maestro - Pues el ladrón que robó al rico no le inflingió gran daño, en cambio el defraudador les quitó todo su dinero y dejó en la pobreza a los suyos.
- ¿Cómo entonces, he de administrar justicia?- Le respondió el juez, confundido.
- La justicia es, simplemente, evitar que el rico abuse del pobre, que el fuerte abuse del débil, y que el poderoso abuse de los menos favorecidos.
....

Un famoso guerrero se acercó al maestro.
- Yo he matado a 300 hombres, sin más ayuda que mi espada - le dijo.
- Pues yo si quisiera, podría matar a mil hombres, sin necesidad de espadas.
- ¿Y cómo lo harías?
- Poniéndolos bajo tu mando
- Le respondió Navid.

La historia cuenta muchas más historias del maestro Abu Navid, sobre cómo obtuvo gran fama entre los viajeros que cruzaban el desierto, sobre la vez que llegó a ser consejero personal del sultán, y sobre las excepcionales circunstancias de su muerte. Pero estas historias las contaré en otro momento, cuando tenga la inspiración para inventarlas. Como dijo el propio Navid a sus hijos, sólo espérenme y pórtense bien mientras tanto.

sábado, 13 de junio de 2009

Psicología de Supermercado


Uno de esos días en que estoy deprimido porque nadie me viene a buscar, o en que no estoy para nadie y nadie parece darse cuenta, salgo al supermercado a hacer las compras y encuentro multitud de gente que trata de hacerme feliz mediante el capitalista método de la compra compulsiva. Normalmente evito este tipo de cosas, pero hoy como estoy necesitado de cualquiera que me trate de levantar la moral me agarro como náufrago a cualquier cosa que me pueda mantener a flote. Esta es más o menos la historia:

Camino maldiciendo mi suerte cuando aparece una simpática señorita haciéndome ojitos:
- Animo… Todos tenemos días malos, pero uno no sabe cuándo le puede tocar la suerte…
El piropo funciona y salgo comprando dos loterías automáticas, que invariablemente salen sin premio alguno. Continúo mi caminata cuando recibo otro consejo:
- ¿Es que Ud. no ve las oportunidades cuando se le presentan? ¡Hay que tener siempre atenta la mirada!
Era la empleada de la tienda de anteojos.
- Lo siento… hoy es uno de los días en que veo todo negro…
- No hay nada completamente blanco o negro en esta vida… Todo tiene algo de gris – Me dice la empleada de la lavandería al entregarme mi ropa.

- Siempre nos quedará el recuerdo – Me dice la empleada al entregarme las fotos recién reveladas.

- Enfrenta al destino con una sonrisa – agrega la del mostrador de dentífricos.

- A fin de cuentas, hay muchos peces en el mar – dice el empleado de la sección de pescados.

- Aquello que no nos mata, nos fortalece, me dicen en la sección embutidos.

- Es tan fácil hacer llorar a una persona, que hasta existen las cebollas – interviene el de la sección verduras.

Al fin decido regresar a mi casa.
- Todo se paga en esta vida – Me dice la cajera al irme.

domingo, 7 de junio de 2009

Los tontos no salen por televisión

Desde que tengo este blogcito, aquellos a quienes he mencionado la existencia de este blog, o quienes han visto alguno de los posts (ya que algunos tuvieron su origen en correos que enviaba), me han preguntado si es verdad los episodios que escribo. La mayoría de ellos provienen de experiencias reales, sazonadas con un poco de surrealismo aquí y allá, aunque en un par de ocasiones lo escrito es una descripción fiel de lo ocurrido.
La reacción normal de mi interlocutor ante este tipo de explicaciones es comentar lo divertida que es mi vida. Por alguna razón, yo no lo creo así, mi vida me parece de lo más normal, y hasta aburrida, salvo pequeños respiros de diversión como los que llego a plasmar aquí. ¿No será que mi vida es una teleserie o reality show, con capítulos buenos y malos, momentos de rating e interrupciones comerciales? De ser así, le espera un buen trabajo al editor de semejante grabación.
Aunque todavía sin decidir si estoy en la Matrix, Truman Show o en un biopic barato, decido comprobar personalmente que no estoy en ninguna cámara escondida, y que mi vida no es tema para ver entre comerciales o sentado en una sala oscura, acompañando a una bolsa de pop corn. Aquí los resultados que he obtenido hasta el momento:

- He jugado el número 4 8 15 26 23 42 en la tinka. No salió ningún premio.


- He tomado una píldora roja por la mañana. Me dio un sueño terrible. Tomé otra por la tarde. Me dio más sueño. A la sexta píldora recién se me empezó a quitar el resfrío. Nunca pude salir de la matrix.


- El otro día entró un ratón en mi casa. Apenas lo perseguí 4 o 5 pasos y se me acabó la sala. El ratón no se defendió con ningún ingenioso artilugio ni tampoco me atacó con dinamita.


- He limpiado las ventanas de mi casa con un movimiento circular hacia la derecha con la mano derecha, y hacia la izquierda con la mano izquierda. Mis conocimientos de karate no se han incrementado de manera significativa.


- Revisé la configuración de mi computadora. Comprobé que usa tipos de letra muy pequeños. Además, cuando recibo un correo, no se produce ningún sonido ni aparece una enorme ventana con una animación para indicarlo.

- Fui a un laboratorio, y allí me enseñaron un tubo de gas Kriptón. Me explicaron que como es un gas noble, no se puede mezclar para formar un mineral sólido, y cuando se le aplica una corriente eléctrica, emite una luz color violeta, no verde.


- Hice recuento de mi recorrido por la universidad, constatando que las clases duraban dos largas horas. Nunca ocurrió que el profesor hacía una pregunta, se daba una respuesta buena o mala, y el profesor daba por terminada la clase.

- He repasado muchas ocasiones en que necesitábamos abrir una puerta de la cual no teníamos las llaves a la mano, o que estaba cerrada por dentro. Sin embargo, sin importar cuan desesperada era la situación, a nadie se le ocurrió nunca dispararle a la cerradura con un arma de fuego.

- Ayer he pasado las 24 horas del día sin que ocurra nada interesante.


- Cuando estoy tomando licor con algún amigo, las etiquetas no miran a un solo lado, en la línea de mira de alguna hipotética cámara.

Por último, he revisado el listado de series y películas de la televisión, y no he encontrado ninguna en que el héroe sea un ingeniero. Mi profesión no es preciamente un imán de audiencia.
En consecuencia, he decidido, para mi tranquilidad, que mi vida es lo suficientemente aburrida para no merecer los esfuerzos de guionistas, camarógrafos y demás. En esta ocasión, el bajo rating es mi aliado, y me mantendrá lejos de cámaras intrusas.

Solo me queda una última duda: Ya sé que no merezco un programa dedicado a mí... Pero ¿No será que soy sólo un personaje secundario? Tendré que investigar con más detenimiento.

lunes, 1 de junio de 2009

La teoría de la evolución

Caminando por la calle, divisé a un anciano de barba que cruzaba la calle. Al parecer, el anciano estaba poco acostumbrado a las calles de mi ciudad, pues ignoraba que por estos lares la luz roja del semáforo sólo sirve para que los automovilistas miren si hay un policía cerca antes de acelerar a toda marcha. Raudo como un rayo, pude tomar al anciano justo a tiempo para evitar que la calle quedara embarrada con puré de viejo.

- Tío ¿Está bien? ¿No le hizo nada el carro?
- No, estoy bien, gracias, joven, no me ha pasado nada…
- Vamos a llamar a un policía para denunciar a ese chofer, que es un animal…
- No te preocupes, hijo… Además, todos somos animales… Sólo que nosotros hemos evolucionado más que los otros…
- ¡Oiga! ¡Ya lo reconocí! ¡Usted es Charles Darwin! ¿Qué hace usted por aquí?
- Así es hijo, yo soy Darwin… Vine para ver las celebraciones por el año de Darwin… pero ya me estaba regresando…
- Oiga, que bien… ¿Sabe que ahora todos creen en su teoría de la evolución?
- Eso me habían dicho, pero después se apareció un señor que decía que mi teoría era falsa porque no estaba mencionada en la Biblia…
- No le haga caso, Don Charles, nunca faltan de esos en las reuniones… Vamos a hacer esto: vamos a preguntar a la gente directamente, vea a ese señor que está viniendo:

- Señor, ¿Usted cree en la teoría de la evolución?
- Claro que sí, fíjese usted, hace dos siglos los negros ni siquiera eran personas…
Charles Darwin me miró con cara de decepción.
- Esteee… No le haga caso a este tampoco, Don Charles, este tampoco ha evolucionado… Aquí viene otro…

- Oiga, amigo ¿Usted cree en la evolución?
- Si, es algo que vemos todos los días… Está comprobado que el hombre desciende del mono, el gato del tigre, el burócrata del edificio y el tonto del palto…

Darwin hizo ademán de irse. Lo tuve que contener con el brazo. No me iban a dejar mal así nomás.

- Este creo que no ha comprendido la idea, pero está más o menos en el camino ¿No cree, Don Charles?... Ahora le vamos a preguntar a esa dama….

- ¿Y usted señora, que opina de la teoría de la evolución?
- Oy sí, yo creo, antes no había hamburguesas ni pollo frito, y ahora los niños nacen pidiendo McDonalds y Kentucky Fried Chicken, y además nacen jugando nintendo, en mi tiempo no había nada de eso… o sea, ya han evolucionado…
Darwin me puso una cara de volver a cruzar la calle, pero esta vez sin fallarle al próximo carro.
- Joven, le agradezco, pero mejor me regreso…
- Espérese Don Darwin, ahorita encontramos a alguien que si conozca su teoría… Ese que viene allí… el último, pues, no sea malito…

- Amigo, usted parece persona inteligente ¿Usted cree que el hombre desciende de los primates?
- No, los animales son los que evolucionan… Al hombre lo creó Dios… Eso se ha comprobado porque está en la Biblia… Por eso es que hasta ahora no se encuentran a los fósiles de Adán y Eva…
- Pero sí se han encontrado fósiles de dinosaurios…
- Eso no tiene que ver, los dinosaurios se extinguieron porque no entraban en el Arca de Noé…Hasta luego…
Para ese momento yo ya estaba apenado por Darwin.
- Oiga, Don Charles, le juro que la gente sí conoce su teoría… lo que pasa es que no hemos tenido suerte con la encuesta… No sé qué ha pasado… Creo que a esta hora han salido todos los burros a la calle… No, Don Charles… ¡No se vaya…!

Charles Darwin me dejó solo en la calle, pensando en lo poco que hemos progresado desde que publicó su libro. Es algo que tendré que empezar a corregir apenas termine de comer mi plátano…
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